Resistencias narradas por las tramas textiles
Creador de un proyecto de consultorías y crítica del sistema de la moda denominado “Economía efectiva”, Jackson Araujo desarrolla talleres en colaboración con firmas de la industria, diseñadores y artesanos de Brasil.
–¿Cuál es su opinión sobre la moda como un campo de resistencia al avance de la política de derecha en Brasil?
–La moda como narrativa de los tiempos debe registrar las transformaciones de comportamiento que ocurren en función de los cambios políticos e incentivar rupturas creativas que van a garantizar su esencia como medio de comunicación. Y también potenciar a la diversidad de cuerpos, géneros, estilos y actitudes. O, la moda deja de ser moda y pasa a ser ropa, uniforme y simple envoltura para la protección climática.
–¿De qué forma su proyecto “Trama Afectiva” interactúa con la escena de moda del “autor”, la industria y la artesanía?
–En el proyecto “Trama afectiva, una experiencia en ascenso”, el punto de partida es crear una acción como soporte a nuevos aprendizajes. Buscamos en nuestras construcciones estéticas valorar la moda autoral sí, pero antes de eso necesitamos entender cuáles son las demandas de la industria en términos de materia en el caso de la artesanía, no es una premisa, una obligación, sino un aprendizaje sobre técnicas ancestrales, alimentado por un deseo de perpetuación y renovación de lenguajes tradicionales que pueden garantizar a determinadas materias primas un carácter de nuevo lujo con la valorización del hecho a mano, de la serie limitada.
–Suele referirse a Ronaldo Fraga como un cronista que “usa a las ropas como tinta”. ¿Cual fue el mensaje implícito en su desfile?
–La cuestión judía y árabe se utilizó como una metáfora que invitó a reflexionar sobre la diversidad. Hoy en Brasil, estamos percibiendo una brutal avanzada del machismo, la xenofobia y la homofobia. Es por eso que el banquete de la paz habló de cuerpos invisibilizados invitados a formar parte de una mesa de diálogo y de alimentación.
–¿Qué otros diseñadores y colectivos de moda se valieron de la vestimenta como vehículos para las críticas sociales?
–En Brasil, el principal nombre de la moda activista es Zuzu Angel, que actuó con mucha potencia en los 60 y 70, durante la dictadura, y se hizo conocida no sólo por su trabajo innovador como estilista que rescataba el vestir tropical, sino también por la búsqueda de su hijo, militante y desaparecido. Hay casos que actualizan el activismo, me refiero a Catarina Mina, de Celina Hissa, la primera marca brasileña que empodera mujeres artesanas del sertão de Ceará que realizan bolsos en crochet, también Gustavo Silvestre, de Ponto Firme, rescata la autoestima y el afecto en cárceles masculinas al enseñar croché a los detenidos.
–Como cronista y consultor de moda, ¿qué temas considera usted que deberían contemplar y reflejar la moda actual?
–La inclusión de diferentes cuerpos y discursos que pierden visibilidad como consecuencia de una estructura eurocéntrica y sus patrones de belleza y discursos anacrónicos. El desafío de “Trama afectiva” convoca a la industria, al comercio minorista y a la sociedad como un todo para que se acerquen a las nuevas relaciones de creación, producción, educación y consumo, creando zonas permeables con otras áreas del conocimiento sobre el diseño a partir de la escasez, las necesidades vitales, las relaciones con el desperdicio, del respeto e inclusión de personas y cuerpos aún no contemplados en cargos de liderazgo.
–Ante el triunfo de Bolsonaro, ¿hay proyectos estatales que investigan estilos y economías regionales podrían estar en peligro ?
–En gobiernos de extrema derecha las cuestiones relacionadas a la producción cultural y el ambiente de la moda tienden a ser tratadas con represión. Aún es pronto para una opinión concreta sobre el asunto, pero ya vemos líderes de cargos vinculados a la industria moviéndose contra tomas de posición que debilitan el sector. Como escribió Caetano Veloso en los tiempos de la dictadura.”Es preciso estar atento y fuerte”, la semana, Paulo Borges, continúa como director creativo del proyecto. Fuera de los cronogramas de la pasarela, los anfitriones del APEX –el programa de la Asociación Brasileña de la Industria Textil que difunde la moda en el exterior– nos conducen a un grupo de periodistas de la Argentina, Colombia y Portugal a un recorrido por el barrio Jardins. De la calle Oscar Freire con su pasarela de tiendas de moda chic hecha en Brasil a las calles que en sus aledaños cobijan casos de moda indie. En la tienda conceptual del grupo textil Rosset, los exhibidores difunden los nuevos diseños de bikinis de Cía. Marítima y la ropa interior de Valisere, rica en bordados de rendas matizadas con materiales innovadores. Por otro lado Gig Couture exhibe su colección de ropa de punto con matices de art noveau tropical y siluetas que emulan modismos vintage. La nueva atracción de la zona es una tienda efímera –pop up store en la jerga de la moda– cuyo cartel con luces de neones anuncia “Panty’s”. El interior simula el pasillo de una galería de arte subterránea que conduce a un baño. Sus paredes exhiben una línea de bombachas en tono piel, negro, rosa y azul con la particularidad de que fueron concebidas por una ingeniera textil para los días de la menstruación y en reemplazo de las toallas y de los tampones. La exhibición de pipetas, de tubos de ensayo con líquidos en tono rojo sangre ilustró uno de los gestos más avant garde del diseño. Y las citas a la política no resultaron ajenas a las consumidoras de la revolucionarias bombachas apósitos en cuestión: “Votar es solo uno de nuestros actos como ciudadanas, uno de los más importantes, con certeza, pero todas nuestras acciones están directamente ligadas a procesos políticos. La política se refiere a relaciones de poder y tomas de decisión, en ella se deciden las normas de conducta a las que estamos sujetas”, argumentó un comunicado que la firma divulgó en sus redes sociales
Cruce de disciplinas
En su nuevo formato, el SPFW cambió los espacios ostentosos de antaño por la locación industrial que junto a los desfiles cobijó al “Proyecto Estufa” –así se llamó el cruce de disciplinas que dialogaron con la moda–. Entre ellas, las “Recetas Básicas de costura” divulgadas por Agustina Comas, una diseñadora uruguaya radica en Brasil hace una década. Comas divulga un modalidad de reciclaje llamada “Up cycling” que caló hondo en la actual generación de diseñadores que se abastece de los residuos industriales para resignificarlos y mejorarlos. Su primer acercamiento a la moda brasileña fue una pasantía con el diseñador Jum Nakao, el pionero en criticar el sistema de la moda mediante una colección hecha con papel cuyas prendas fueron rasgadas y destruidas ante la vista de los espectadores luego de ser desfiladas. Ya instaurada en la industria, tuvo acceso a las grandes fábricas textiles del sur de Brasil y no cesó de detener su mirada en las ropas que se descartaban de la producción. De ahí que la materia prima de “Comas”, su actual proyecto, son las camisas de hombre adquiridas en rezagos y con sutiles defectos que las dejaron fuera de la cadena de comercialización. Además de sus seminarios con recetas de costura, predica un método de comercialización, denominado “Maleta Comas”. Luego de llenar un formulario de preferencias estéticas, las clientas reciben en sus hogares una pequeña valija que contiene diversos modelos de básicos derivados de las camisas. Luego de probarlos a un ritmo pausado que difiere de los imperativos de las lojas, pueden elegir sus favoritas en el transcurso de tres días.