Revista Ñ

CASTELLO, BORDA Y RUBÍN: TANGOS DESDE EL FUTURO

Hernán Cucuza Castiello, Lidia Borda y Alfredo Tape Rubín son tres figuras centrales del tango actual. Este año sacaron nuevos discos y se juntaron a charlar sobre trayectori­as y proyectos.

- POR NICOLÁS PICHERSKY

Hace por lo menos dos décadas que Lidia Borda, Hernán Cucuza Castiello y Alfredo Tape Rubín materializ­an el tango como un lenguaje vivo y actual. Y lo logran cada uno desde la composició­n, la lírica, el repertorio y en el concepto de cada uno de sus discos. Los tres acaban de editar nuevos álbumes. Cucuza estrena proyecto de dueto y disco con Castiellos, junto a su hijo y joven guitarrist­a de 20 años, Mateo Castiello. El Tape Rubín y los guitarrist­as Adrián Lacruz, Mariano Heler y Leandro Nikitoff comienzan un nuevo conjunto con el álbum Cambiando cordaje.Y Puñal de sombra es lo nuevo de Lidia Borda, con los arreglos, como en sus últimos discos, de Daniel Godfrid.

los encuentra ya en plena charla. La invisibili­dad, lamentable­mente, es imposible: el reportaje perfecto sería aquel sin intervenci­ón del periodista, escuchando a los protagonis­tas de soslayo, como en los diálogos de una novela de Puig. Afuera cae la noche –no tropical, pero sí porteña: estamos en un bar de Almagro con nombre de escritor argentino– y entre ellos charlan sobre las primeras veces que vieron a Los Redondos o la escena under porteña. Una conversaci­ón con tangueros “de ley” en la que el nombre de Manzi puede vibrar entre el Parakultur­al o Cemento. Y en la que lo viejo y lo nuevo tiemblan: los tres, singulares y proféticos, pueden con su música, relatar hoy, cómo sonará el tango de mañana.

–¿Les molesta la etiqueta aún hoy de “nuevos”, luego de tantos años de trabajo?

–Tape: Para nada. No me fijo en lo que “me gustaría que pase”. O, mejor dicho, lo que a mí me gustaría que pasé ya pasó: cuando yo arranqué, en los 90, con el tango no había nada o había muy poco. Y ahora hay mucho. –Lidia: Ese momento de renacimien­to del tango en los 90 fue muy importante. Veníamos de momentos muy oscuros donde la identidad estaba anulada. El tango es la soledad de La Pampa y la nostalgia del abandono de la tierra y en todo eso hay una angustia existencia­l. El tango se pregunta por el ser. Claro: no una canción “Azúcar, pimienta y sal” (risas). El tango no es sólo su letra y su música, es mucho más: es lo subyacente a eso.

–Cucuza: Y también está esa cosa de primera escucha del que no conoce el tango y reclama: “No me gusta el tango porque es triste”. Como si la tristeza no fuera un sentimient­o, desde ya, masivo y popular. Como si la tristeza no fuera válida.

–Tape: Lo que tiene de bueno la cultura tanguera es que es indefinibl­e. Uno dice “tristeza”, pero no es un lugar común, no es un “bajón”. No, es una tristeza esencial, es una catarsis del desgarro, como en el blues o el flamenco. Y a la vez, el tango es muchas cosas: es Pugliese y el Partido Comunista, son los tangos fascistas apoyando el golpe de estado de Uriburu, y es Sofovich o Silvio Soldán.

–¿Cómo fue el proceso creativo de estos nuevos discos?

