Las dos Biblias, en español
El filósofo, especialista en historia de las religiones, Francisco García Bazán, advierte, contra la opinión corriente, que existen dos momentos en el proceso de traducción de la Biblia al castellano. Está la versión hebrea y la versión griega, que se realizó en Alejandría. “No es que haya un texto original al cual remiten todas las traducciones. Hubo dos versiones, que tienen el mismo nivel de credibilidad, a las cuales se remiten la mayoría de las traducciones, incluida la castellana”, advierte el docente de la UBA, y agrega: “la versión griega, desde el punto de vista científico, es superior”.
El investigador de Conicet ejemplifica las diferencias de matices con el aborto: “mientras que la Biblia hebrea da preeminencia a la madre, la griega la pone en el tema del feto”, comenta García Bazán y acepta que la interpretación de la Biblia hebrea podría ser más receptiva a aceptar la interrupción de un embarazo que la griega, que apoya la idea del niño creado a imagen y semejanza de Dios.
Respecto de la traducción al castellano propiamente dicha, aunque virtualmente infinitas, podrían tomarse dos como fundamentales. “La versión más autorizada por su antigüedad es la de Reina-Varela”, dice García Bazán en referencia a una versión publicada por Cipriano de Valera en 1606 conocida como “Biblia del Oso” y utilizada por los protestantes.
“Pero la más autorizada desde el punto de vista de las fuentes científicas, escritas, es la llamada De Jerusalén, la utilizada en el medio católico”, dice el filósofo, y comenta que esta versión se basa en la “Biblia de los setenta”, pero se nutre también de los descubrimientos de los Rollos del Mar Muerto, hallados en las Grutas de Qumrán entre los años 250 a. C. y 66 d. C.
Pero también están presentes, en nuestra teología latinoamericana, las traducciones de las Biblias Del pueblo de Dios, que son distintas a las europeas y que fueron fomentadas por el episcopado latinoamericano. “De allí bebió la teología de la liberación”, dice García Bazán, quien reconoce en esas traducciones una mayor conciencia de una tradición cultural propia en el aspecto religioso.