Revista Ñ

HISTORIAS PARA UN MUNDO INMEDIATO

Ramiro San Honorio, un guionista y realizador audiovisua­l, produjo series para plataforma­s de streaming y creó la primera “chat story” interactiv­a.

- POR GISELA DAUS

Netflix rodó en la Argentina –en 2018– la serie musical Go! Vive a tu manera, estrenada en febrero, ya disponible en varios idiomas. Sus realizador­es son argentinos que trabajaron en series juveniles como Violetta, Soy Luna y Rebelde Way. Los creadores Sebastián y Nicolás Mellino; la guionista Patricia Maldonado; entre otros, se aliaron para una producción de Kuarzo –productora de Guido Kaczka– y Onceloops. Parte del elenco también es argentino: la protagonis­ta Pilar Pascual –radicada en México–; Laura Azcurra; Gastón Ricaud y la lista sigue, esa es solo una parte del equipo local que trabajó para la serie. Hoy está quinta en el ranking de Netflix Latinoamér­ica y ya anunció su segunda temporada, en posproducc­ión.

La serie se filmó en la UADE y un integrante del staff técnico de allí es el autor, guionista y docente Ramiro San Honorio. “Netflix estaba en la búsqueda de locaciones y un modelo de producción en lugar fijo fue ideal, la iniciativa de rodarlo ahí fue del productor Héctor Cavallero (director de Artes Escénicas de la facultad). Go! se desarrolla en la universida­d como si fuera una escuela. Apunta a un público joven y, al estilo Disney, aborda la cotidianid­ad del colegio secundario, las relaciones amorosas adolescent­es y el despertar de una vocación”, afirma el también director de las carreras de Diseño Audiovisua­l y Multimedia.

Además, este guionista de 38 años –con 15 de experienci­a– es un creativo innovador en varias plataforma­s y formatos del rubro. Es autor de una decena de libros y con Argentum (Planeta, 2014) fue best seller, superando en ventas a Stephen King ese año. -¿Cómo fue coordinar el backstage en una producción de Netflix, situada en tu lugar de trabajo? -Muy interesant­e y un desafío: fue explicarle­s a los alumnos, de entre 18 y 24 años, la dinámica del oficio aceleradam­ente. Se logró un nivel muy profesiona­l, hermético y trabajamos 100 personas allí. Descubrier­on la magia de esta profesión que los va a definir en el futuro. Los técnicos –muy nobles– se divertían enseñándol­es, fueron profesores del oficio como era antes. Para mis estudiante­s fue una experienci­a académicap­ráctica y hoy pueden decir que trabajaron en Netflix.

-Los espectador­es migraron a Netflix, ¿hay público local desaprovec­hado?

-Sí, es gente que está enojada porque le interesa y quiere ver ficción local de gran calidad, por eso aún está la posibilida­d de cambiar. Es algo simple: darle oportunida­d a una buena historia, bien contada. Acá no hay una renovación de autores y el productor no quiere arriesgar. El perfil y paradigma del público cambió, lo que antes funcionaba ya no. Netflix tiene la experienci­a del usuario: el algoritmo analiza al extremo al espectador y le brinda lo que necesita, eso es clave. El usuario quiere interactua­r, los productore­s y guionistas tenemos que capacitarn­os para no quedar atrás, como viejos dinosaurio­s.

-¿Y cómo logra Netflix posicionar sus contenidos a nivel mundial?

-Con una estética cinematogr­áfica de alta calidad, temas universale­s, actuales, trabajan arquetipos más que estereotip­os y saben con qué países aliarse. Aunque también ajustan el presupuest­o, tienen un buen diseño de producción y contenido, eso lo vuelve el negocio perfecto y lo escalan a nivel “cósmico”. Además, destinan el 30% de su presupuest­o para promociona­rse. Es el rey del marketing: elevan su producto a un podio, lo instalan y agigantan sus fortalezas. -¿Tenés próximo proyecto con la plataforma?

-Sí, con unos jóvenes rosarinos. Una serie de ciencia ficción con temática de bullying, acción... Está en etapa de corrección , yo soy el script doctor. Pero los contenidos son súper-secretos y saldrán en 2020.

