Revista Ñ

Hitos que alteran los códigos

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Durante décadas, frases como “crimen pasional” y “homosexual confeso” solían ser moneda corriente en los medios masivos. Pero hacia fines de los 80 se generaliza­ba la noción de lo “políticame­nte correcto”, para desterrar de la prensa aquellos términos racistas, discrimina­torios o que encubrían una realidad grave de manera alevosa. Esto llevó, entre otras iniciativa­s polémicas, a la reescritur­a de cuentos infantiles como La Cenicienta, Hansel y Gretel y Caperucita roja, en cuyas versiones edulcorada­s se eliminaban las injusticia­s.

Un caso que marcó un antes y un después en la evolución de la corrección política fue el juicio contra el deportista estadounid­ense O.J. Simpson. En los años 70, hubiera sido políticame­nte correcto defender a un hombre negro acusado de asesinar a una mujer blanca, partiendo de la inocencia del varón y culpando de ello al racismo histórico. De hecho, por esos mismos años quedaría eliminada la palabra “negro” para reglamenta­r la noción de identidad “afroameric­ana”. En 1995 la Editorial de la Universida­d de Oxford publicó una “versión inclusiva” de la Biblia cuya intención era, según sus editores, “proveer dirección y apoyo a quienes claman por justicia”. Todas las menciones a ciegos, sordos, discapacit­ados y rengos, fueron remplazada­s por “habilidade­s físicas diferentes”. Y los “esclavos” pasaron a ser “gente esclavizad­a”.

En la Argentina la primera legislació­n antidiscri­minatoria es de 1988, creada por el ex

presidente Fernando De la Rua. Pero por esos mismos años se generaliza­ba el uso de eufemismos que enmascarab­an graves situacione­s: ya se habían impuesto la palabra “retorno” para hablar de coima; “gatillo fácil” para hablar de abuso policial mortal.

En todo el mundo se debatió cómo debía llamarse a los que hoy llamamos “pueblos originario­s”. Dejaron de emplearse las palabras aborigen, indígena y, por supuesto, indio.

En esos años, todos vimos la intensa campaña publicitar­ia de Benetton, que ganaba el mercado global representa­ndo en sus afiches a todos los orígenes nacionales, religiones y rangos etarios. Benetton contribuyó de manera eficaz a ampliar la noción de belleza, al desvincula­rla de los estereotip­os blancos europeos que la habían sujetado en el siglo XX. Sin embargo, como la corrección política es siempre lábil y cambia radicalmen­te con el tiempo, hoy podemos sonreir irónicamen­te ante su pretendido espíritu ecuménico.

El Toro de Wall Street, una escultura de bronce de Arturo Di Modica, es el símbolo de fuerza y poder; se encuentra allí desde diciembre de 1989. Pero el 8M de 2017, el Toro es desafiado por La Niña sin Miedo, de la artista Kristen Visbal. Otra estatua de bronce de una chica que se le planta al toro y que refirió inmediatam­ente a un reclamo de igualdad femenina en el trabajo.

Podemos pensar que la Argentina engendró algunas voces globales indiscutib­les en el campo de la canción popular, las causas nobles y la excelencia artística: María Elena Walsh, Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui. Sin embargo, la primera fue muy repudiada cuando objetó la Carpa Blanca de los docentes, instalada en Plaza Congreso por meses durante el menemismo. Su idilio e identifica­ción ideológica con el público se resintió en esos años.

A diferencia de otras institucio­nes conmemorat­ivas de nuestro país, el Parque de la Memoria conserva toda su aura como espacio políticame­nte neutral pero de ideología definida. En el agua de la ribera se levanta la estatua de Claudia Fontes, un muestra ejemplar de arte político. Fontes también ejecutó “El problema del caballo”, en el pabellón argentino de la Bienal de Venecia, en 2017, en la que plantea una disparidad de fuerzas semejante al conjunto de Wall Street.

No obstante, nadie puede jactarse de tener la corrección política para siempre. Si Picasso pintó el emblema del arte político del siglo XX, el “Guernica”, hoy es su conducta de género la que recibe cuestionam­ientos y la etiqueta de “predador”.

Pese a su inmenso prestigio, el propio Anish Kapoor, escultor británico de origen indio y de confesión judía, fue poco menos que escrachado por su obra “Dirty corner”. Instalada en el palacio de Versailles, más conocida como “Vagina de la reina”, apenas inaugurada fue atacada por vándalos de extrema derecha en tres ocasiones, cubierta de graffiti como un baño público.

 ??  ?? El Toro de Wall Street; la escultura original homenajea la resilienci­a del mercado a las crisis económicas. El mismo artista emplazaría en marzo de 2017 a la desafiante niña en actitud reivindica­tiva.
El Toro de Wall Street; la escultura original homenajea la resilienci­a del mercado a las crisis económicas. El mismo artista emplazaría en marzo de 2017 a la desafiante niña en actitud reivindica­tiva.
 ??  ?? Desde comienzos del siglo XX, la canción comprometi­da y de denuncia acompañó las grandes causas de la humanidad. Atahualpa Yupanqui fue uno de sus autores clásicos para la izquierda latinoamer­icana.
Desde comienzos del siglo XX, la canción comprometi­da y de denuncia acompañó las grandes causas de la humanidad. Atahualpa Yupanqui fue uno de sus autores clásicos para la izquierda latinoamer­icana.
 ??  ?? “Reconstruc­ción del retrato de Pablo Míguez”, de C. Fontes. Parque de la Memoria.
“Reconstruc­ción del retrato de Pablo Míguez”, de C. Fontes. Parque de la Memoria.
 ??  ?? Dirty corner, la monumental corneta de metal instalada en el parque de Versailles. La obra de Anish Kapoor fue vandalizad­a reiteradas veces.
Dirty corner, la monumental corneta de metal instalada en el parque de Versailles. La obra de Anish Kapoor fue vandalizad­a reiteradas veces.

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