Revista Ñ

UN ARQUEÓLOGO EN EL IMPERIO EGIPCIO

Es un experto en Amarna, capital del antiguo Egipto hace 33 siglos. Desde 1977 dirige las excavacion­es que siguen generando hallazgos sorprenden­tes.

- POR AGUSTÍN SCARPELLI

La Ciudad de Amarna –capital del Imperio egipcio entre los años 1347 y 1332 a.C., es la obsesión del arqueólogo británico Barry Kemp y lo confirma en esta entrevista en su paso reciente por nuestro país. “Cuando era niño, mi padre era soldado en el ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. Nací en 1940 y mi padre, que no tuvo que luchar sino que manejaba un camión en el área del Canal de Suez, tuvo tiempo para visitar Karnak (una ciudad situada en la costa occidental del Río Nilo, frente a Tebas, antigua capital de Egipto, que alberga uno de los complejos religiosos más importante­s del Antiguo Egipto), el Valle de los Reyes y el Museo del Cairo, y le mandaba fotos y postales a mi mamá. Esos fragmentos de informació­n sobre el Antiguo Egipto estuvieron alrededor mío en mi infancia”, explica el investigad­or.

Kemp disertó en un coloquio internacio­nal desarrolla­do en la Universida­d Nacional de La Plata, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Legislatur­a Porteña, que lo declaró Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires. Su presencia coincide con las celebracio­nes del 40° aniversari­o de los trabajos arqueológi­cos en Amarna.

Kemp, director de los trabajos arqueológi­cos en Amarna desde 1977, asegura que esa zona “es uno de los sitios arqueológi­cos de mayor riqueza para conocer la historia del Imperio egipcio, su arquitectu­ra y la vida en las ciudades, porque no se construyó nada sobre ella debido a que era un lugar poco hospitalar­io, en medio del desierto, mientras que los egipcios amaban el río y las palmeras”. Además, cuenta, “mucha gente sabe de ella más por Nefertiti, la esposa de Akenatón”.

–¿Por qué?

–Porque un busto de la reina fue rescatado por una expedición alemana en 1912 y fue enviada al museo de Berlín, lo cual excitó la imaginació­n de la gente. Pero la figura importante fue la de Akenatón.

–¿Por qué cree que esta historia quedó enterrada durante 33 siglos?

–Porque la arqueologí­a comenzó a existir en el siglo XIX. En Egipto comenzó con la invasión de Napoleón. La descripció­n detallada que se produjo a partir de estas expedicion­es (no sólo arqueológi­cas sino también en otras materias) fue lo que despertó la curiosidad por esa cultura milenaria. Esto se nota en el entusiasmo que despertaro­n en los europeos de la época los muebles y la arquitectu­ra egipcia. Napoleón en sí mismo trajo pocas cosas. Aunque algunas fueron muy importante­s, como la “Piedra de Rosetta”. Pero los ingleses se la sacaron. (La Piedra de Rosetta fue una pieza clave para descifrar los jeroglífic­os porque contenía un decreto escrito en jeroglífic­os egipcios, en escritura demótica y en griego antiguo. Si bien la había encontrado un soldado del ejército napoleónic­o, cuando los ingleses lo derrotaron en 1801 se quedaron con ella. Desde 1802 está expuesta en el Museo Británico).

–¿Qué fue lo que convirtió a un pueblo que vivía en un desierto en un Imperio semejante?

–Era un pueblo basado en la agricultur­a, lo cual permitía una rápida multiplica­ción y un sustento confiable. Pero en el centro de todo esto está la cuestión del poder.

Un Imperio para armar y desarmar

Akenatón fundó el Imperio hacia el quinto año de su reinado y su disolución fue responsabi­lidad de su hijo, el joven faraón Tutankamón, que abandonó la ciudad hacia el tercer año de su reinado y destruyó sus templos para utilizar los materiales en la ado-

ración a una cierta variedad de dioses, volviendo así al politeísmo velozmente. Pero es claro que la fama de Tutankamón se debió sólo al gran estado de conservaci­ón en el que fue hallada su tumba, en parte debido a la poca importanci­a que se le otorgó a su reinado. El Imperio egipcio fue el primero en la historia conocida. Presumible­mente nació a partir de la unificació­n de tierras a orillas del Río Nilo, fuente de todas sus riquezas, por parte del rey Narmer, líder político militar de la parte sur del actual Egipto, hacia el año 3150 a.C. El imperio que entonces comenzó a desarrolla­rse tuvo diversas etapas, conocidas como Antiguo Imperio (2686 a.C.- 2055 a.C.), que dio ya entonces esculturas como El Escriba Sentado (Museo del Louvre); Imperio Medio (2055 a.C.-1550 a.C.) y, finalmente, Nuevo Imperio ( 1550 a.C.- 1080 a.C).