–Cucuza: Lo primero fue tocar mucho con Mateo, mi hijo. Castiellos posee un concepto de lo familiar, de lo fraternal. Y también la idea, clásica, de un disco de guitarra y voz. Tratamos de concebir algo distinto a lo que hago hace 11 años en el bar El Faro. Y a pesar de que hay tangos clásicos, en el álbum también hay compositor­es contemporá­neos como Dema o Acho Estol y un tema de Virus. Yo soy así, “un bichito raro”: de muy chico escuchaba la orquesta de Tanturi con Enrique Campos y mi hermano escuchaba a Almendra, a los Beatles. Yo después traté de ensamblar ambos mundos. –Tape: Yo vivo entre el campo y Buenos Aires, de manera que se me introdujo ese sonido folclórico. Es un retorno en realidad, porque de joven fui muy amigo del folklorist­a Sixto Palavecino. El disco está sostenido por el grupo, es una propuesta absolutame­nte colectiva donde las decisiones del repertorio son entre todos. Me gusta trabajar con artistas más jóvenes. “Ya fue”, por ejemplo, la compusimos con Yuri Venturín, director de la Orquesta Típica Fernández Fierro. Yo quería hacer algo, bien del pop británico, con juegos de voces bien arregladas y él me dijo: “Yo no sé de rock inglés: hagamos un arreglo con voces de murga uruguaya”. Y lo novedoso es que tiene rítmica tanguera con voces de murga, cuando por lo general es al revés: la música uruguaya toma tangos y los hace candombe.

–¿Y un tango como “Milonguéti­ca”, ¿Cómo surgió?

–Tape: No es un tema clásico: me gusta mezclar y tiene un poco de rock. Es un tipo de tango que se puede rapear. Los géneros ya no significan tanto, ya está todo disuelto. –Lidia: Es que nuestra generación no es purista. Tal vez antes lo era, con una cultura tanguera cerrada, pero a la vez natural, en la que un pibe de cinco años silbaba un tango en la calle. Bueno, excepto por Cucuza (risas entre todos). En mi caso, con el pianista Daniel Godfrid, no buscamos un repertorio para el disco, sino que es un conjunto de canciones con “ablande”, que venimos interpreta­ndo hace unos diez años.

–¿Fuiste consciente de lo hermoso y terribleme­nte dark que es el disco?

–Lidia: Sí, luego de grabarlo y cuando lo terminé de escuchar me di cuenta. El título proviene del vals “Ya no nos veremos más”: “…amor que se abre en cruz al puñal de luz de todas las estrellas”. Sólo que este disco no es un puñal de luz, si no todo lo contrario. Porque a mí muchas de las canciones que más me emocionan son las melancólic­as.

¿Se escuchan estos artistas entre ellos? La pregunta parece redundante ya que suelen invitarse mutuamente en sus ciclos y recitales. Por eso todos asienten, pero Lidia dispara rauda: “A mí el Tape me encanta”, alaba.

–Hablemos de las luchas de género actuales ¿Se pueden hoy cantar canciones como “Amablement­e”, “La toalla mojada” o “Tortazos”? Tangos misóginos, machistas, apologétic­os de la violencia.

–Cucuza: Yo he cantado “Contramarc­a”, pero ya no da. Hay que pararse en otro lugar. –Tape: Eso es algo muy bueno de esta época, que eso que teníamos delante y no lo veíamos, ahora lo podemos notar. Y el tango va a tener que aprender ubicarse.

–Lidia ¿Vos como mujer lo notabas más?

–Lidia: No, porque era parte de la estética del tango, que es lo que es. Pero fíjate que yo en mi primer disco grabé “Arrabalero”: “Ahora, aunque me faje, purrete arrabalero, ya sabe que lo quiero, con toda mi ilusión”. Este es un gran momento de ebullición, pero los cambios no son de un día para el otro, la construcci­ón del machismo viene de siglos y siglos. Por otra parte, hay cosas que no pueden destruirse. Existe una cultura, construida sobre una formación machista, que es innegable, que no podés

censurar. ¿Vas a prohibir Otelo, por ejemplo? Yo en mi último disco grabé “Mano a mano”. ¿Es machista? No lo sé... Yo no pienso en un macho o una hembra arquetípic­as cuando canto: imagino a una persona a la que le pasan cosas. Y, efectivame­nte, “descolado mueble viejo” podría ser algo que le dice una mujer a un hombre también. O los westerns, por ejemplo: ¿No eran acaso también una expresión de su cultura y su tiempo? No estoy segura de que sean sólo apologías: también son sublimacio­nes. Son relatos, son ficciones.

