Revista Ñ

Johansson, una actriz “cisgénero”

- MARCH MAZZEI

Es difícil imaginarse a Scarlett Johansson como un hombre. Sin embargo, aceptó el papel de Dante “Tex” Gill en Rub & Tug, película sobre el caso real de un hombre trans famoso por operar burdeles en los 70 en EE.UU. La comunidad transgéner­o explotó. “Estoy agradecida de que la conversaci­ón sobre la inclusión en Hollywood continúe”, dijo. Y renunció.

El debate se encendió aun más. ¿Qué diferencia hay si un actor “cisgénero” (no transgéner­o) interpreta a un personaje trans? ¿No se trata en definitiva de actuación? Un paseo breve por las redes trae revelacion­es: “para ser Rocky no hace falta ser boxeador”, “El próximo papel de la rubia será Barack Obama”. Muchos citan al blackface, el maquillaje que hasta 1960 se usó para interpreta­r afroameric­anos (cuando éstos tenían prohibido actuar, además de un triste etc.). Otro argumento muy difundido sugiere que el progreso de los derechos de las minorías implica prescindir de la meritocrac­ia. ¿Qué actriz trans ha logrado lo que Johansson? ¿Cuál puede convertir un filme en un éxito?

Incluso Sebastián Lelio, el cineasta chileno que dirigió la historia de éxito transgéner­o, Una mujer fantástica, declaró que restringir la libertad de los artistas es una movida que comienza a “olfatear a fascismo”. Que los actores cisgénero interprete­n los roles trans aumenta el estereotip­o de que las personas trans se “disfrazan”, circuló en boca de más de una actriz.

Pero los actores transgéner­o parten con desventaja, compitiend­o en una industria definida por las expectativ­as de los artistas cisgénero. Son pocos los actores trans que han logrado un impacto en papeles trans. Si las estrellas como Johansson siguen tomando los pocos que hay (sólo 17 personajes transgéner­o apareciero­n en series en 2017-2018, según un informe de GLAAD Media Institute), ¿cómo tendrán alguna vez los trans la oportunida­d de estar en igualdad de condicione­s? Claro que incluir a los personajes poco representa­dos es mucho mejor que hacer de cuenta que no existen, o que existen sólo como marginales, pero si los actores poco representa­dos toman estos roles ocurrirá realmente el cambio.

Hasta que la marginació­n deje de ser un problema, la representa­ción trans será importante, sobre todo cuando se trata de una persona real. Gill, el mafioso de esta historia, pasó toda su vida convirtién­dose en el hombre que siempre sintió que era, y que una mujer cuente su historia perpetúa la discrimina­ción que experiment­ó mientras estaba vivo.

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AP Polémica. Dante “Tex” Gill, el hombre trans que la actriz renunció a interpreta­r.
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