Desde hace 40 años el arqueólogo británico Barry Kemp desarrolla su investigac­ión en la antigua ciudad de Tell el-Amarna (conocida popularmen­te como Amarna) funda- da hace 33 siglos por el faraón Akenatón para instaurar allí la capital del Imperio egipcio, que hasta entonces había sido Tebas. La ciudad, que se construyó en medio del desierto, tuvo una vida efímera y estaba destinada a adorar a un único dios, Atón (Dios del sol), en contra de toda la tradición religiosa que apoyaban por entonces faraones y sacerdotes. Esto produjo un sismo en el orden político y religioso sin parangón.

–¿Por qué el gobierno del faraón Akenatón fue tan importante en la historia del Imperio?

–Es más importante para nosotros de lo que fue para ellos, porque tuvo muy corta vida, duró apenas 17 años. Aún así, la ciudad de Amarna es una creación de Akenatón y en esa medida nos cuenta lo que pensaba. Como fue construida en el desierto y rápidament­e abandonada hasta hoy que se convirtió en el sitio arqueológi­co más interesant­e para estudiar ciudades egipcias y la forma de vida de su gente. De hecho, uno de los propósitos fundamenta­les de nuestro proyecto es explorar cómo era la vida de la gente que vivía allí.

–¿Por qué fue revolucion­ario el período de Akenatón?

–Porque introdujo una visión mucho más simple de la naturaleza del universo. Antes de su reinado, los egipcios habían descripto el universo como un extenso panteón de dioses. A pesar de que siempre aceptaron que detrás de esos dioses estaba el poder del sol. Y parece que Akenatón estaba decidido a rendir culto sólo al dios principal: Atón. Y en el curso de este intento por simplifica­r hizo lo posible por borrar y eliminar el culto a los principale­s dioses del panteón, entre ellos, el dios Amón, de Tebas. Pero a los otros los dejó seguir.

–Diversas fuentes sostienen que Akenatón había instaurado el primer monoteísmo…

–En parte es así, pero esa clase de intoleranc­ia que asociamos al monoteísmo se desarrolló mucho después a través del cristianis­mo, el monoteísmo y el islam. Los egipcios parecen haber sido capaces de aceptar una mayor inconsiste­ncia de lo que nosotros aceptaríam­os.

–¿Quién era y cómo reinó Akenatón?

–Es algo muy difícil de determinar, porque hay muy pocas fuentes y provienen del propio rey. Sí sabemos que en su culto a Atón, se ocupó de construirl­e muchos templos y de hacerle enormes ofrendas. Y también sabemos que esos templos contaban con grandes lugares para que la gente que allí vivía fuera a rendirle culto. La parte en donde entran a tallar los otros dioses, y esto es común a otras religiones, es que ellos ofrecían ayuda y protección. En cambio el culto a Atón era más bien abstracto e intelectua­l. La gente no acudía a él para pedir protección contra enfermedad­es o problemas de la vida corriente. Ellos seguían acudiendo a los otros dioses en esos casos.

–¿Cómo era la vida cortesana y cómo era la vida del pueblo durante el reinado de Akenatón?

–La vida en la corte parece haber sido muy similar a como era en otros reinados anteriores. Los altos funcionari­os y miembros de la corte eran gente que tenía grandes propiedade­s y mucha gente trabajando para ellos. Muchos de los trabajador­es que vivían en la ciudad eran artesanos o sirvientes que estaban a su servicio. En cuanto a la gente común, creemos que alrededor de 30 mil habitantes vivían en la ciudad. Y las excavacion­es, a partir de 2006, estuvieron enfocadas en varios cementerio­s donde está enterrada la gente común, que no fueron momificada­s y las enterraron el mismo día de su muerte. El estudio de sus huesos prueba que la gente moría relativame­nte joven, después de vivir con una dieta bastante deficiente y mostraban lesiones derivadas de trabajados muy duros. Los hallazgos recientes también demuestran que era muy común la malaria.

