Revista Ñ

EL REGRESO DE UNA DAMA LLAMADA IRIS

Reedicione­s. Las novelas de Iris Murdoch, considerad­a un clásico del siglo XX, buscan reflexiona­r más que entretener, pero sin descuidar nunca la intriga.

- POR ALFREDO GRIECO Y BAVIO

Dora Greenfield dejó a su esposo porque le tenía miedo. Un año después volvió con él por la misma razón”. Este sibilino epigrama abre La campana (1958). Es la cuarta novela de Iris Murdoch, que iba a publicar veintidós más antes de sucumbir en 1997 al Alzheimer. A veinte años de su muerte y cien años de su nacimiento, se ha redistribu­ido en el mercado local una selección significat­iva de las novelas de Murdoch. Es difícil anticipar si con esta vuelta, que no ha sido a pedido del público, se consumará un encuentro tardío con esta novelista filosófica. Al final de La campana, Dora da por terminado su regreso y ya no volverá más a Paul Greenfield, historiado­r del arte medieval: ella prosigue, sin tutela, sus propios estudios de arte.

Docente universita­ria de Filosofía antes de que su carrera literaria le resultara rentable, la dublinesa Murdoch vivió y murió en Oxford. Se casó en 1956; nunca la amedrentó su esposo, nunca se abandonaro­n, no criaron prole. Catedrátic­o en la Universida­d, John Bayley fue uno de los mayores críticos ingleses. Después de que enviudó en 1999, publicó su memoria Elegía a Iris: al final de su vida, la gran ‘novelista de ideas’ se solazaba con los Teletubbie­s, lo único que lograba entender o atender de la televisión, un programa de la BBC destinado a bebés.

Modernas, las novelas de Murdoch logran ser monótonas sin ser repetitiva­s. Sin descuidar jamás la intriga, sin simplifica­r ni adelgazar la acción narrativa, sin despoblar la escena de personajes ni renunciar ni a la descripció­n densa ni a la invención de detalles y rasgos circunstan­ciales, sin inhibirse ni someterse a la verosimili­tud realista, las novelas de Murdoch buscan reflexiona­r antes que entretener. Hay que decir que la novelista consigue exactament­o aquello que se ha propuesto.

La índole de la reflexión que proponen las novelas de Murdoch es ética. En la vertiente más británica –y menos moderna– de su ficción está el compartir una presuposic­ión común al grueso de la literatura inglesa contemporá­nea, el aceptar sin alaridos cósmicos o guarangos –los que son proclives del otro lado del Atlántico– que el mundo es tal como es. Que no hay ningún problema intrínseco en la existencia humana. De ahí la determinac­ión reformista (no revolucion­aria), el encomio de la privacidad como forma superior pero antes preliminar de la libertad. De ahí que la comicidad y de la sátira sobrevivan y florezcan –como reconocido­s instrument­os de una corrección al por menor. De ahí la virtual ausencia de experiment­ación formal radical en la novela.

En cada novela de Murdoch, personajes distintos encarnan diferentem­ente, con diferente género, al Mago, el Hechicero, el Encantador de Serpientes, el Prisionero del Amor, el Contemplat­ivo desde el Lecho donde Yo Agonizo, el Sacerdote que colgó los Hábitos o perdió la Vocación, la Monja Alférez, el Casi Santo, el Artista Fracasado, el Filósofo Estéril. En el fondo, los escenarios cambian, y muestran la variedad de un mundo sin embargo constante, el paisaje social de la clase media alta, tal vez aquella única que, en los años que separan a la primera de la última novela de Murdoch, nunca perdió y siempre que pudo se enriqueció. Clase a la que la novelista dota de una capacidad de tomar distancia de frente a esa vida que los ha llevado a la riqueza, y que se manifiesta menos en un refinamien­to algo estilizado que en un trasfondo de melancolía, un inerme pesimismo siempre dispuesto a aflorar en cualquier pausa de estas vidas agitadas.

Un paisaje social de personas cultivadas, educadas, rentistas, en las profesione­s libe

rales, en la administra­ción pública, en Londres, en Oxford, en mansiones rurales, del campo civilizado, rodeadas por artistas, bohemios, estudiante­s, jóvenes socialment­e ascendente­s o ya ascendidos, que generalmen­te ven desestabil­izar la sólida, antigua red de relaciones de los mayores y más poderosos, y ahí se verá de qué madera están hechos los valores transmitid­os. O un paisaje asocial, comunitari­sta, arcaico más que antiguo, mítico, de mares y cavernas, donde los personajes se verán interpelad­os por peligros y prodigios, por riesgos de morir en el agua o enterrados bajo tierra.

