VIAJE A LA INTIMIDAD DE LA MATERIA
¿Es posible el diálogo entre pinturas hiperrealistas de paisajes urbanos y esculturas apenas cercanas a la figuración? Esa es la misión imposible que intenta una muestra de tres artistas en la galería Smart.
Las ciudades se constituyen en un capítulo, tal vez el más sofisticado, del intento incompleto de transformación de la naturaleza por la acción humana. El arte ha sido, a través de la historia, una forma privilegiada de esta relación entre el hombre y la naturaleza y, como toda relación, tiene sus momentos. A veces colaborativo y a menudo conflictivo, el hombre ha tratado desde siempre de apropiarse de la naturaleza y ha utilizado al arte y a la cultura en general para hacerlo con eficacia. En ese camino, la captura figurativa del paisaje y la subordinación de los materiales más complejos forman parte de la misma empresa valiéndose de metodologías distintas y buscando un efecto estético diferente.
Esta madeja intenta desenredarse en Hiperrealismo urbano, la muestra de Guillermo Bekes, Pablo Donnadio y Eduardo Tortorelli en la galería Smart. Sin embargo, la propuesta resulta no del todo clara, presentando lo que parecieran dos muestras en una sola, bajo un título unificador. Más allá de la indiscutible calidad de las obras, el trazo que une a los tres artistas bajo un solo concepto es tan tenue que puede resultar invisible. La conexión sugerida existe en el caso de las esculturas, sobre todo en el compromiso de los materiales con la vida urbana y en la atmósfera que alguna de ellas presenta a la vista del espectador. Hiperrealismo moderado La pintura de Bekes desmiente un poco la etiqueta de hiperrealismo. Si bien la reproducción es bastante literal y los paisajes son reconocibles inmediatamente, tanto el estilo pictórico como, fundamentalmente, la resolución de las figura humana en sus obras lo colocan mejor en otras tradiciones, sin dudas realistas, pero sin la exageración que exige el hiperrealismo. Londres, París y Roma se unen en la pintura de Bekes a partir de los matices de color y de la sensibilidad de la trama urbana. Como antes lo hizo con Madrid, Sevilla o Buenos Aires, lo protagónico de las obras de Bekes son los climas. Más allá de sus indudables cualidades como pintor, logra proyectar al espectador una profunda sensación de cercanía que explica, en parte, la duda que genera su etiquetamiento como hiperrealista. En “Palacio de Buckingham” un óleo de casi un metro y medio de extensión, Bekes cumple con toda la promesa de su pintura. El cielo, el recorte preciso del palacio y la ornamentación urbana transmiten al mismo tiempo toda la potencia edilicia y simbólica de la escena y la extraña tristeza que proyectan las calles deshabitadas de las grandes ciudades. El peso del mármol En los salones de la Smart Gallery el visitante podrá ver, también, las esculturas de Pablo Donnadio y Eduardo Tortorelli, escultores formados en el tradicional taller de Orio Dal Porto y del que han tomado su vibración y la destreza en el manejo de un material complejo y esquivo como el mármol. La piedra es ancestral y es contemporánea. Su brillo va desde la “Victoria alada de Samotracia”, del 190 a.C., hasta las obras combinadas de Eduardo Chillida promediando el siglo XX. Son sus ecos los que recogen Donnadio y Tortorelli.
Si bien ambos son excelentes en el manejo de la piedra, algunas sutiles diferencias se explicitan en la muestra. Tortorelli es más filoso y ataca el espacio de un modo más físico y más agudo. Manteniendo formas abstractas, sus figuras punzantes cortan el espacio sin ambigüedades y en las piezas dobles, “Modeli del vento 5 y 6”, por ejemplo, logra una circulación visual interesante que combina fuerza con tersura. En las obras donde las aristas más crudas dejan espacio a mayor movimiento, las esculturas toman un relieve que, sin ser tan redondas como las de Jean Arp, lo evocan y lo traen a los ojos del espectador más formado.
Las obras que Donnadio muestra en esta oportunidad para acompañar el proyecto curatorial diseñado por Smart se alejan del registro figurativo que tiene parte de su obra y está centrado, especialmente, en el dibujo y su proyección en el espacio gracias al lenguaje de la escultura. Las figuras de mármol se elevan desde su base con la potencia íntima de la piedra, mas la mano del artista genera un movimiento cómodo pese a la natural rigidez del mármol. Las dimensiones de algunas de las esculturas reflejan el esfuerzo artístico de Donnadio por proyectar el material hasta sus propios límites. “Catedral”, la obra más impactante de la exposición, se levanta hasta 1,70 m. de altura rematando en picos, en franca alusión a las agujas de las iglesias y abadías clásicas del gótico. Sus múltiples flechas se enraciman formando un conjunto muy plástico de mármol, que a la mirada del espectador se continúa y se extiende como si tuviera por misión entablar un diálogo con el cielo y el universo. Las obras de Bekes, Donnadio y Tortorelli sellan las salas de la galería deconstruyendo lo urbano para tomarse de lo más elemental y a la vez lo más presente y complejo. Los climas y lo material de las ciudades, en definitiva los elementos en común más fuertes entre los tres artistas, maridan perfectamente con el espacio del bello y señorial edificio que contiene a la galería.