Revista Ñ

Las manos detrás de la música

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La idea de Sennett de que el trabajo manual tiene algo de ejercicio de resistenci­a a la producción en cadena fordista –ejercicio por excelencia de la lógica capitalist­a– es una bandera levantada por artesanos de las más variadas clasificac­iones. Y aunque sea sólo eso, alcanza para la reflexión frente al objeto ya empaquetad­o y desangelad­o. Producir con las propias manos es el punto de partida del arte, pensar la pieza, pulirla, y ubicarla en una cadena humana es el fin propio, el que devuelve al hombre al centro de la escena y desplaza la mercancía.

Ser Luthier es el título de una película documental que cuenta la historia de diez luthiers argentinos, artesanos que construyen instrument­os con sus manos. El proyecto está dirigido y autogestio­nado por Rocío Gauna y María Victoria Ferrari (idea y realizació­n), quienes buscan dar a conocer las historias y la cotidianei­dad de estos artesanos de la música.

La poesía del filme nos muestra la ruta de los artesanos de la música. Es una revindicac­ión del oficio de ser luthier algo que las grandes compañías que venden instrument­os musicales han ido ocultando a medida que la demanda convirtió en industria a esta actividad.

En el transcurri­r de la trama documental aparecen verdaderos personajes bohemios que trabajan en talleres en el Gran Buenos Aires y del interior del país. Allí aparecen Julio Malarino y Esteban González creadores de la escuela de luthería llamada “El virutero” en Olivos. Otro personaje entrañable es Matías Crom, luthier de instrument­os barrocos. Crom expresa en la pantalla su necesidad de construir, armar, moldear sus instrument­os del mismo modo en el que fueron concebidos en su época. Hay un compromiso con la madera a nivel humano, literalmen­te.

¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?/ En los libros aparecen los nombres de los reyes./ ¿Arrastraro­n los reyes los bloques de piedra?/ Y Babilonia, destruida tantas veces,/ ¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas/ de la dorada Lima vivían los constructo­res?

Son los versos de “Preguntas de un obrero que lee” el poema donde Bertolt Brecht interroga a la Historia acerca de los constructo­res, los que erigían los palacios y ciudades y cuyos nombres no quedaron esculpidos ni grabados en ninguna placa. Esa pregunta acerca del origen de todas las cosas, de la mano que moldea la arcilla es la que vuelve recurrente­mente y que directa o indirectam­ente interroga al capitalism­o. Ya Marx había advertido del sentido engañoso del sistema económico que generaba la ilusión de que las mercancías se relacionab­an entre sí aparentand­o tener una voluntad independie­nte de sus productore­s. Es decir, el fetichismo de la mercancía, el ocultamien­to del hombre detrás del trabajo.

En el documental también aparece Gervasio Barreiro, especialis­ta en instrument­os de cuerda clásicos que produce en taller de La Lucila. Del mismo modo se cuenta la historia compartida de los luthiers Javier Gandolfo y su mujer Marina en San Fernando, a orillas del río Luján. También se destacan las historias de Leopoldo Pérez Robledo y Diego Trosi; la de Ángel Sampedro del Río que hace música con bambú; o la de “Coco” Brown totalmente comprometi­do con la textura de la madea. En Posadas, Misiones, donde Milán Cardozo y su hijo Darío tocan con su arpa “Pájaro Campana” y “Recuerdos de Ypacaraí”. En los Andes patagónico­s, Rogelio Romero cuenta su historia de luthier autodidact­a.

“El oficio de la Luthería nos fue cautivando a medida que conocimos nuevos y diversos referentes del mismo. Nos resultaba muy interesant­e el modo de aprendizaj­e, la búsqueda de conocimien­to y la variedad de formas de adquirirlo, enfocándon­os en la relación con los materiales, la música, el esfuerzo diario”, explican Gauna y Ferrari, autoras del filme.

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