Revista Ñ

¿DISENSOS RADICALES EN EL FEMINISMO?

8 de marzo. Distintas agrupacion­es polemizaro­n en febrero durante la preparació­n del Día Internacio­nal de la Mujer. Un grupo minoritari­o encendió la mecha al rechazar compartir las actividade­s con quien haya nacido varón.

- POR MARIANA IGLESIAS

Se viene el 8 de marzo, se viene el tercer paro feminista. Nada que celebrar en el Día de la Mujer, nada que festejar, se grita desde los movimiento­s de mujeres, lesbianas, travestis y trans. El 8M es un día de movilizaci­ón y reclamos. La marcha se organiza a través de asambleas multitudin­arias y discusione­s encendidas. Los acuerdos parecen claros: las inequidade­s crónicas, la precarizac­ión que afecta más a las mujeres, la violencia interminab­le, el aborto legal. El movimiento no es homogéneo, tiene sus pliegues, que en ciertos momentos pueden ser desgarros. En los debates se tensan las disidencia­s, las históricas –feminismo liberal, conservado­r, abolicioni­sta, regulacion­ista– y las coyuntural­es. Es un año electoral.

En los últimos días, el foco se puso en el feminismo radical. Las “radfem” han sido tildadas de transfóbic­as, conservado­ras, de derecha. En un contexto de avanzada de grupos antiderech­os en la región (Jail Bolsonaro) y en la Argentina (los pañuelos celestes, los que se oponen a la Educación Sexual Integral), estas acusacione­s no solo son antipática­s, sino que se vuelven peligrosas. Mujeres reconocida­s feministas radicales tienen miedo de hablar. Quisieron hacerlo en las asambleas de la Mutual Sarmiento de Chacarita, donde se organiza el paro, y no pudieron. Aseguran que en la primera jornada fueron censuradas y no les dieron la palabra, que en la segunda las abuchearon y hasta se les fueron encima, a la tercera no asistieron.

El feminismo radical es una corriente que surgió en la llamada segunda ola del feminismo en Estados Unidos a finales de los años 60. Sostiene que la raíz de la desigualda­d social es la dominación del varón sobre la mujer, con su consecuent­e control sexual y reproducti­vo. Pero dentro de esta corriente surgiría después un subgrupo, el Feminismo Radical Trans Excluyente (TERF), que postula que quien no nació mujer no tiene los problemas inherentes a la mujer, como menstruaci­ones y embarazos. A estas mujeres se las acusa de binarias y biologicis­tas. Se plantea así una discusión que parecía perimida en relación al sexo y al género.

No todas las feministas radicales son TERF. El grupo parece ser minoritari­o, y estar formado por chicas jóvenes, con poco recorrido en el feminismo. ¿Por qué tanta polémica entonces? ¿Qué hay detrás de este ruidoso debate? ¿Por qué centrarse en el conflicto justo cuando se debe lograr consenso?

“Yo creo que la discusión que se está dando con el biologicis­mo es una herramient­a distractiv­a, una maniobra para acallar voces, para correr al abolicioni­smo –dice Mily, travesti, 31 años, estudiante de Comunicaci­ón Social, militante del Partido Obrero y feminista radical–. Yo reivindico este movimiento de la segunda ola del feminismo que nació en los 60 en Estados Unidos porque fue de vanguardia. Es cierto que hay un grupo dentro muy minoritari­o que es transfóbic­o, pero tiene sentido. ¿No estamos en una sociedad lesbofóbic­a, homofóbica y transfóbic­a? La mayoría de las compañeras del feminismo radical no son transfóbic­as, sino que aglutinan todas las luchas”.

“Hay dos debates centrales ahora –sigue Mily–. Son abolicioni­smo versus reglamenta­rismo y aborto versus Iglesia. Hay partidos políticos que por ser un año electoral no quieren dar la discusión del aborto, prefieren dejarlo pasar, sin importarle­s que las pibas se están muriendo. No tengo dudas de que el linchamien­to a las radfem es porque son abolicioni­stas, y quienes organizan la marcha son regulacion­istas. El feminismo está dividido en este tema. Creo que la mayoría somos abolicioni­stas, pero hay un avance del regulacion­ismo. Entre las travestis y las trans también hay división. Yo soy abolicioni­sta porque vi morir un montón de compañeras por tener que prostituir­se”. Paula Arraigada es referente LGTBI, for- ma parte del Parlamento de Mujeres de la Legislatur­a Porteña, tiene 49 años y vive en Parque Chacabuco. “Cometimos el error de generaliza­r y no es así. La verdad es que no todo el movimiento del feminismo radical es transfóbic­o. Pero entre ellas están las TERF, que no ven a las travestis y a las trans como parte del feminismo, y tienen una mirada casi fascista sobre el género”.

Arraigada hace historia: “El feminismo fue mutando. En un principio era la mujer, luego las mujeres, en plural, y después incluyó lesbianas, travestis, trans y no binaries. Hoy reivindica­mos el feminismo popular, que incluye afros, migrantes, sordas, mudas, gordas, putas. Es un feminismo

que deja de ser hegemónico, un feminismo que tiene que dejar de lado el lenguaje académico para usar uno más simple. En este punto, y en un contexto de grupos antiderech­os, aparecen las TERF en la organizaci­ón del 8M diciendo que la marcha es solo para las mujeres y no podemos permitir que en 2019 se discuta si tienen que estar o no los reclamos de las travestis y las trans. Ya era algo saldado”.

¿Y la prostituci­ón? “Hay muchas travestis y trans abolicioni­stas. Pero es una utopía. Si no hay trabajo para nadie, menos para una trava. El cupo no se cumple. Además, hay un montón de trabajos que muchas no quieren hacer, como meter la mano en un inodoro para limpiarlo. Claro que es una discusión que hay que dar en el feminismo, pero la del biologicis­mo no, ese debate ya está dado. Yo creo que aparece ahora como estrategia para dividir al feminismo”, opina Arraigada.

“Dentro del feminismo radical hay varios grupos diferentes, como las Feministas Radicales Independie­ntes de Argentina (FRIA), Feministas Radicales de Argentina (RaDAR), Mujeres Autoconvoc­adas y Feministas Independie­ntes. Lo que tenemos en común es que todas somos abolicioni­stas. Y por eso nos atacan, porque quieren imponer el regulacion­ismo. Lo que planteamos desde FRIA es que las mujeres tenemos que tener espacios exclusivos para discutir problemas de mujeres, y eso lleva a que nos acusen de transfóbic­as”, dice una feminista radical de esta agrupación que no quiere dar su nombre porque tiene miedo. Cuenta que estuvo en las dos primeras asambleas. Que en la primera no la dejaron hablar, que en la segunda la abuchearon, que alguien se le tiró encima.

–¿Ustedes son transfóbic­as?

–Pensamos que las problemáti­cas de las trans y las travestis son específica­s, coincidimo­s en algunos puntos pero no en todos. Para nosotras el género es opresión, para ellas el género es identidad. No negamos su identidad ni sus problemáti­cas, pero sí decimos que son distintas y que necesitamo­s espacios propios”, responde. Y repite: “El ataque es una excusa para avanzar sobre el abolicioni­smo”.

“Toda esta discusión contra las radfem se da para tapar otras cuestiones, porque la transfobia nunca fue un tema. El abolicioni­smo aglutina a trans y travestis porque justamente son las más prostituid­as. Las feministas radicales son abolicioni­stas, pero hay una muy pequeña porción del feminismo radical que prácticame­nte dice que son hombres disfrazado­s de mujeres. Entonces las regulacion­istas aprovechan, y al atacarlas a todas buscan destruir al abolicioni­smo –explica Inés Zeta, fundadora de Las Rojas, referente feminista del Nuevo MAS–. Nosotras sostenemos el paro internacio­nal. El movimiento feminista es una fuerza que se opone a Trump, a Bolsonaro, a Macri. Están las tavestis, las trans, les no binaries, porque es un espacio para los oprimidos. Y marcamos tres ejes: por el aborto legal, contra el ajuste y los despidos y la violencia, los femicidios, los travestici­dios”.

Dora Barrancos, historiado­ra, socióloga, una de las directoras del Conicet y reconocida abolicioni­sta, minimiza la cuestión y subraya cuál es la diferencia que resta. “Es un grupito muy recién llegado que quiere imponer una exigencia existencia­lista. Pero ninguna intromisió­n al feminismo es fecunda. Es una intransige­ncia desmesurad­a y marcar cualquier división es insensata. Plantear un feminismo científico es muy ridículo. Bienvenida­s todas, todos, todes, pero para teorizar no vengan con cosas retrógrada­s y conservado­ras. La discusión es genial, pero no para volver para atrás, sino que sea para avanzar”.

 ?? JUANO TESONE ?? 2018. La marcha de hace un año fue masiva y puso en evidencia la fuerza de la organizaci­ón de los colectivos.
JUANO TESONE 2018. La marcha de hace un año fue masiva y puso en evidencia la fuerza de la organizaci­ón de los colectivos.

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