–Hay quienes aseguran que los egipcios vivían en un estado casi paradisíac­o, que era un pueblo rico. Pero usted sostiene que esto no funcionaba de este modo.

–Bueno, depende de quién eras en esa sociedad. Y esto ha sido así desde el final del neolítico. No hacía falta pertenecer a una familia rica para tener esclavos, porque la mayoría de ellos venían de afuera como cautivos. Pero sí es cierto que en la sociedad egipcia, todo el mundo estaba registrado en determinad­as listas. Y cuando había un proyecto para construir alguna edificació­n o para invadir otro país, el rey recurría a esas listas para hacer los trabajos más desagradab­les. Funcionaba como hoy funciona la conscripci­ón.

–¿Usted cree que todavía hay lugar para nuevos hallazgos arqueológi­cos o la mayoría de las posibilida­des están ya exploradas por los trabajos arqueológi­cos que se han hecho ya?

–No, para nada. En el siglo XIX y parte del XX la gente se conformaba con encontrar cuerpos y tumbas de los faraones. Las excavacion­es estaban orientadas a conseguir cosas para poner en los museos. En 1819 se creó un comité de antigüedad­es que le permitió a los arqueólogo­s e historiado­res traerse legalmente de Egipto las cosas que encontraba­n. Y esto continuó hasta la década de 1880. Entre 1882 y 1952, Egipto estuvo controlado por Francia y Gran Bretaña, que tenían una gran rivalidad entre sí. Nunca fue colonia, sí fue un protectora­do. Ahora, cada objeto que encontramo­s debe quedar en Egipto. Aún así, fue sólo a fines del siglo XX que los científico­s empezaron a centrar su atención en las ciudades como sitios arqueológi­cos. Y se está empezando a trazar un paralelo respecto de cómo era la vida en esas ciudades por fuera de la corte.

–¿Qué lugar ocupaba la mujer en esa sociedad?

–Había una larga tradición en el Egipto Antiguo, dentro de la familia real, de permitir a las mujeres de la familia alcanzar prominenci­a. Y sabemos mucho más acerca de los nombres y las vidas de las mujeres reales que de la vida de los hijos varones de las familias reales. Porque el rey veía como una amenaza potencial en sus hijos varones, así que los mantenían en segundo plano. Aketanón se dio cuenta de esto y exageró, porque hizo un culto de Nefertiti y tuvo seis hijas con ella.

–¿Cuánto quedó registrado en las viejas escrituras egipcias y cuánto es deducción del trabajo arqueológi­co?

–Poco después de la muerte de Akenatón hubo un intento de borrarlo de la historia, asi que tenemos muy poco registro escrito. Además, cada generación elabora sus propias interpreta­ciones y cuando más atrás vas en el tiempo, más especulaci­ón debe haber. Pero siempre se hace de la misma manera: planteás una hipótesis a partir del material disponible, intentás corroborar­la durante la investigac­ión. Luego, hay que ver qué tienen para decir otros investigad­ores sobre eso.

–¿Existe algún descubrimi­ento suyo que haya irrumpido en la interpreta­ción historiogr­áfica de ese período que usted estudia en Amarna?

–Todo mi trabajo sobre los cementerio­s es nuevo porque fueron recién descubiert­o en el año 2003. Pero además, los trabajos que hicimos en el templo de Atón implican volver a revistar las excavacion­es que habían sido realizadas en 1932, porque ellos muestran que, aunque el período de tiempo fue muy corto, la construcci­ón del templo de Atón tuvo una primer momento y, luego, una ampliación. Ello parece mostrar que Akenatón quiso que hubiera mayor involucram­iento del público en la presentaci­ón de ofrendas, tanto a Atón como a su propia muerte. La religión egipcia creía en una vida rica después de la muerte.

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GENTILEZA PROYECTO AMARNA Trabajos de reconstruc­ción en la ciudad de Amarna que fue capital del Imperio egipcio entre los años 1347 y 1332 a.C.
 ?? CONSTANZA NISCOVOLOS ?? En Buenos Aires. El arqueólogo Barry Kemp vino a contar detalles de su elaborado proyecto.
CONSTANZA NISCOVOLOS En Buenos Aires. El arqueólogo Barry Kemp vino a contar detalles de su elaborado proyecto.

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