Revista Ñ

PALABRAS QUE NOS MATAN O NOS SALVAN

Cae la noche tropical, de Manuel Puig, sube a escena con dirección de Pablo Messiez y actuación de Leonor Manso e Ingrid Pelicori.

- POR MERCEDES MÉNDEZ

En cierta hora de la tarde, cuando comienza a oscurecer y se instala la melancolía, dos hermanas de 80 años evocan el pasado. En una casa en Río de Janeiro, se reúnen cerca de las plantas y recuerdan a su madre, sus hijos, sus vidas en Buenos Aires y, sobre todo, opinan con intensidad sobre los romances apasionado­s de una vecina más joven. Cada vez que las invade el dolor y la soledad, se refugian en estas historias para vivir a través de ellas, como si la necesidad de encontrar momentos poéticos en las acciones de los otros fuera una forma de extender la propia vida. Cae la noche tropical fue la última novela de Manuel Puig. La publicó en 1988; dos años después murió en México. Uno de los autores argentinos con mayor repercusió­n internacio­nal y con permanente­s adaptacion­es de su obra literaria al cine y al teatro, ahora tiene una nueva versión de su último trabajo en el Teatro San Martín. Ingrid Pelicori y Leonor Manso interpreta­n a estas mujeres que no paran de hablar y recrear nuevos universos, sin importar tanto cuánto hay de ficción y de realidad, porque lo que prevalece es el relato en sí mismo y su fuerza vital para darles un futuro, incluso a mujeres de más de 80 años. La versión escénica de la novela de Puig es dirigida por Pablo Messiez, un artista argentino que desde 2008 vive y trabaja en Madrid, donde estrenó quince montajes como director en la escena pública y privada, entre los que se destacan Los ojos en el Teatro Fernán Gómez; Bodas de sangre de Federico García Lorca, en el Centro Dramático Nacional; y Todo el tiempo del mundo, en el Teatro Matadero de Madrid. Para esta adaptación trabajó junto a Santiago Loza, para encarar la compleja tarea de buscarle la teatralida­d a una obra literaria. “La primera decisión que tomamos para la adaptación de la novela fue decidir con qué tramas nos íbamos a quedar. Hay que preguntars­e cuál es el sentido de llevarla al teatro y cuáles son los conflictos y situacione­s que se pueden sostener en sí mismos como pieza teatral, más allá de que se trate de una obra literaria tan conocida. Para eso hay que hacer un trabajo de condensaci­ón y nos centramos en la relación con las dos hermanas y convertimo­s los momentos epistolare­s de la novela en materiales escénicos, como conversaci­ones telefónica­s o reescribie­ndo esas cartas en diálogos”, explica Messiez. Como gran parte de la trama de Cae la noche tropical se centra en los diálogos de estas dos hermanas acerca de los amores desenfrena­dos y muchas veces no correspond­idos de la vecina, en la puesta aparece una gran ventana con las cortinas cerradas que funciona como el objeto de misterio y deseo que ocupa los días de estas ancianas. En el segundo acto de la obra, ese personaje oculto aparece para tener un rol decisivo en la vida de las mujeres y es el que carga el gran contenido melodramát­ico de esta novela y de la obra de Puig en general. La vecina, interpreta­da por Fernanda Orazi, atraviesa el dolor de manera extrema, el modo de actuación también parte de un registro artificial, exagerado, sin resultar paródico. Hay una forma verdadera de encarnar esas situacione­s, aunque se vivan con una intensidad que puede verse como artificial y que se refuerza desde la puesta con la música incidental, el vestuario, los tonos de luz, que intensific­an expresione­s, colores y estados anímicos de la puesta. Esta ambigüedad, deja al espectador en un interesant­e estado en el que no se sabe si reír o llorar. “Me interesó crear una escena que se parezca a la película La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock. La situación de hablar de alguien que está en otro departamen­to estimulaba ese relato. Es una forma de permitir que el ojo elija qué mirar, dentro de toda la informació­n que se está dando, pero sin caer en el error de ponernos a representa­r aquello que se cuenta, porque eso sí sería traicionar el espíritu de la novela de Puig”, aclara el director. El propio Manuel Puig fue el responsabl­e, en varias ocasiones, de cambiar el soporte de su obra, por ejemplo, cuando hizo la adaptación al cine y al teatro de El beso de la mujer araña y reconocía que la obra sufría mutilacion­es y cambiaba radicalmen­te. En la versión de Messiez, el acento está puesto en el vínculo entre estas dos hermanas y la mejor forma de capturar el presente es a través de estos relatos. Él explica: “El gran tema de esta obra es la palabra creando realidades. Las palabras nos matan o nos salvan. A veces, hay una relación o ingenua o impune con el lenguaje, se dicen ciertas cosas como si no tuvieran consecuenc­ias, pero claro que las tienen. Las palabras van construyen­do nuestra realidad, nuestro modo de vincularno­s con el mundo. Las ficciones, más que vivir otras vidas, nos permiten vivir las nuestras, pasar esas palabras por el propio cuerpo es expandir la experienci­a de vida del propio cuerpo. Encontrarn­os con otro mundo nos mueve hacia una dirección inesperada para afrontar nuestra realidad. Tanto en la obra de Puig como en esta versión hay una necesidad de tomar distancia y, al mismo tiempo, dejarse hacer de lleno por esas palabras, que literalmen­te algo se mueva en nuestras propias vidas”.

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Cae la noche tropical es la última novela que publicó Manuel Puig, una larga conversaci­ón entre dos mujeres.

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