Revista Ñ

Los usos de la fotografía. A propósito de la reapertura de la fotogalerí­a del Teatro San Martín

El icónico espacio se inaugura con una muestra de Carlos Ginzburg y Lucrecia Plat.

- MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA

Espacio importante en relación con la fotografía en la Argentina, la fotogalerí­a del Teatro San Martín abre nuevamente al público, luego de haber permanecid­o cerrada durante tres años por reformas edilicias. Y lo hace con la muestra Máxima reserva, integrada por obras de Lucrecia Plat –vinculada a la fotografía gráfica- y de Carlos Ginzburg –artista conceptual–. Dos corpus de trabajo que permiten repensar las produccion­es fotográfic­as de los años 70 en nuestro país.

Bajo un nuevo concepto, en esta nueva etapa el espacio será dirigido por un comité curatorial compuesto por Bruno Dubner –artista y fotógrafo–, Ariel Authier –historiado­r del arte y director de la galería Nora Fisch- y Rosana Schoijett – artista y fotógrafa–.

La fotogalerí­a del San Martín posee una historia curiosa: es un espacio que, si bien es una sala, también funcionó como lugar de paso entre los dos edificios que comprenden el Teatro. Facio fue su primera directora, desde la inauguraci­ón hasta alrededor de 1998. Desde fines de la década de los 90 hasta hace tres años (cuando esa área del edificio se cerró), Juan Travnik estuvo a cargo del espacio.

El cruce que propone ahora Máxima reserva es interesant­e: por un lado, el tra- bajo de Plat, ligado a la fotografía gráfica, vinculada a eventos sociales, fruto de su trabajo como colaborado­ra de diversos diarios y revistas. Por otro lado, la producción de Carlos Ginzburg, un artista conceptual que toma la fotografía como un recurso más del que valerse a la hora de comunicar un concepto, proyecto o una idea.

En la muestra de la fotogalerí­a se superponen dos abordajes de una misma disciplina (la fotografía) durante una misma época (los 70), en diferentes contextos (a veces la Argentina, a veces Europa) que no hacen más que demostrar, nuevamente, los límites y categoriza­ciones resbaladiz­os que posee lo fotográfic­o. “La fotografía comprende una lógica que implica otras experienci­as: en el arte contemporá­neo, por ejemplo, podría actuar como una huella. En el caso de las obras de Ginzburg se percibe claramente: es un artista visual que utiliza la fotografía como herramient­a”, comenta Dubner. “Este es uno de los poderes más fuertes de la fotografía: observar qué se comprende como arte y entender que el arte puede ser un hallazgo, un señalamien­to o un recurso”, agrega el curador. “La fotografía está atada a todo eso; y siempre va a ser un problema en constante discusión, porque dinamita permanente­mente las certezas estéticas acerca de lo que podría o no podría ser arte”.

En el espacio de la fotogalerí­a, dos mesas exponen las series –de 12 fotos cada una- de los viajes realizados por Guinz-

burg en los años 70, Ginzburg en Bali, Indonesia. 1979 y Ginzburg en Creta, Europa. 1977, en las que el artista posa como un turista sonriente en el centro de la imagen. Con su sonrisa irónica y practicame­nte la misma pose y la misma idéntica ropa, todas las fotos son el mismo tipo de imagen de viaje, de recuerdo.

Totalmente inscripta en otro tipo de producción, el trabajo de Plat muestra distintas celebridad­es porteñas. “Plat tiene una mirada particular, autoral, dentro del género de la fotografía de eventos” señala Dubner. “Expone un uso de la técnica muy concreto, especialme­nte un uso del flash que no es inocente, que dialoga con la historia de la fotografía: con Weegee, con Lee Friedlande­r, Diane Arbus y Garry Winogrand”, es decir, con la fotografía modernista estadounid­ense relacionad­a con la calle, como agrega Authier. Una producción sacada del fotoperiod­ismo hasta, prácticame­nte, alcanzar el estatuto de ensayo.

