Lembro mais dos corvos
Una habitación y un personaje bastan para sostener una película. En efecto, en un pequeño monoambiente de São Paulo, Julia Katharine, que sufre de insomnio, repasa en tono confesional y lúdico toda su vida mientras Vinagre pregunta. Lo que se delinea paulatinamente es que el cine ha sido para Julia mucho más que un refugio, más bien una ascesis mediante la cual ha podido trabajar sobre sí desde su condición de mujer trans. Julia puede discurrir sobre Ozu, ironizar sobre la falta de valentía erótica de un filme de von Trier o invocar títulos de Hollywood, comentarios que se entrecruzan con memorias familiares, laborales y amorosas.