–¿El tango puede ser una herramient­a creativa?

–Cucuza: Yo al tango no lo puedo separar de mi ser, de mi vida, de mi crianza. Para mí el tango tiene todo, es un estilo de vida. Yo me siento tanguero y rockero y eso me da libertad para otros géneros y poder disfrutar de todos los mundos musicales. Por supuesto que por una cuestión cronológic­a yo a Pugliese lo escuché toda mi vida, pero fui a ver más recitales de Palo Pandolfo, de La Portuaria o de Cerati. El tango me dio libertad, porque mi base es lo tanguero y lo urbano. Y no tengo que justificar­me ni dar explicacio­nes. Desde los seis años he compartido escenario con el Polaco Goyeneche, con Roberto Grela, con Floreal Ruiz.

–Tape: El tango es como un color. Es decir, ¿qué te da el verdeo o el rojo? Son colores y te dan lo que son. No es una música inventada en un departamen­to “C” de un cuarto piso: son capas y capas de experienci­a. Son músicas muy honestas. ¿Qué sabemos del tango? Que su lenguaje, en principio, lo inventó Arolas, sí, pero sabemos hasta ahí nomás.

–Lidia: El camino del arte no es un absoluto, nunca llegás. La poesía y la música del tango son apenas medios. Pero yo necesito más.

–¿El tango es conservado­r?

–Tape: Yo como venía por afuera del tango, necesitaba apropiarme de esa cultura: meterme en la milonga, con los viejos tangueros. Entonces tuve que ser conservado­r por obligación. No me pasó como Cucuza que cantaba tangos desde chiquito. Pero ahora tenés a una bailarina como Soledad Nani, que baila tango haciendo tanto el rol masculino como femenino, y eso es genial. Lo curioso del tema del tango es que se lo trata de reaccionar­io y todos los íconos del tango ¡fueron vanguardis­tas! Firpo, Di Sarli, Salgán y Troilo inventaron una gramática. Después se anquilosar­on, pero nuevamente se los vuelve a rescatar desde su modernidad.

–Lidia: Los tangueros tenemos esa contradicc­ión entre el conservadu­rismo y la modernidad. Pero no somos necios: tratamos de adaptarnos al presente. Yo estoy enamorada de Troilo ¿Se dan cuenta? ¡Loco, estoy enamorada de un muerto, no lo puedo creer! (risas de todos)

¿Y los gustos musicales actuales de estos tres protagonis­tas del tango contemporá­neo? La pregunta para cerrar no es sorprenden­te, aunque sí las respuestas, en la que cada uno no oculta la influencia de sus hijos en la música que disfrutan. Y una invectiva y chanza final para la antología. –Tape: Yo escucho Animals as leaders: son dos guitarras y batero. Y Yupanqui, siempre. –Cucuza: Yo también escucho mucho por Mateo, mi hijo y guitarrist­a: me hizo descubrir a Ca7riel y Barovero, que me gustan mucho. También hay búsquedas de trap mezclado con flamenco, como Nathy Peluso que canta asombrosam­ente bien. –Lidia: Con mis hijos comparto algunas cosas de trap mezclado con jazz. Y me hicieron descubrir a Artic Monkeys ¡Me en-cantan!

Hay un silencio, risitas, miradas cómplices. Y es el Tape quien hace que todos estallen en risas, cuando remata: “Pero Lidia… ¡Artic Monkeys ya es viejo!”

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MARTIN BONETTO “Castiellos”, ”Cambiando cordaje” y “Puñal de sombra” son los tres discos que lanzaron este año a nuestras disquerías.
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Lidia Borda en vivo, en interpreta­ción con banda completa.

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