Habitus, de Fernardo de Leonardis
Yendo de los marcianos a Marx, la novela de De Leonardis se pregunta cómo hacer de la vida social un espacio menos enajenado.
¿Qué tienen en común la ciencia ficción, la teoría comunista y la vida extraterrestre? La posibilidad de pensar un orden social radicalmente distinto. En Habitus, para Fernando De Leonardis todos los materiales que escapen del realismo ramplón, el sentido común y la cotidianeidad bulímica son válidos para explorar dinámicas sociales, para hacer una crítica indirecta del mundo contemporáneo, pero sobre todo para producir otras formas de vida. Si de algo puede preciarse Habitus es de la capacidad para generar civilizaciones inventadas, imaginarias.
La habilidad de De Leonardis radica en el uso que hace de los materiales con los que trabaja. A menudo, materiales caídos en desgracia, mal vistos por la “cultura culta” (como diría Bourdieu, quien es una involuntaria figura tutelar del libro; el concepto de “habitus” fue acuñado por él aunque en el libro tome otro significado) y en esa combinación, en esa fricción, de materiales, se producen textos breves que parecen desprendimientos de textos mayores, esquirlas o perdigones de escritura que el lector nunca termina de saber a dónde pertenecen o de dónde provienen (es uno de sus encantos) y cuyo sentido da la impresión de estar mutilado, como si a todos los textos les faltara una parte deliberadamente sustraída.
Habitus es un libro desparejo, ¿pero qué libro no lo es? No hay nada más fácil que escribir un libro parejo, un libro bueno y constante hasta el punto de la irritación. El cambio de frecuencia (entre géneros pero también entre formatos y registros) es la variable autónoma del libro, el criterio rector que en su diversidad termina cohesionando la escritura disgregada. La colección de piezas depara en la lectura sutiles conexiones internas, o más bien reverberaciones que pueden encontrarse de un texto a otro. Podría decirse que Habitus es un libro de fragmentos con una misma preocupación, con un mismo objetivo de fondo, con una misma pregunta por cómo habitar el mundo, por cómo hacer de la vida social un espacio menos enajenado y opresivo.
De Leonardis es rápido para las asociaciones. Así, el texto “Excursión” es un prodigio para encontrar coincidencias entre datos, fechas y nombres y desplegar una breve narración tan delirante y paranoica como abierta y desfachatada. En esa pequeña locura que desata Habitus, De Leonardis se hace cargo de cada cosa que dice, de cada elemento que introduce. No se hace el desentendido, no trata de camuflar sus métodos ni procedimientos. Si recurre a un lugar común en la narración ahí, enseguida, está la aclaración: “como dicen en las novelas baratas”.
Habitus, el libro rojo de De Leonardis, es un pequeño ejemplar del extrañamiento, modesto y bravucón a su modo, que desbarata el sentido con gags de la teoría crítica e investigaciones del cine clase B.