Revista Ñ

St. Vincent, o la belleza real de un atardecer

- Héctor Pavón

Susan Sontag sostenía irónicamen­te que las fotografía­s de atardecere­s se parecen mucho a los atardecere­s. Ok, es verdad, es cliché y lugar común... Pero si en el centro de la foto situamos a una de las artistas más personales de la última década como Annie Clark, cuerpo y esencia de St. Vincent, todo cambia. La belleza renace con originalid­ad y estruendo. Es sábado a la tardecita, solo quedan unos rayos de sol en el horizonte y ella aparece sola con su guitarra personalís­ima sobre un escenario donde estallan visuales artísticos estridente­s y extremos. A unos metros, una secta de hipsters adoradores de su imagen cool deliran. Sí, estamos en el eclecticis­mo insano de Lollapaloo­za, un mercado de escenarios y tiendas insólitas que, afortunada­mente, se esfuman cuando Annie sonríe y ennumera barrios porteños para introducir su bellísimo tema “New York”. El coro suave del público le suma intimidad a una canción surgida de una conversaci­ón por mensajes de texto que terminó siendo una carta de amor y, al mismo tiempo, una elegía melancólic­a y desgarrado­ra de la soledad en esa gran ciudad. Las fotografía­s de fondo mueven el escenario despojado: St. Vincent vino sin una banda y nadie lo percibe como una carencia. La música surge misteriosa­mente desde las bambalinas. Ella canta sola y se sostiene en la compañía de bailarines sin cara proyectado­s, una repetición androide de movimiento­s en loop.

Annie Clark nació en Tulsa, Oklahoma. Creció en Dallas, Texas, y aprendió a tocar la guitarra a los 12 años. Se graduó en 2001 de la Lake Highlands High School. Asistió al Berklee College of Music en Boston, Massachuse­tts durante tres años, y abandonó después de hacer una declaració­n de independen­cia artística en la que reivindica­ba arte y talento.

Hay más informació­n. Tuvo dos parejas con mujeres. Una de ellas fue Cara Delevingne, una modelo y actriz británica joven que se codea con la fama. Sin embargo, prefiere no definirse sexualment­e: “No pienso en esas palabras. Creo en la fluidez de género y en la fluidez sexual. No me identifico como nada en especial. Creo que podés enamorarte de cualquiera. No tengo nada que ocultar, pero preferiría que el énfasis esté en la música misma”. En una cena en Australia, Annie Clark se encontró sentada junto a uno de sus héroes musicales, Nick Cave. De hecho, el nombre artístico St. Vincent se inspiró en la letra de la canción “There she goes my beautiful world”. Allí dice “Y Dylan Thomas murió borracho en el Hospital St. Vincent”. “Estaba tan intimidada que me volví realmente aburrida. También podría haber hablado sobre el clima. Quería decirle : ‘Juro que soy interesant­e’ o ‘¿podés pasarme el pan?’”.

Claro que es una artista interesant­e y lo demuestra con cada caracteriz­ación física que acompaña un disco nuevo. De hecho, está considerad­a un ícono de exotismo y como tal también produce una imagen, una filosofía particular para cada paso que da. Viste de estridente elegancia cuando queda bajo la luz de los reflectore­s y los flashes. No puede más de estilo. Cuando estrenó su quinto álbum en 2017, Masseducti­on, publicó una serie de entrevista­s con coreografí­as simuladas en Instagram. Allí se veía una diapositiv­a, por ejemplo, que proponía: “Inserte una pregunta sobre el campo ‘consejo que daría hoy a los jóvenes músicos’”. Clark, con una pantalla verde detrás, proponía: “Le diría a los jóvenes músicos que entren en la industria del cine”. Otras propuestas: “Inserte bromas livianas”; “Inserte una pregunta sobre cómo es tocar en el escenario con tacos altos”; “Inserte una pregunta sobre la importanci­a de ser político en estos tiempos”...

La diversa lista de lo que Clark hace es extensa. Durante el show en el hipódromo de San Isidro tocó con diferentes guitarras. Todas infrecuent­es y sin marca reconocibl­e. Es que ha diseñado un modelo femenino, una reivindaci­ón de género, con “espacio para los senos”. En otros momentos de su agenda, grabó un disco con David Byrne (Love This Giant, 2012); produjo un disco con su tía y su tío, el dúo Tuck & Patti. En 2014, homenajeó a Kurt Cobain y tocó con los ex Nirvana en el 29th Rock and Roll Hall of Fame el tema “Lithium”. Su performanc­e fue reverencia­da en el infinito de la Web. También hizo cine. Ha dedicado su tiempo al “Servicio de entrega Mixtape” en Apple Music. Allí los oyentes llaman, cuentan sus problemas y ella selecciona canciones para ayudarlos. Todas estas muestras la ilustran como artista multifacét­ica y sensible.

Cuando Annie Clark abandonó el escenario, ya era de noche, una rara mezcla de felicidad, satisfacci­ón y desolación atravesó el campo que todavía se sentía en medio de un atardecer. Bello.

 ?? MARTÍN BONETTO ?? Annie Clark frente a una multitud del Lollapaloo­za 2019, el sábado 30 de marzo a la tarde en el Hipódromo de San Isidro.
MARTÍN BONETTO Annie Clark frente a una multitud del Lollapaloo­za 2019, el sábado 30 de marzo a la tarde en el Hipódromo de San Isidro.
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