Revista Ñ

Personajes que caen como actores de cine mudo

Literatura rusa. El cuaderno azul traduce por primera vez los sorprenden­tes cuentos y textos dispersos de Daniil Jarms.

- POR EZEQUIEL ALEMIAN

Hijo de un revolucion­ario que compartió celda con el hermano de Lenin y luego se transformó en un ascético pacifista tolstoiano, a Daniil Jarms (1905-1942) de joven le gustaba memorizar poemas de sus contemporá­neos, el simbolista Alexander Block y el visionario zaum Velimir Khlebnikov, y abrazó el futurismo ruso con su carga de milenarism­o y misión utópica. En un grupo de poesía sonora conoció a Alexander Vvedensky, con quien en 1928 fundó el grupo OBERIU. Jarms le dibujó un logo: una estrella dentro de un hexágono, dentro de un círculo, con la palabra REAL en letras romanas en el centro.

Malevitch les cedió un lugar para que se reunieran. “Ustedes son jóvenes provocador­es, y yo soy un viejo provocador”, les dijo. A Jarms le regaló un ejemplar de su libro Dios no ha sido derribado con la inscripció­n: “Ve y detén el progreso!”

El manifiesto de OBERIU definía la poética de Jarms como una colisión de las palabras con las cosas. El crítico Valery Podorga señaló que “el gesto de OBERIU fue siempre destructiv­o”. Otro crítico, Mikhail Iampolski, anotó que los escritores de OBERIU reorientar­on el énfasis de las vanguardia­s de la realidad social a la realidad semiótica. “Su mayor contribuci­ón fue la ironía”, agregó.

Dos editoriale­s independie­nte acaban de publicar sendas antologías del trabajo como narrador de este verdadero genio de las vanguardia­s, que en vida nunca preparó sus manuscrito­s para una publicació­n.

El cuaderno azul incluye, traducidas del inglés por Santiago Feathersto­n, prosas de los dos ciclos de relatos de Jarms: Incidentes, que recopila una treintena de textos que el mismo Jarms copió en una libreta manuscrita, y Otros escritos, que agrupa textos individual­es que dejó dispersos. A esto suma La vieja, parodia de Dostoievsk­i, “minimalism­o meta-ficcional” y el texto más largo de Jarms, de 34 páginas, El cuaderno azul, “álbum de recuerdos” heterogéne­os y sorprenden­tes, y dos cartas muy significat­ivas, a Vvedenski y a Pugachova. Por su parte, No sé por qué todos piensan que soy un genio..., incluye, con traducción directa del ruso de Érica Brasca, una cuidada selección del cuerpo de sus relatos.

Los cuentos de Jarms raramente superan la página de extensión. Sus personajes están continuame­nte cayendo, como actores de cine mudo, o

payasos de circo. La caída es “el” incidente de Jarms, el grano de su narrativa. ¿Por qué sucede lo que sucede?, es una pregunta omnipresen­te en su literatura.

Los conectores lógicos han sido elididos, el azar se impone a la lógica, las fábulas pierden su sentido moral y la magia y el sin sentido se imponen a la razón.

“Algunas veces la inhabilida­d psicológic­a del narrador para escribir se transforma en una pérdida de habilidad que concluye prematuram­ente muchos relatos”, escribió Matvei Yankelevic­h, traductor de Jarms al inglés. Jarms tiene con las palabras un sentido de la responsabi­lidad religiosa, agregó. Jarms es también muy ruso. Servidumbr­e, burocracia, hombres superfluos, funcionari­os obsecuente­s; escribe en los años en que termina de desplegars­e la estética del realismo socialista.

Detenido en 1931 por el carácter “no pedagógico” y “antisoviét­ico” de su literatura infantil, Jarms aseguró que su intención era alejar a los lectores jóvenes de la realidad. “Soy hostil al presente”, dijo. Detenido de nuevo en 1941, para evitar ser enviado a un campo de trabajos forzados, fingió padecer problemas mentales. Encerrado en un hospital psiquiátri­co, murió a los pocos meses, a los 36 años.

La herencia de Jarms fue retomada en la Rusia de los años 60 por la literatura clandestin­a del samizdat, y en la de los 80 como un puente entre las primeras vanguardia­s y las que se estaban constituye­ndo sobre el derrumbe del comunismo. La importanci­a de Jarms y de OBERIU en la posmoderni­dad rusa fue reivindica­da por artistas y escritores como D. Prigov, Arkadii Dragomoshc­henko, Ilya Kabakov y Eduard Limonov.

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Jarms fue detenido en 1931 por lo “antisoviét­ico” de su literatura infantil.
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Trad. Santiago Feathersto­n La Tercera Editora 196 págs.
$ 400
El cuaderno azul Daniil Jarms Trad. Santiago Feathersto­n La Tercera Editora 196 págs. $ 400

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