Por fin, la hora de las artistas
En un año en que las cuestiones de género y las revindicaciones feministas estuvieron en el centro de la escena, la galería Ruth Benzacar optó por desentenderse de cupos a la hora de presentar su propuesta en arteBA. En cambio tomó la decisión reservar su espacio de Villa Crespo a una programación íntegramente dedicada a artistas mujeres que, a lo largo del año incluyó rescates literarios, cruces poéticos y performáticos.
Luciana Lamothe abrió la temporada en marzo con una exhibición que duró hasta fin de abril. Le sucedió Mariana Tellería. La artista rosarina que representará oficialmente al país en la próxima Bienal de Venecia inundó el espacio con un enigmático bosque de ramas con luces heladas. A ella siguió la serie de Situaciones breves que armaron la cordobesa Verónica Meloni, Catalina León y Sofía Durrieu, combinando acciones, poesía y rituales.
La muestra de Marie Orensanz ocupó el espacio entre el primero de agosto y el 15 de septiembre y oportunamente contó con el aporte de Laura Isola, que llevó a la exhibición fragmentos de Un cuarto propio, de Virginia Woolf. El turno de Florencia Rodríguez Giles llegó en octubre mientras que a la muestra de Ana Gallardo le tocó cerrar el ciclo este fin de año con una serie de alto impacto.
En esta seguidilla acaso habría que incluir la muestra de Delia Cancela en el Museo de Arte Moderno. Una serie obras y artistas por demás consistente que pareciera dirigida a cancelar aquel interrogante –¿Por qué no hubo mujeres artistas?– que se plantearon con vocación militante las historiadoras feministas en los años 80.