“Yo sacaba las fotos que me mandaban a hacer” -explica Plat–. Desfiles, comidas, ese tipo de eventos”. Cuenta la fotógrafa que muchas de las imágenes que pueden observarse en la muestra pertenecen a uno de estos eventos que la habían enviado a cubrir, la inauguraci­ón del Régine, un club privado de origen parisino en Buenos Aires. “Recuerdo que lo inauguraro­n y después no se oyó nunca más hablar de ese club. Pienso que fue, quizás, porque por ahí empezó a ponerse más pesado el ambiente por esos años (los 70), y la dueña debe haber decidido cerrarlo, directamen­te”.

Respecto al redescubri­miento de su obra (o “resignific­ación”, como la llaman los curadores de la fotogalerí­a) comenta Plat: “Esto es lo que más me divierte de todo lo que está pasando con mis fotos: las lecturas que hacen otras personas acerca de ellas. Porque yo hice una cosa que para mí fue un trabajo para ganarme el pan”. Pero agrega que, igualmente, sabía que sus fotos en el futuro iban a tener un valor documental: por eso guardó los archivos con cuidado.

“Siempre fui colaborado­ra de diarios, revistas o del Centro Editor de América Latina, en donde realicé muchos retratos de escritores”. Explica Plat que trabajaba por encargos especiales: “en los medios nunca quisieron efectiviza­rme. Recuerdo que el director de la editorial Abril me dijo: ‘¿ cómo la voy a poner de forma permanente? ¡A una mujer no se la puede enviar a sacar fotografía­s de una manifestac­ión!’, cosa que resulta graciosa hoy en día” . Puesto que la fotografía gráfica parecía estar en manos de hombres, cuenta Plat que la mandaban a sacar fotos de desfiles y de eventos. De todas formas fotografió la llegada de Perón a Ezeiza. “Es verdad que en ese momento al fotoperiod­ismo se lo comprendía como una cosa de hombres; pero yo iba a cubrir algunas marchas igual. Fui de las primeras mujeres en hacer eso en la Argentina”.

Los curadores de la muestra sostienen que lo que encuentran en común entre ambos fotógrafos y artistas es cierta mirada irónica, sarcástica. Authier señala que encuentra como marca de época, en las dos perspectiv­as, un rictus parecido en esas risas “entre forzadas y duras”.

Como corolario de la muestra, imágenes de ambos artistas se instalan en diversos espacios del edificio para establecer un diálogo o intervenir­lo. En el piso décimo del teatro puede verse la fotografía de la recordada acción que Ginzburg llevó a cabo en el año 1971, en el marco de la muestra Arte de Sistemas. En esa oportunida­d podía verse desde la ventana de ese décimo piso donde ahora se ubica la foto de la acción la palabra “tierra” escrita en el terreno baldío ubicado enfrente del Teatro. Una fotografía de Plat se ubica, por su parte, en la entrada de la sala Martín Coronado.

Las obras de Plat y de Ginzburg constituye­n dos produccion­es, dos aproximaci­ones a la imagen fotográfic­a que actúan de forma simultánea como certezas sensibles de fenómenos múltiples, acerca de aquello que podríamos percibir como realidad y que, astuta, reñida, tramposa, al final siempre se nos escapa.

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CARLOS GUINZBURG Carlos Ginzburg. “Tierra”, 1971.
 ??  ?? Carlos Guinzburg, “Guinzburg en Bali, Indonesia”, 1979.
Carlos Guinzburg, “Guinzburg en Bali, Indonesia”, 1979.
 ??  ?? Carlos Ginzburg. “Ginzburg en Creta, Europa”, 1977.
Carlos Ginzburg. “Ginzburg en Creta, Europa”, 1977.
 ?? LUCRECIA PLAT ?? Lucrecia Plat. Backstage del desfile de Gino Bogani.
LUCRECIA PLAT Lucrecia Plat. Backstage del desfile de Gino Bogani.
 ?? LUCRECIA PLAT ?? Lucrecia Plat. “Linda Lee”, 1969.
LUCRECIA PLAT Lucrecia Plat. “Linda Lee”, 1969.
 ?? LUCRECIA PLAT ?? Lucrecia Plat. “Peinados”. ca. 1980
LUCRECIA PLAT Lucrecia Plat. “Peinados”. ca. 1980

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