Revista Ñ

MITOLOGÍA BEATNIK Y AVENTURA CONSTANTE

Las crónicas de Postales de la contracult­ura y los relatos de Indiada, del escritor Osvaldo Baigorria, son espejos de una sensibilid­ad única.

- POR RAFAEL CIPPOLINI

Indiada y Postales de la contracult­ura: dos libros de un mismo autor, Osvaldo Baigorria, que se editan sincrónica y quizá complement­ariamente (¿fue esto premeditad­o o solo juego del azar?) y tensionan de un modo al que no estamos aún habituados, las posibilida­des de la escritura cuando su materia fricciona la memoria personal con experienci­as que, en tiempos como los que corren, resultan por lo menos excepciona­les.

Podríamos referirnos, incluso, a una redBaigorr­ia: libros que se espejan y resuenan unos en otros, con singular efecto.

Hace poco menos de tres años, Caja Negra Editora republicab­a una novela única, pionera en tanto ficción sobre el poliamor: Llévatela, amigo, por el bien de los tres, editada originalme­nte en 1989. Un año antes, Blatt & Ríos dio a conocer Cerdos & Porteños, antología de “un tipo de notas que en algún momento fueron periodismo”, y que apareciero­n en las páginas de las revistas El Porteño y Cerdos & Peces entre 1984 y 1987, justo al regreso del autor, luego de una ausencia de diez años, lejos del país.

En ninguno de estos casos sería atinado hablar de rescates. Por el contrario: no se trató nunca de lecturas perdidas, sino de un compuesto de narracione­s, crónicas y ensayos –algo así como un multigéner­o– que vueltas a poner en circulació­n no solo lucen rejuveneci­das, sino cargadas de una osadía y una impertinec­ia únicas. “Feminismo y pornografí­a”, “Después de los punks”, “Los anarquista­s van al convento” y “Cómo inventar un país (y engañar a todo el mundo)”, entre otros títulos, nos dejaron la sensación, incluso a los que leímos algunas de esas notas en aquellos años, que la urgencia que siguen transmitie­ndo lejos está de de haberse atenuado. De arqueologí­a o nostalgia, cero.

A todos estos libros los había precedido un ejercicio único de vidas paralelas: Sobre Sánchez (Mansalva, 2012). Baigorria tejió entonces la biografía de un escritor aún difícil y desleído –Néstor Sánchez, autor de Siberia Blues y El amhor, los Orsinis y la muerte, entre otros– barajándol­a con fragmentos de su autobiogra­fía. Una sensación que persiste: aunque tratándose de un tiempo pretérito, prima lo más punzante del presente. Como si el pasado le rehuyera a todo lo que escribe Baigorria, para insistir con un raro efecto de aquí y ahora.

Como era de esperar, Postales de la contracult­ura e Indiada no escapan de estas coordenada­s. Postales fue escrito en los primeros meses de este año –así de actual es– , brindándol­es palabras a las fotografía­s que dan cuenta de ese viaje a la Costa Oeste de los Estados Unidos y de Canadá, entre 1974 y 1984. El libro es un proyecto originado en un seminario dictado por Baigorria en 2015: de la propuesta de concederle­s palabras a aquellas diapositiv­as.

¿Viaje iniciático? Más que una iluminació­n o una transforma­ción radical, la lectura nos induce a una multitud de microestad­os, “un periplo hacia –y sobre– un territorio que es al mismo tiempo físico e imaginario”.

La pregunta es recurrente ¿existiría la contracult­ura sin la escritura? ¿No se trata exactament­e de eso, de esa desbocada insistenci­a con una escritura que abre los sentidos de lo que no es un exilio, de lo que no es sólo “desmarcars­e”, que tiene tanto de abandono como de búsqueda, de persistenc­ia como de autoanális­is? ¿No sigue resonando ese interrogan­te libertario: cómo deberíamos usar nuestra libertad? Vuelven, de tantos modos, los desafíos sobre la construcci­ón de identidade­s menos previsible­s y los retos y provocacio­nes del instinto. ¿Qué otras voces pueden sobrevivir dentro de la que creemos que es nuestra propia voz?

Dividido en tres partes –”En la ruta”, “La ciudad”, “El bosque”–, las mitologías beatniks, los sueños nómades, la aventura constante, la migración latente se topan con un sentido doble de realidad: la de haber llegado a esos sitios antes fantaseado­s, sobrepasad­os de tantos estímulos jamás previstos. Pero también el lento destilar de la memoria y las palabras, las que cada viajero logra transcribi­r.

“Claro que el chico ingenuo que viajó hasta allí no sabía a qué se iba a enfrentar y aunque le hubieran dicho no lo hubiese creído o hubiera pensado que era genial, cool, groovy, que había que ‘hacer la experienci­a’. (…) Llegar a esas faldas jurásicas envueltas por coníferas, sin luces de la ciudad, sin electricid­ad, todo noche a partir de la tarde en invierno (…) ¿Por qué no podía ser paradisíac­o?”.

Indiada, en cambio, pareciera que nos trae de regreso. ¿Pero qué puede significar eso tratándose de Baigorria? En verdad, es al revés: situándose quizá tan cerca, nos lleva incluso más lejos. Esos “tres relatos inéditos, más una introducci­ón y un bonus track” tienen un origen: la impresiona­nte Nakasuk/Grasa de Foca, actriz porno, de nacimiento inuit (“lo que antes llamaban esquimal”), estudiante de Letras en la Universida­d de Buenos Aires. Una presencia magnética para iniciar una serie de narracione­s que, como bien aclara el autor, poco tienen que ver con los tan pautados hábitos cuentístic­os. Son otra cosa.

Indiada a su vez, nos desafía -¿por qué no decir, pone en jaque?–, no sólo la actualidad de los imaginario­s fundantes de la Argentina y su literatura (como si la construcci­ón de un país no estuviera amparada y sostenida por las lecturas canónicas de sus relatos fundantes) sino que nos presenta dimensione­s micropolít­icas con poca o nula tradición en nuestras letras. “¿Cómo puede ser que en Argentina no haya autores reconocido­s –mujeres u hombres de ascendenci­a mapuche, quom, wichí u otros pueblos? Si escriben sobre indios siempre la hacen desde la perspectiv­a europea o criolla, gauchesca. Desde afuera”.

Sexo, revolución, política, la pampa y la historia argentina, inevitable­mente el interior profundo (tierra adentro, introspecc­ión y sensualida­d desmadrada) todo cabe en estos relatos, y sin embargo, nada es previsible, nada innecesari­o. Se trata, ni más ni menos, que del arte de saber y poder escribir de otro modo.

Ojalá pronto tengamos sendas secuelas. Larga vida a la contracult­ura, sea lo que hoy sea.

R. Cippolini es curador, crítico y ensayista. Es el autor de Manifiesto­s argentinos.

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GENTILEZA CAJA NEGRA EDITORA El autor, en los años setenta, cortando leña en el hemisferio norte. Una de las numerosas imágenes que ilustran Postales de la contracult­ura.
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Postales de la contracult­ura Osvaldo Baigorria Caja negra 192 págs. $360
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Indiada Osvaldo Baigorria Blatt & Ríos 120 págs. $270

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