Revista Ñ

Dalí expande la realidad en la Florida

- Eduardo Villar

Hace exactament­e 32 años llegué una tarde de más de 30 grados a la ciudad de St. Petersburg, Florida, con el único fin de visitar el Museo Salvador Dalí. Me queda de ese viaje un puñado de recuerdos. Entre ellos, la impresión que me causaron especialme­nte dos obras de Dalí: “Torero alucinógen­o”, una enorme pintura de cuatro metros por tres, y “Gala desnuda mirando el mar Mediterrán­eo que a 18 metros aparece el presidente Lincoln”, una obra más alucinógen­a que el torero, que efectivame­nte es la mujer de Dalí mirando el mar, excepto si uno la mira a 18 metros de distancia. Desde allí es un retrato pixelado de Abraham Lincoln. También recuerdo que no fue fácil llegar al museo. La ciudad era chica y casi no había tránsito, tampoco GPS y nadie era capaz de indicarme cómo encontrar el museo. Ninguno de los que andaban por las calles de St. Petersburg estaba al tanto de su existencia, pese a que estaba allí desde hacía cinco años. Había sido fundado en el año 1982, con una arquitectu­ra modernísim­a para entonces, frente a una marina llena de yates amarrados.

El de los años 80 era evidenteme­nte otro mundo, en el que el turismo, la riqueza y la suerte de las ciudades no estaban ligados al arte y a su oferta cultural. Ni los habitantes de St. Petersburg ni los turistas que llegaban un poco por casualidad sabían que allí había un extraordin­ario museo con la mayor colección de obras del pintor surrealist­a fuera de las fronteras de España, quizá por capricho de los dueños de esa colección, el matrimonio Morse –Albert y Eleanor, sus mecenas estadounid­enses–. A nadie parecía importarle el museo, que sin embargo creció hasta que fue necesario mudarlo a otro edificio en la ciudad en 2011.

Hoy el museo –que tiene en su patrimonio unas 2.000 piezas de Dalí– recibe cada año 400.000 visitantes (la población de St. Petersburg es de 260.000). Y la semana pasada acaba de anunciar un plan para sumar a su espacio 1.900 metros cuadrados –con un costo de 38 millones de dólares– dedicados a presentaci­ones orientadas a lo digital y programas educativos que hacen uso de tecnología­s de realidad aumentada y virtual.

Con la dirección de Hank Hine, el museo ya ha dado algunos pasos en esa dirección. En estos días, en su exposición temporaria Magritte & Dalí los espectador­es pueden meterse en las obras a través de dispositiv­os de realidad aumentada. También mediante realidad virtual es posible una inmersión total de 360 grados en algunas pinturas, que segurament­e se vuelven más surrealist­as, más alucinógen­as.

Según declaró Hine a ArtNews, “tiene que haber un cambio en la manera que la gente vive el arte. Nuestra motivación es el cambio en nuestra cultura”.

 ?? CORTESÍA SALVADOR DALI MUSEUM ?? El Museo Salvador Dalí de St. Petersburg, Florida, tiene la mayor colección del pintor surrealist­a fuera de España. Unas 2.000 piezas, algunas de ellas, obras maestras.
CORTESÍA SALVADOR DALI MUSEUM El Museo Salvador Dalí de St. Petersburg, Florida, tiene la mayor colección del pintor surrealist­a fuera de España. Unas 2.000 piezas, algunas de ellas, obras maestras.
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