¿Fascistas somos todos?
Historia argentina. A partir de la revisión de hechos elegidos por el autor, un libro intenta analizar el autoritarismo en la cultura política.
El fenómeno de las actitudes fascistas que asumen individuos o grupos en una sociedad, en este caso la argentina, no se circunscribe exclusivamente al ámbito o la actividad política. Son conductas que, aun desconociendo su encuadre ideológic o, los sujetos adoptan por tradición familiar, contextos culturales o circunstancias de excepción. Aunque nunca será definitivo, el análisis sociológico tiene un largo camino recorrido en esa dirección.
El libro de Ignacio Montes de Oca, El fascismo argentino. La matriz autoritaria del peronismo, transita apenas las orillas de aquella idea más profunda. Prefiere enfocarse en la cultura política argentina, a la que va definiendo con una selección direccionada de acontecimientos históricos. La intención, como lo afirma el subtítulo, es demostrar que el fascismo conforma “la matriz autoritaria del peronismo”.
Siempre será un buen intento indagar en las raíces de las ideas políticas y los consecuentes comportamientos sociales. El autor hace su aporte con esta investigación, a la que convierte en un nuevo disparador de debates que aún no han sido saldados.
La clave para evitar rupturas en esas contiendas intelectuales es el tono con el cual se exponen los argumentos. En especial, en momentos como el actual, en que una profunda brecha divide a los argentinos y las expresiones de fascismo no se limitan a uno solo de los bandos. El sociólogo Torcuato S. Di Tella sostenía que las palabras están enfermas. “Están agobiadas por la carga de significados, de metáforas, de definiciones prematuras que ponemos sobre ellas”.
El problema es que “con esas palabras nos agredimos, pretendemos comprender la realidad y entendernos unos a otros”, decía Di Tella, como si estuviese retratando estos días. Lo importante en ese debate es no abandonar una actitud de rigor crítico y contraria a cualquier autoritarismo, aunque sea de pensamiento. En su libro, Montes de Oca advierte desde el comienzo que el fascismo es parte de nuestra cultura política desde antes del nacimiento del movimiento liderado por Benito Mussolini. Pero que, en 1943, Juan Perón avanzó en la construcción de su movimiento inspirado en lo que había aprendido a admirar a su paso por Italia. Luego, “la sociedad mostró su apoyo masivo a una adaptación local del proyecto político fascista”.
Advierte, el autor, sin embargo, que aún hoy es un error frecuente suponer que el fascismo argentino se acota al surgimiento y evolución del peronismo. Agrega que muchos grupos ajenos al peronismo –e incluso enfrentados a él– tuvieron una actividad abiertamente fascista antes y después de los períodos en que gobernó la corriente creada por Perón.
Pero no hay dudas de que la hegemonía que ha tenido el peronismo en la articulación de la política nacional desde hace 75 años, y la supervivencia hasta hoy de prácticas derivadas del fascismo original, lo legitiman como objeto de estudio. Ahora bien. No puede obviarse que la máxima y más dolorosa expresión fascista en la Argentina contemporánea no la encarnó un movimiento político sino las Fuerzas Armadas, con la sangrienta dictadura que impusieron en 1976. Es necesario recordarlo y Montes de Oca lo hace aunque sin enfatizar el consentimiento que los militares tuvieron en amplios sectores de la sociedad civil, que eran básicamente antiperonistas y supuestamente antifascistas. El libro recopila hechos acontecidos en el país, no todos mirados con suficiente rigor histórico, pero funcionales a la idea que se propone demostrar.
Un debate enriquecedor sobre el tema debería responder varios interrogantes. Ante la evolución de las sociedades y la política en el mund, ¿debemos seguir calificando su práctica con categorías de hace 75 años? Otro: ¿La prolongada vigencia del peronismo se debe a que es la sociedad la que tiene incorporados genes autoritarios y tolera su propio fascismo? De ser así, deberíamos darle la razón a Perón, cuando en una recordada entrevista dijo que en la Argentina había “un 25 por ciento de radicales, un 20 por ciento de conservadores, un 15 por ciento de socialistas, un 10 por ciento de comunistas…” El periodista interrumpió: “¿Y los peronistas?”, a lo que Perón respondió: “Ah, no, peronistas son todos”. C. Sacchetto es un destacado periodista político de Clarín y La voz del interior.