Literatura para chicos: para leerte mejor
Recomendados. Cada vez es más rica la oferta de libros en el sector infantil: cuentos ilustrados, novelas gráficas y ficciones a secas cubren una amplia gama. Y los álbumes son el espacio de la sofisticación.
Al tiempo que se anuncian las novedades editoriales de 2019 para los lectores más jóvenes y en un panorama de dificultades financieras generalizadas, un recorrido por las páginas infantiles y juveniles de 2018 traza un mapa colorido, que resiste a la oscuridad de la crisis: desde el regreso de clásicos y de historias siempre necesarias, hasta textos que se animan a los “temas difíciles”, como el genocidio o la discriminación, sin olvidar las historietas e incluso álbumes que acercan a los chicos un clásico del cine mudo. Un muestrario variado, como el universo al que se dirige.
Para empezar, una hermosa historia sobre las diferencias. Cándido y los demás, de Fran Pintadera, Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado 2018, se anima a seguir los pasos de un hombre que no es como todos. La historia y las ilustraciones son económicas en recursos porque el mayor despliegue está en lo que se cuenta. Cómo se ve el personaje, cómo lo ven los demás, y cómo tender puentes hacia los otros cuando el mundo obliga a la uniformidad y a las personalidades serializadas.
Pensado para los primeros lectores, La asombrosa y verdadera historia de un ratón llamado Pérez, de Ana Cristina Herreros, ilustrado por Violeta Lópiz, retoma el cuento popular del pequeño ratón que recoje los dientes de los niños a cambio de una moneda. Sin embargo, la historia se plantea preguntas siempre difíciles para las familias: ¿Para qué quiere el Ratón Pérez tantos dientes? ¿Dónde queda su casa? ¿Por qué tiene ese apellido y no otros como López o Martínez? ¿Qué relación tiene con una hormiga y un hada que, en otras partes del mun- do, le hacen la competencia? Los trazos de Violeta Lópiz, los colores casi texturados, la sencillez de los personajes componen un diálogo fluido con los textos por momentos didácticos, por momentos cotidianos, pero siempre llenos de humor.
Hay por lo menos dos generaciones de chicos que crecieron con las aventuras ilustradas de los hermanos Nacho y Tobi a los que se sumó, hace pocos años, Lola. Mayor y menor, la saga de historietas del mendocino Santiago González Riga, conocido como Chanti, sumó su episodio número catorce este año. Cada nuevo libro es esperado con pasión por chicos de todo el país (y del mundo, ya que las viñetas se editan en medios del exterior) y, a esta serie, el ilustrador sumó otras colecciones paralelas que evidencian no solo su creatividad sino la dimensión de una obra realmente prolífica. En 2018, fue el turno de Pico Pichón, un ave destemida que llega al mundo para romper todos los límites.
Los grandes autores de literatura infantil y juvenil sumaron reediciones a lo largo del año. Cuando aún no se serena la pena de su partida prematura, Liliana Bodoc sigue enamorando con los tres volúmenes de La Saga de los Confines que volvieron a las librerías así como Diciembre, Super Album; El mapa imposible; y El perro del peregrino. Todos necesarios, como ella.
También la recientemente premiada Graciela Montes –le concedieron el prestigioso Premio Iberoamericano SM– regresa con una nueva versión de Uña de dragón: Una historia que son dos, un libro que cuenta dos historias, una que se lee en la franja superior del volumen y otra por la de abajo.
Otro clásico que retorna es El superzorro de Roald Dahl. El autor de celebérrimos clásicos, como Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate, desarma la lógica del mundo de los adultos a fuerza de personajes disparatados que denuncian la falta total de coherencia de los mayores.
¡Qué animales!, de Ema Wolf, recupera esa colección de bichos estrambóticos y divertidos de la mano del extravagante profesor Zeque. Y vuelve El país de Juan, de la imprescindible María Teresa Andruetto, que con delicados toques de poesía se anima a temas más difíciles: aquí, la pobreza y las historias de amor que siempre son posibles.
Para los mayores (y por qué no para los adultos también) Potemkin, de Pablo Auladell, retoma la historia narrada en cine por Sergei Eisenstein en 1925 y vuelve al motín de aquella tripulación en el acorazado frente al puerto de Odesa en formato de novela gráfica (un género que gana lectores con entusiasmo). Pero no se trata de ilustrar un clásico de todos los tiempos, sino de darle nueva vida a la leyenda con técnicas de otro lenguaje pero con igual potencia narrativa.
Auladell se formó como filólogo pero desarrolla su universo creativo en el ámbito de la ilustración editorial y el cómic, por el que recibió en 2016 en Premio Nacional de Cómic de España. En Potemkin, es fiel a los cinco episodios de la película, y compone algo así como un cuaderno de rodaje, que permiten volver a las tomas del filme y, además, a revisitar las secuencias como si fueran originales del ilustrador español que captura rostros, emociones, violencias.
Pequeño país, de Gaël Faye, hace dos años sedujo a los adolescentes franceses, que lo premiaron con el prestigioso Goncourt des Lycéens. Esta historia, a mitad de camino entre la ficción y la biografía, llegó este año a la Argentina y también aquí conmueve. Gaël Faye es un rapero que llena teatros por toda Europa. Antes, fue un exitoso financista radicado en Londes. Y antes de eso, fue un niño feliz que vivía en Burundi cuando un salvaje genocidio arrasó con su familia en Ruanda. Él y su hermana fueron salvados por su padre francés que los metió en un avión de salvataje. Pequeño país es la memoria de aquellos días alegres, de sus amigos del barrio, de las aventuras compartidas y del paisaje exagerado y hermoso de África. Una mirada melancólica sobre un paraíso perdido a manos de la violencia más rabiosa, que mata al otro sencillamente porque es quien es.
Y como en algunas historias para chicos, esta nota termina como comenzó: una hermosa sorpresa es Los mundos de Manu, de Manuel Nieto. El joven autor, diagnosticado a los cuatro años con un trastorno del espectro autista, dibujó y dibujó durante su infancia y son esas ilustraciones las que ahora aparecen acompañadas por textos que otros ilustradores compusieron para él: Liniers, Pablo Bernasconi, Kioskerman, María Alcobre, Soledad Otero, Tute, Caro Chinaki y Alejandra Lunik adoptaron a alguno de los singulares personajes creados por Manu y contaron una historia. Un singular tigre que tiene cuatro patas y cuatro colas. Un ranulpo, mezcla de pulpo y rana. Un pavo real que esconde una mano. Los mundos de Manu permite asomarse a un mundo mejor, poblado por personas únicas y diferentes.