Un lindo día en Harlem
Don Shirley no aparece en la emblemática fotografía tomada por Art Kane el 12 de agosto de 1958 a las 10 de la mañana en la vereda de la calle 126 Este de Nueva York, que reunía a las grandes figuras del jazz de la época y que sería inmortalizada como “A Great Day in Harlem”. Hay otras ausencias significativas (Miles Davis, Duke Ellington) que no restan importancia al acontecimiento, pero que voluntaria o involuntariamente explican cierta bifurcación de tendencias. John Coltrane tomó la decisión de abandonar definitivamente a Miles Davis al finalizar la gira europea de 1960. Ese año grabaría para Atlantic el disco Giant Steps, que lo consolidaría como líder. En el sello Impulse conocería al productor Bob Thiele, quien, según Leroi Jones (uno de los poetas y críticos más combativos del momento), aun siendo blanco supo comprender como nadie la politizada “vanguardia negra” musical. Discos más accesibles de “Trane” convivieron con joyas combativas como Africa/Brass (1961), de explícito compromiso étnico. El período más “político” de Coltrane coincide con el Movimiento por los Derechos Civiles y se extiende hasta el asesinato de Martin Luther King, junto con otras obras de Archie Shepp y Max Roach que se expresan en el mismo sentido.
Cierta “indiferencia” de Don Shirley hacia la radicalización del jazz coincide con las posturas de otros músicos como Lee Morgan, Sonny Clark y Ike Quebec, que se mantuvieron firmes a la corriente “hard bop”. A riesgo de permanecer a la sombra de músicos más extremistas como Ornette Coleman, la llama “hard” de la época iría apagándose, sin embargo, por causas extramusicales. Clark murió de sobredosis de heroína a los 31 años; Quebec murió de cáncer de pulmón a los 44, y Morgan fue asesinado por su esposa Helen More a los 33.