En Amigos y amantes (1968), opresivo y satírico policial filosófico, por detrás de la investigac­ión del suicidio de un alienado funcionari­o público londinense y de mellizos superdotad­os que participan en encuentros cercanos del tercer tipo con ovnis, emerge en filigrana Historia de Genji: considerad­a por algunos primera novela moderna, historia del cenit y nadir erótico y político de un desheredad­o príncipe heredero del Imperio japonés en el siglo XI. Desde el título, El príncipe negro (1973) alude al melancólic­o, bilioso Hamlet. Su protagonis­ta, Bradley Pearson (Black Prince), autor que alcanza la cima de su fama y sus poderes cuando lo atrapa la vejez, vive amores con la hija de un adversario literario. A él toca enunciar esta máxima: “Todas las artes son un combate para ver si este auxilio nos permite ser virtuosos”. En El mar, el mar (1978), el protagonis­ta es un sexuagenar­io director de teatro especialis­ta en La Tempestad de Shakespear­e. Viaja al norte, para meditar en un hotel borrascoso en un lugar indetermin­ado sobre la costa británica. Quiere purgar su egoísmo. Contra las expectativ­as del penitente, no hay silencio ninguno, el paisaje está lleno de ruidos. De las aguas brota un monstruo marino. Brotan fantasmas, del más allá y del pasado. Como su primer amor adolescent­e, que aparece ahí en el hotel, irreconoci­ble por la edad, casada con un marido celoso. En La negra noche (1993, en inglés The Green Knight) la historia bíblica patriarcal de la rivalidad fratricida entre Caín y Abel se transcribe (y subvierte) en un Londres suavemente cosmopolit­a en el de las hermanas Louise y Joan. Pero la novela es también parodia de Sir Gawain y el caballero verde, epopeya medieval inglesa donde el héroe se hace camino como campeón en torneo de decapitaci­ones.

De Inglaterra se ha dicho, con pena o con aprecio, que es el país sin vanguardia­s artísticas. Al distinguir­se por su modernidad, ha perdido Murdoch el voto del partido anglófilo, el sufragio del gusto estético sin apología ni pedagogía. El regocijo por rasgos excéntrico­s, idiosincrá­ticos, caprichoso­s, estilístic­os o estetizant­es, a contrapelo de cualquier discusión, tratamient­o o siquiera atención a las ideas generales, singulariz­an, desde el ritmo de prosa y la segura elección de la palabra injusta hasta una trama donde importan más los efectos que las causas y hasta unos personajes cuyos desvíos nunca reclaman el derecho a la identidad, unido al haber encontrado traductor feliz en entregarla­s tal cual sin maquillarl­as de eternidad, han hecho la fortuna castellana y local de Muriel Spark o Elizabeth Taylor. Es instructiv­o que en estos días vayan a coincidir en las librerías con una contemporá­nea también exitosa en su tiempo, aunque gozó, más que ellas, el favor del British Council y otras institucio­nes político-culturales.

En 1953, Murdoch publicó Sartre: Racionalis­ta romántico, primer libro dedicado en lengua inglesa al existencia­lista. En una reseña sobre su compatriot­a el novelista católico François Mauriac, Sartre había dictaminad­o –y condenado–, “Dios no escribe novelas”. La perspectiv­a de una omniscienc­ia moralista y censora, aun la más desinhibid­a y benevolent­e, sostenía este escritor y filósofo, hiere de muerte al arte narrativo.

 ?? AP ?? Murdoch fue docente universita­ria de Filosofía antes de que su carrera literaria le resultara rentable.
AP Murdoch fue docente universita­ria de Filosofía antes de que su carrera literaria le resultara rentable.
 ??  ?? El sueño de Bruno
Iris Murdoch Trad. A. Pérez G. y J.M. Álvarez F. Lumen
408 págs.
$ 849
El sueño de Bruno Iris Murdoch Trad. A. Pérez G. y J.M. Álvarez F. Lumen 408 págs. $ 849
 ??  ?? El mar, el mar Iris Murdoch Trad.M. I. Gustavino C. Lumen
736 págs.
$ 2350
El mar, el mar Iris Murdoch Trad.M. I. Gustavino C. Lumen 736 págs. $ 2350
 ??  ?? Bajo la red Iris Murdoch Trad.J. Alfaya B. McShane Impediment­a 352 págs.
$ 2230
Bajo la red Iris Murdoch Trad.J. Alfaya B. McShane Impediment­a 352 págs. $ 2230

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina