Vigencia de la burguesía
El cineasta brasileño Fellipe Barbosa dijo en París, donde presenta su último filme, Domingo, que los artistas de su país sienten “miedo” ante la posibilidad de que el candidato ultraderechista a la presidencia, Jair Bolsonaro, gane la segunda vuelta del 28 de octubre.
Pura coincidencia: el tercer largometraje del director de Casa Grande es un amargo fresco de la burguesía brasileña, ambientado el día en que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva fue investido presidente, el 1 de enero de 2003. La película, codirigida por su compatriota Clara Linhart, refleja a través de una familia acomodada y sus empleados domésticos, la tensión existente entre las clases sociales cuando Lula accedió al poder suscitando desconfianza entre los primeros y esperanza entre los segundos. Una situación contraria a lo que sucedió cuando Bolsonaro se impuso en la primera vuelta de las elecciones con el 46,03% de los votos frente al izquierdista Fernando Haddad. “Ahora es la izquierda quien teme”, dijo Barbosa a la AFP.
Los artistas, muchos ya movilizados contra el último gobierno del conservador Michel Temer, acusado de dar la espalda a la cultura, también “sentimos miedo” porque Bolsonaro “nos ve como enemigos de Estado, vagabundos que no hacemos nada. Esto nos remite a una época muy siniestra”, dijo Barbosa, en alusión a la dictadura brasileña (1964-1985).
Para él, el triunfo del ultraderechista el domingo se debe en parte a los anhelos de “venganza” de la burguesía, por los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff y a los escándalos de corrupción. “En Brasil hay un odio entre clases y uno de sus motores es la venganza”, dijo. Nacido en una familia acomodada, Barbosa vuelve a denunciar así a la burguesía brasileña, como ya hizo en Casa Grande, aunque también en Gabriel e a montanha, reconocida en 2017 con el premio Revelación en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes.“Se trata de una necesidad de confrontarme a mí mismo. Es, en cierto modo, un ejercicio de culpabilidad”, declaró.