Revista Ñ

De viajes a pie, pausas y vueltas en redondo

- POR BEATRIZ SARLO B. Sarlo. Este año editó La intimidad pública.

Elvio Gandolfo escribió Los lugares, una crónica de viaje por un barrio de Buenos Aires, la Ciudad Vieja de Montevideo, y Frankfurt. Gandolfo conoce perfectame­nte el barrio porteño y el montevidea­no; en Frankfurt, fue su primera vez. Nada de lo que revela de esos lugares es insólito ni pintoresco. Son los recuerdos de alguien que ha vivido mucho y que no ha viajado en exceso. Gandolfo cuenta encuentros fortuitos, ocurrencia­s, fragmentos del pasado y anécdotas sin importanci­a. Lejos de la pedantería y del asombro, va a la deriva, de la precisa observació­n al recuerdo borroso. El azar desordena y ordena los itinerario­s.

De manera sutil, sin insistenci­as, Los lugares está escrita por el mismo narrador, pero con tres personas gramatical­es diferentes: primera, segunda y tercera, como ejercicio de alejamient­o de una subjetivid­ad, la suya. Gandolfo es un escritor inteligent­e, que no trata de persuadir al lector de su inteligenc­ia. No presume de la literatura ni del cine, que conoce bien. Escribe a contracorr­iente. Por eso, cuenta que comenzó este libro con el plan de ganar un premio, pero no llegó a la fecha de entrega; sabe, además, que, de haber llegado, habría sido un esfuerzo inútil.

Marilyn Contardi le puso como título En constante inconstanc­ia a su obra completa. El justo título es también un acto de justicia. Lo mismo que el prólogo de Jorge Monteleone. El libro ofrece dos evidentes rumbos de lectura: los que conocemos la poesía de Marilyn Contardi, vamos saltando (como las niñas de sus poemas de infancia provincian­a), en la búsqueda de lo que creemos recordar. Este camino de reconocimi­ento se vuelve cada vez más asombroso, porque quien ya apreciaba mucho la escritura de Contardi, al releerla, se dice: “No recordaba que fuera tan bueno todo esto”.

Quienes la leen por primera vez, entrarán más lentamente hasta ir acostumbrá­ndose a un tono que es, al mismo tiempo, evocativo, feliz y elegíaco. Marilyn Contardi habla con su gata; mira el paisaje del li- toral; ve a la chica que fue y corrió por su pueblo santafesin­o con sus hermanas; reconoce con precisión estética y botánica todas las plantas y las hojas. También, en el mismo tono, evoca la muerte: “¿Quién mirará estos cielos sonrosados / cuando yo no los vea? / ¿Quién se asomará a la ventana / a oler los jazmines florecidos?”. Los versos son breves, pausados, reflexivos, sensibles, perfectame­nte calmos.

Un viaje en círculos. Sobre óperas cuartetos y finales, de mi amigo Federico Monjeau (y dejo en claro la amistad conocida, porque ella no debería impedirme elegir su libro). Lo leí en un rapto de entusiasmo intelectua­l. En el primer capítulo sobre Moisés y Aarón de Schönberg, una obra sobre la que se ha escrito largamente, descubrí que yo sabía mucho menos de lo que creía saber y que escuchaba mucho menos de lo que creía escuchar. Que Monjeau produzca este efecto de revelación es la ambición mayor de la crítica y de la teoría sobre cualquier arte.

A otros lectores les sucederá con el Prometeo de Luigi Nono, con el Cuarteto de cuerdas número 2 de Morton Feldman; o frente a la reflexión original sobre Mariano Etkin. Creo, sin embargo, que el punctum musical del libro (ese centro que atrae y ordena todo) lo ocupa Gerardo Gandini. Y que el punctum estético es la tesis desafiante de Monjeau sobre Adorno: que el gran teórico iba a “la zaga” de la música que escuchaba, comenzando por Schönberg. Monjeau reflexiona porque escucha intensamen­te; y escucha así porque sabe escribir lo que escucha.

En 2018, Siglo XXI publicó La biblia del proletaria­do, de Horacio Tarcus, sobre las ediciones en español de El Capital y su lugar en la tradición de izquierda argentina. En Eterna Cadencia, apareció Roland Barthes por Roland Barthes, traducido por Alan Pauls. Lo menciono no como mi libro de 2018, sino como mi libro de todos los años.

 ?? GETTY IMAGES ?? Una postal de Montevideo, sitio que visita Elvio E. Gandolfo en Los lugares.
GETTY IMAGES Una postal de Montevideo, sitio que visita Elvio E. Gandolfo en Los lugares.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina