EL PRIMER MURAL DE ARTE POLÍTICO
Entrevista con Patrick Boucheron. El medievalista francés estudió en detalle un fresco italiano de 1338 que radiografiaba magistralmente el poder político de entonces. También puede explicar los vicios y virtudes de la democracia actual.
El fresco La Alegoría del Buen y el Mal Gobierno que se ubica en el Palacio Público de Siena, Italia, contiene un fresco pintado en el siglo XIV por Ambrogio Lorenzetti y tiene un carácter anticipatorio no solo en la historia inmediata. También puede leerse allí el presente de la democracia en el siglo XXI. Mucho tiempo después, el historiador medievalista Patrick Boucheron se iba a entregar a la lectura de este pintor gótico y desarmar esa mirada casi profética sobre el sistema político europeo. Un punto de vista que también descifra las virtudes, secretos y vicios de la democracia global. De ello habla en el libro Conjurar el miedo (FCE). ¿Cuándo se pintó el fresco? Fue en 1338, en una Siena en crisis, muy inquieta, donde se siente un peligro inminente, amenazador y donde un clamor pide hacer algo para conjurar el miedo a la tiranía. “Yo procuré comprender qué fue lo que pretendió generar, en términos de emociones, y es por eso que hablo de ‘poner en movimiento’. En efecto, el conjunto del fresco despliega una emoción política que hace poner en movimiento las cosas”, dice Boucheron en conversación telefónica desde París. Ya estuvo en Buenos Aires en la Noche de la Filosofía de 2017 y en enero de 2019 participará de la Noche de las Ideas en Ostende. –Usted viajó en el tiempo y apareció en Siena, 1338, un lugar y un momento donde claramente vemos cómo la política se mezcla con el arte. –Sí, por supuesto. Soy medievalista y enseño en Francia Historia de la ciudad italiana. El fresco del buen y el mal gobierno son un conjunto de imágenes excepcionales. Se considera que allí hay una especie de vista urbana que nos permitiría documentar la realidad de las ciudades que se glorificaran de su buen gobierno. Esa es la lectura tradicional de esta obra, que también fascina a los historiadores de las ideas políticas, que observan las alegorías, los principios del buen gobierno, y que les fascina el poder político de esas imágenes que parecen darle forma y color a las ideas. En mi observación, sentí que había que prestar atención a todo, que hacía falta encontrar un sentido, un movimiento, para poner en escena lo que había ocurrido. –Y quién es Ambrogio Lorenzetti, capaz de hacer pinturas tan claras para hablar de la situación política de ese momento? –Se lo conoce bastante bien, porque es un personaje público que posee muchos clientes públicos y religiosos. Es un maestro de la pintura culta, se destaca en el arte de la perspectiva, suele tener importantes encargos artísticos como “las anunciaciones”. Pinta también con su hermano que es analfabeto, Pietro Lorenzetti, mientras que él es un hombre culto. Ambrogio es culto porque conoce el arte de la pintura, pero también porque sabe leer y tiene compromisos políticos. Por otro lado, se sabe que ha participado del gobierno comunal, que ha tomado la palabra en reuniones, no se sabe qué dice, pero se sabe el efecto que producen esas palabras por parte de alguien muy elocuente. Era un hombre comprometido con la vida política y que durante un año y medio pinta en el Palazzo Público de Siena y de cierta manera está en el corazón del sistema, del Estado. Sus ideas son las ideas políticas de su tiempo. Vemos un nombre propio que pinta en grandes capitales majestuosas, en latín. –¿Por qué el nombre del libro es “Conjurar el miedo”? ¿A qué se le teme? –El subtítulo es “Ensayo sobre la fuerza política de las imágenes”. Ya había antecedentes de inscripciones pintadas, por ejemplo, en la pintura religiosa, pero en este caso es