El artista detrás del Tercer Paraíso
Michelangelo Pistoletto. De paso por Buenos Aires para comenzar a idear su intervención en Bienalsur 2019, el italiano dio una conferencia en Untref.
Como un siglo atrás lo hicieron las vanguardias históricas, también hoy son muchos los artistas que de diversos modos buscan re-unir el arte con la vida, en otro intento de generar una mayor conciencia que logre evitar la siempre inminente catástrofe (bélica, social, ecológica... Hay para elegir). A sus 85, años Michelangelo Pistoletto es uno de ellos.
Figura fundacional del Arte Povera, el movimiento que en los 60 contradijo la lógica industrial del minimalismo americano desde una poética que jerarquizó los materiales rústicos (tierra, arpillera, madera, carbón), en los años 90 Pistoletto fundó en Biella –su ciudad natal– Cittadellarte, un espacio (suerte de residencia) que invita al trabajo colectivo e interdisciplinario, tanto como a la relajación y el ocio, en pos de una sociedad colaborativa y más integrada. Un “tercer paraíso” –como el artista lo ha nombrado– que integre en su seno las potencialidades del prime- ro y el segundo (naturaleza y ciencia, respectivamente).
Artista multifacético que integró la pintura, el objeto, la acción y el video, Pistoletto visitó la semana pasada por primera vez la Argentina. Lo precedieron, sin embargo, algunas de sus obras: mientras la “Venus de los trapos” integró en 2014 la muestra Lo clásico en el arte, de Fundación Proa; su instalación compuesta por siete piezas espejadas “División y multiplicación del espejo”, se sumó a la muestra que el CCK le dedicó a Borges en 2016.
De paso por Buenos Aires para recorrer distintos puntos de la ciudad que se comprometió a intervenir en Bienalsur 2019, el artista dictó una conferencia en el Rectorado de la Untref sobre su ciudad del arte, apostando a que esta idea se difunda en la región, y sobre nuevas vías para llevar ambos proyectos un paso más allá.
–¿Qué es Cittadellarte? ¿Cuál fue el objetivo de su creación, en 1998? ¿Qué relación guarda con ella la idea de Tercer Paraíso? –Cittadellarte es una institución innovadora y colaborativa. Se crea para no tener un solo artista trabajando en su propio proyecto personal, todos los artistas que vienen quieren trabajar por un cambio responsable en la vida social. De ahí la relación con el Tercer Paraíso, porque este símbolo propone dos círculos como polos opuestos, tratando de conectarse en el círculo central. Los dos opuestos pueden producir algo que nunca ha existido, crear conflictos o bien armonía. Si uno de esos círculos extremos es la parte animal del ser humano y el otro es la ciencia y la tecnología, no encajarán muy bien si en medio no hay nada. Al final, somos como animales puros con pura tecnología, no personas civilizadas y autocontroladas. Queremos un futuro basado en el equilibrio entre el animal y la tecnología, porque tenemos la capacidad de crear un mundo exclusivamente artificial. Con este conocimiento, podríamos evitar el enorme desequilibrio entre los opuestos. –¿Consideraría este emprendimiento como parte de su obra?
–Es una forma de transformar el concepto virtual de pintura en actividad práctica. Estamos activando la capacidad de conexión, es un paso científico de la sociedad, respecto de lo que representé con los espejos, que son autofotos porque retratan a las personas y todo sucede detrás de ellos. La humanidad está ahora conectada tecnológicamente, hasta el punto de hacer que la comunicación interindividual fuera del sistema tecnológico sea precaria. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la comunicación también tiene como una de sus consecuencias la incomunicabilidad. Por eso es necesario desarrollar una dimensión sin precedentes que conecte el lado positivo y negativo de los procesos de comunicación, encontrando nuevos equilibrios en la relación entre naturaleza y artificio, entre las personas y la sociedad, como se muestra en las puertas de Cittadellarte.