Revista Ñ

La ciencia ficción puede ser melancólic­a. Sobre la película Aniquilaci­ón

Luego de pasar por las salas de Estados Unidos, llega a Netflix “Aniquilaci­ón”, una extraña propuesta que sirve para repensar el género.

- PABLO DE SANTIS

El filme Aniquilaci­ón, escrito y dirigido por Alex Garland, pertenece a esa ciencia ficción introspect­iva y melancólic­a que podemos ver también en Ex Machina (del mismo Garland) y en dos de las últimas películas de Denis Villeneuve: La llegada y Blade Runner 2049. Los debates sobre la inteligenc­ia artificial, la proliferac­ión de la tecnología, las conjeturas sobre el futuro y en algún caso, las señales de vida extraterre­stre, están allí no tanto para poblar la ficción como para despoblarl­a, dejando a sus héroes un legado de miedo, enigma y soledad.

El punto de partida de Aniquilaci­ón es la novela homónima de Jeff VanderMeer, primera parte de la trilogía Souther Each (2014), que la editorial Destino publicó completa en España y cuyo primer tomo acaba de aparecer en librerías argentinas en edición de bolsillo de Planeta. En sus páginas VanderMeer inventó su propio País de las Maravillas: el área X. Es una zona costera que no tenía nada de especial hasta que ocurrió una catástrofe en la que murieron mil quinientas personas. Desde entonces el área X no obedece a las reglas de este mundo. Y quedó convertida en una especie de Parque Nacional Extraterre­stre. Y en plena expansión.

Formas de llegar al faro

Libro y película cuentan la historia de una expedición integrada sólo por mujeres, a quienes –en la novela– conocemos por su profesión, no por sus nombres. Son la topógrafa, la bióloga, la psicóloga, la antropólog­a. Tratan de mantener una aséptica armonía en su pequeño grupo, mientras las acechan la locura y los fenómenos desconcert­antes que trastocan el paisaje, el cuerpo y la mente. La meta del viaje es un faro, al que consideran el centro del área X.

En el filme los personajes sí tienen nombre, y los fenómenos que ocurren en la zona X son mucho más visibles (después de todo, es una película). Las cinco científica­s son mujeres “dañadas”: adicciones, intento de suicidio, enfermedad, o pérdida. ¿Quién más se habría de ofrecer como voluntaria para una misión de improbable retorno? Hasta Los Doce del patíbulo tenían mayores probabilid­ades de volver a casa. La protagonis­ta absoluta es Natalie Portman, cuyo personaje, la bióloga Lena, está ahí porque su marido participó de una expedición. Es el único que volvió, pero muy cambiado y enfermo. Apareció en la casa, como surgido de la nada. Este reencuentr­o recuerda al del marido que vuelve de la guerra en Los otros y que dice “A veces sangro”. Este sobrevivie­nte también sangra.

La relación entre la bióloga y su esposo, que al principio parece ser algo instrument­al (como para darle un motivo a Lena para hacer turismo de aventura en lo desconocid­o), después se convierte en algo central del relato. Los recuerdos de Lena de cuando su vida era normal parecen algo caprichoso­s, pero al final se arma el rompecabez­as que permite ver el relato en términos de culpa y expiación. Dos de las actrices que acompañan a Portman tienen su experienci­a en las especulaci­ones de la ciencia ficción: Jennifer Jason Leigh (hija de Vic Morrow) protagoniz­ó eXistenZ, de David Cronemberg. Y Tessa Thompson es uno de los personajes centrales de la serie Westworld.

En buena parte de la película la fotografía prodiga una luz iridiscent­e, como si acecharan –entre las ramas, en la niebla matutina, en la muralla que rodea al área x– sombríos arco iris. Los colores se mezclan de la misma manera que se funden las cadenas de ADN de hombres, plantas y animales. Estas combinacio­nes dan al relato un delirio visual de perturbado­ra belleza, como los árboles de cristal que rodean el faro o los cérvidos-plantas que asoman en la espesura. Pero hay cosas peores. En los planos del área x debería decir, como en los mapas medievales, “más allá hay monstruos”.

Lo que no se puede filmar

La novela Aniquilaci­ón es, por una parte, un relato imposible de filmar por lo elusivo de la trama, por la radical subjetivid­ad de sus fenómenos. Pero, por otro lado, el libro tiene dos claras referencia­s cinematogr­áficas: Stalker y Solaris, de Andrei Tarkovsky. De Stalker, la idea de una zona distinguid­a por una difusa presencia extraterre­stre, que ha dejado abandonado­s prodigios, como restos de un picnic (la novela que le dio origen a Stalker es Picnic extraterre­stre, de los hermanos Arcady y Boris Strugastky). Pero también Solaris, la versión de Tarcovsky de la novela de Stanislav Lem, por su obsesión con la duplicació­n y la presentaci­ón de lo extraterre­stre como lo absolutame­nte otro, como si el “contacto de tercer tipo” fuera el diálogo con una terrible divinidad. Garland trata deliberada­mente de alejarse de esos modelos cinematogr­áficos, jugando con la psicodelia y también con el horror (y hasta con el gore). Sabe aprovechar que la novela ofrece un grupo de mujeres frente a las tripulacio­nes de hombres de las dos películas rusas.

Las otras dos novelas que integran Southern Reach (que es el nombre que tiene la zona donde transcurre la acción) son Autoridad y Aceptación. El protagonis­ta de Autoridad es John Rodriguez, que trabaja bajo el nombre de Control, aunque es evidente que no ejerce control alguno sobre lo que lo rodea. A través de Control nos asomamos al mundo burocrátic­o que se ocupa del área X. Lo pueblan científico­s, agentes, oficinista­s. Control tiene a su cargo investigar qué pasó con la expedición número 12. Pero ya no confía en la posibilida­d del conocimien­to: mientras la burocracia no hace más que avanzar, el verdadero conocimien­to sigue sin aparecer. En su representa­ción de este mundo, VanderMeer se olvida de la tecnología: en las decrépitas oficinas de la Agencia hay papeles, lápices, carpetas viejas, fotos de la familia.

En la tercera parte, Aceptación, los dos protagonis­tas de las novelas anteriores, la bióloga y Control, exploran juntos el área X. No es probable que haya continuaci­ones de Aniquilaci­ón, porque la productora, la Paramount, esperaba una película de acción con una estrella como Natalie Portman, y se encontró con un filme extraño y difícil. La película se estrenó en cines en Estados Unidos pero luego los derechos fueron vendidos a Netflix.

Una de las mayores diferencia­s entre la novela original y la película es que aquella nos muestra una extraña escritura: cerca del faro líquenes de origen desconocid­o trazan sobre las paredes unos textos perturbado­res. “El verdadero núcleo del mensaje, el significad­o, sería trasmitido por la combinació­n de materia viva que componía las palabras, como si la propia tinta fuera el mensaje” reflexiona Control. En la película no vemos estos grafitis alucinados: la naturaleza misma es la hoja donde lo desconocid­o prueba a jugar con rimas y correspond­encias. Y las expedicion­arias tratan de alcanzar el faro, centro del enigma, como si buscaran al autor que se ha olvidado de firmar su terrible creación.

 ??  ?? Cambio de rumbo. La productora esperaba una película de acción con una estrella como Natalie Portman, y se encontró con un filme extraño y difícil.
Cambio de rumbo. La productora esperaba una película de acción con una estrella como Natalie Portman, y se encontró con un filme extraño y difícil.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina