Revista Ñ

Modos de ver Perlas cultivadas La elegida del editor Hashtag

- EDUARDO VILLAR

Es curioso cómo el hombre tiende a arruinar de una u otra manera todo lo que le parece sublime. Hay tantos ejemplos que es difícil elegir uno. Probableme­nte el que se aceptará con mayor unanimidad sea el de la naturaleza, que tanto se venera y al mismo tiempo tanto se destruye. Y no crea que los que hacemos una de esas dos cosas no somos los mismos que hacemos la otra. Otro ejemplo que sin duda será más discutido es el lenguaje –o por lo menos, lo que algunos podrían considerar su economía y otros, más fervoroso, su belleza–, hoy bajo amenaza por razo- nes claramente más nobles que las que atentan contra el medio ambiente. En nombre de la inclusión, estas líneas deberían haber empezado hablando de cómo el hombre y la mujer tienden a arruinar, etc. En los últimos años ha ido creciendo otro tipo de amenaza más abarcadora, es decir: con capacidad de ir arrasando poco a poco todo o casi todo lo que el hombre (la mujer también, claro) hace por sí mismo (misma) muy pero muy bien, como la pintura, la música. Tan bien, a veces, que emociona hasta las lágrimas. Me refiero a la inteligenc­ia artificial, contra la que no tengo absolutame­nte nada mientras no se pretenda utilizarla no para los asuntos que resultan impersonal­es, aburridos, engorrosos, urgentes o desmesurad­os. A nadie le parecería mal que se utilice la inteligenc­ia artificial para encontrar por fin la cura del cáncer o – también por fin– una manera que a todos nos parezca bien de evitar que millones de personas por año mueran de hambre en el mundo. ¿Pero por qué empeñarse en que produzca una obra de arte?

Es eso, ni más ni menos, lo que hace Douglas Eck, un hombre que trabaja desde hace años en Google y que ha creado el Proyecto Magenta, con el que se propone que las máquinas aprendan arte hasta ser capaces de producirlo.

Empezó con música. Es que Eck es un amante de la música. De manera que es lo primero que intentó arruinar. Y ahora se está concentran­do en la pintura. En esta página se reproduce uno de sus intentos. El método es, obviamente, un software que analiza miles y miles de pinturas de la historia del arte. Después, a partir de esa informació­n, produce su propia obra. Es difícil encontrar por dónde empezar a refutar semejante tontería, pero como suele ocurrir con las cosas tontas, el proyecto de Eck –ojo, el hombre debe ser realmente inteligent­e– tiene éxito. Hace poco se hizo en Los Angeles la muestra Unhuman. Art in the Age of Artificial Intelligen­ce. Ay.

 ??  ??
 ??  ?? Arte artificial. Una de las obras del Proyecto Magenta.
Arte artificial. Una de las obras del Proyecto Magenta.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina