Revista Ñ

JULIA NAVARRO: “MIS PERSONAJES SON UNO MÁS EN MI FAMILIA”

Entrevista con Julia Navarro. De visita para presentar Tú no matarás, habló sobre esta última novela, sobre sus métodos de escritura, sobre sus años como periodista y sobre la convivenci­a con sus criaturas.

- POR PATRICIA SUÁREZ

Se ganó su prestigio a pulso, con el tramado singular de sus novelas, que dejan al lector sin aliento a lo largo de mil páginas. Julia Navarro (Madrid, 1953) vino a presentar su último libro, Tú no matarás, a la Argentina. Navarro, autora de La hermandad de la Sábana Santa, La Biblia de barro y Dime quién soy, fue periodista durante muchos años en medios como Cadena SER, Cadena COPE y la TVE. Es una mujer elegante, sobria, de hablar pausado, que además de ser escritora, practica yoga todos los días y es acérrima defensora de los animales.

–A los lectores argentinos siempre nos asombran las novelas extensas –los escritores actuales no tienden a escribir novelas que superen las 300 páginas– y por eso muchos se sienten atraídos a leerlas. Sus libros tienen todos más de 600 páginas. ¿Cuánto tiempo le lleva escribir cada una? –Normalment­e varios años. A Tú no matarás la empecé a escribir entre 2013 y 2014 y luego la guardé. La recuperé en 2016 y creo que en esa novela he tardado como unos cuatro años. Todas mis novelas son un mínimo de escritura de tres años. La guardé porque tenía dos ideas a la vez, una era Tú no matarás y la otra era Historia de un canalla. Quería escribir sobre el peso de la conciencia... Había pensado en escribirla­s en paralelo, lo cual era una locura y una estupidez de mi parte, porque no podía y no me daba tanto la lira para escribir las dos juntas. Por otra parte, con Tú no matarás viajé a la Guerra Civil y a los años de la posguerra. Fue como un viaje a un mundo en blanco y negro. De pronto desapareci­ó el color de los ojos y de la mirada: todo lo veía en blanco y negro. Y es que no podía dejar de pensar en mis abuelos, porque ellos sí que vivieron esa época. Por eso esta novela se las dediqué a mis abuelas. Al fin, la emoción me arrebató y cuando estaba escribiend­o la primera parte, la guardé en un cajón sin saber si la iba a continuar. Seguí escribiend­o Historia de un canalla y la terminé, y recién después retomé Tú no matarás.

–¿Suele escribir cuentos, es decir, literatura­s de tramas más cortas?

–No lo he hecho nunca. En España no hay tanta afición al relato corto. Y también es verdad que yo escribo novelas de mil páginas. Me sucede que para contar mis historias no me censuro. Nunca me digo: “Tengo que hacer una novela de trescienta­s páginas o una de cuatrocien­tas”. Yo cuento mi historia en el espacio en que necesito contarla. Me siento cómoda contando mis novelas y que sean bien largas. Supongo que es mi venganza contra el periodismo y por tantos años de haber sido periodista. Un periodista cuenta la realidad en un folio y medio; yo necesito espacio. De todas maneras, los libros no son ni largos ni cortos. O te cuentan una historia que te interesa o no te la cuentan. Un libro de cien páginas puede resultar interminab­le y en un libro de mil puedes desear que no se acabe nunca. Depende de lo que te estés contando.

–¿Qué la moviliza a escribir sobre ambientes y épocas tan distintas como Palestina o la Guerra Civil?

–Yo no hago novela histórica; yo hago novela de personajes. Por eso todas mis novelas, transcurre­n en el siglo XX. Me interesa mucho más el efecto de la historia en la vida cotidiana de las personas, que la gran Historia. Cuando yo escribía Tú no matarás, mi ambición no era contar la Guerra Civil Española, como en Dispara, yo ya estoy muerto, no era contar el conflicto entre árabes y palestinos, sino qué les sucede a estas personas que se encuentran en un lugar, en una circunstan­cia, en un momento histórico que ellos no han elegido. Creo que el último gran misterio que hay en la tierra es el ser humano. El hombre ya

ha conocido y ha viajado por todos los mares, pisó todos los desiertos, atravesó los grandes hielos y ha estado en todas partes. Yo creo entonces que lo último que nos falta descubrir es realmente quiénes somos y adónde vamos. –¿Cómo pasa el período que dura la escritura? –Soy una escritora compulsiva y siempre leo. Suelo leer muchos libros de historia y ensayos, aunque procuro no leer novelas, salvo de autores muy determinad­os. Por ejemplo, a Javier Marías lo leo siempre y más si saca una novela nueva. A Coetzee lo leo siempre. Pero ante todo leo ensayos sobre la época y la materia de la que estoy escribiend­o porque me preocupa de mis novelas que el escenario en que las coloco esté bien construido. No quiero que haya anacronism­os y, si pongo a mis personajes en el ámbito de la posguerra, quiero que ese escenario esté construido a la perfección.

–Contó en una entrevista que su primer libro lo escribió durante un verano, cuando su hijo tenía cinco años. Creo que este relato de sus inicios es muy estimulant­e para las mujeres que quieren escribir y están criando a sus hijos y a veces les puede parecer imposible conciliar una cosa con otra. ¿Cuál fue su truco para poder hacerlo?

–No hay truco en realidad. Creo que las mujeres tenemos una capacidad especial para estirar las horas. Para las mujeres que trabajamos, el tiempo no existe porque estiramos las horas del día. Lo que hacía era levantarme muy temprano, me ponía a escribir todos los días a las cuatro de la mañana, a las ocho me iba a trabajar, estaba todo el día fuera de casa, volvía, volvía a escribir y la verdad es que eso era insoportab­le. Hubo un momento en que mi salud no resistía la exigencia, pero seguía sosteniénd­ome la pasión por escribir. Escribir es una gran pasión. Durante el tiempo de su escritura, cada novela me hace incorporar los personajes a mi vida cotidiana. Son casi como uno más de la familia. Están vivos, pienso en ellos, forman parte de mi realidad. Después, claro, me cuesta mucho despedirme de ellos porque no se quieren ir. Hay un momento en que hay que empujarlos para que se marchen, para que dejen hueco a los que vienen. Esta colisión entre los que se van y los que vienen era lo que me complicaba el deseo de escribir dos novelas a la vez.

–¿Extraña el periodismo?

–No. Si a los treinta años me ponían a elegir entre el periodismo y la literatura, elegía el periodismo. Si a los cuarenta años me ponían a elegir, también elegía el periodismo. Pero a los cincuenta, ya no. A los cincuenta eliges la literatura y para lo que resta de tiempo.

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JUAN MANUEL FOGLIA “Si a los treinta años me ponían a elegir entre el periodismo y la literatura, elegía el periodismo”, admitió Navarro.
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$ 1199
Tú no matarás Julia Navarro Plaza & Janes 992 págs. $ 1199

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