-¿Cuál es la diferencia entre guionista y script doctor?

-Guionistas son los que escriben, idean, crean. Y el script doctor, antes script editor, es un “doctor de guiones”: otro guionista con una mirada que analiza desde los contenidos académicos, del fundamento a la corrección, orienta al autor, pule y “cura” ese guion o solo lo analiza y da un informe. -Has dicho que los guionistas son menospreci­ados en el país. ¿Por qué?

-El guionista no existe, es invisible. En los programas de TV o después de ganar un Martín Fierro, los actores jamás los nombran. Interpreta­n un personaje que es creación del guionista: sin autor no tendrían trabajo. Cuando los olvidos son sistemátic­os es triste, hasta en las fichas de las notas periodísti­cas sucede. En los festivales internacio­nales cuando un artista gana un premio, al primero que agradece es al autor. -¿Cómo llegaste a escribir chat stories?

-Hace años vi capturas con chats originales (así nacieron los chat stories) de gente, que se hacían virales por graciosos y extraordin­arios. Después se empezaron a ficcionar y apareció el formato. Llegué a la aplicación española Leemur a través de la editorial Planeta. Primero tuve prejuicios, pero me sorprendí: al ser dialogado, se pueden contar infinitas historias, de cualquier género. Me animé a probar con un chat de terror, Comida china. Fue un desafío y la app hoy es una de las más usadas por los jóvenes.

-¿Y cómo llegaste a crear tu chat story interactiv­a, la primera de Leemur con esa propuesta tuvo más de 10 mil lecturas en 10 días? -Primero fue una historia corta, sobre una chica que sufría parálisis de sueño. Mi editora, Julieta Lorea, me explicó que era para una serie interactiv­a: querían ampliar la aplicación (al estilo Elige tu propia aventura) con videos, fotos y audios. Ahí la transformé en No vas a dormir: una chica con insomnio y un doctor que la trata a través del celular. A medida que avanza, se pueden elegir entre los diferentes finales con muchos monstruos y pesadillas.

-¿Es redituable como ingreso?

-Si me dedicara solo a escribir esto no, es una paga de escritor. Hice un contrato con un porcentaje chico por la cantidad de lecturas y me va bien, ayuda.

-Escribís una chat story de fanfiction inspirada en personajes de Guillermo del Toro y supervisad­a por él. ¿Cómo nació este proyecto, de qué trata y cómo es trabajar con él?

-A Guillermo lo conocí hace dos años por Twitter, luego en persona. Una historia familiar me vincula con su obra El Laberinto del Fauno: el hijo de Paco Bedoya (el revolucion­ario contra Franco) es mi primo directo, su madre mi tía, y él lo sabía. Le conté que quería escribir un chat story sobre un museo del terror con sus monstruos, le pedí permiso y que la supervise. Es un maestro, sabio: tiene muy claro lo que quiere hacer y su humildad es destacable, no solo concreta proyectos sino que ayuda a concretarl­os. The beast of Bleak House saldrá en mayo, en Leemur. Será y lo hacemos sin fines de lucro.

-Fuiste guionista de Nickelodeo­n, Playboy TV, la TV local, cine, videojuego­s, etc. ¿Es un pro o una contra desempeñar tantos roles múltiples? -Es favorable: te hace explorar diferentes formatos, géneros, terrenos.

-¿Cuál es el secreto para lograr adaptarse a formatos y escenarios tan disímiles? -Curiosidad: eso lleva a querer lo nuevo y no tenerle miedo, sí respeto pero siempre que aparece algo lo quiero explorar.

-¿Cómo evaluás el futuro de las plataforma­s digitales para los creadores?

–Un panorama complejo, pero soy optimista: será complicado solo para quienes no se sepan adaptar. Las nuevas plataforma­s nos dieron una identidad y democracia en los medios que era necesaria para escuchar diversas voces. Si el debate es sano, es bueno que haya pluralidad.

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ALFREDO MARTÍNEZ Ramiro San Honorio es docente en la UADE y director de las carreras de Diseño Audiovisua­l y Multimedia.

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