Matar y no saber por qué
Nunca vamos a dilucidar por qué hay algunos casos policiales que persisten en la memoria colectiva y otros que no. Hay asesinatos que vuelven, como un misterio nacional, y otros quizás tan espectaculares como esos se hunden en una amnesia inmediata. A esta estirpe pertenece el caso de Ricardo Melogno, un hombre que en 1982 mató a cuatro taxistas en la ciudad de Buenos Aires. No se sabe por qué lo hizo: no hubo ni hay un motivo claro. Melogno pasó desde entonces su vida en cárceles de todo tipo, desde celdas relativamente confortables a terribles juntaderos de criminales.
Hace un par de años, sin embargo, algo lo empezó a sacar del olvido: el escritor Carlos Busqued se puso en contacto con él y juntos empezaron a armar un libro, que ahora se publica con el título de Magnetizado. Apoyado sobre 90 horas de conversación grabada, el texto se puede leer como una historia de vida y como un viaje al fondo de la mente de un hombre que mató a otros hombres y nadie, ni él, sabe por qué.
Publicado en la colección de ficción hispanoamericana de la editorial Anagrama, el libro lleva sin embargo por subtítulo una puntualización genérica: “Una conversación”. Amparado bajo el amplio paraguas de lo testimonial –el género insignia de principios del siglo XXI, donde la ficción parece haber retrocedido–, admite sin embargo una pregunta formal: ¿Qué es una conversación? En la medida en que Busqued colocó un grabador entre él y su interlocutor; en la medida en que desgrabó y compaginó; en la medida en que firmó el libro que contiene una conversación... ¿Qué hay ahí en terminos de contenido formal? ¿Una conversación es una charla aleatorea entre dos personas, o puede ser también esto?