Revista Ñ

TODO LO QUE PUDO HABER SIDO Y NO FUE

Losers, el libro de Maximilian­o Poter, reúne once historias de músicos de rock que rozaron el éxito pero, por diversos motivos, no alcanzaron su consagraci­ón.

- POR GISELA DAUS

Las historias de perdedores tienen un encanto particular. En cierta forma, todos nos sentimos un poco perdedores en esta vida, por eso investigué historias de personajes con todas las condicione­s para triunfar: ya sea que formaban parte de alguna banda luego famosa o porque tenían facha, contactos, talento o esa imprescind­ible suerte. Pero algo salió mal y se quedaron viendo pasar una consagraci­ón ajena que podría haber sido la suya”, asegura el periodista Maximilian­o Poter.

Su primer libro, Losers: Historias de famosos perdedores del rock (Ediciones B), reúne once historias que agrupan cuestiones desde lo absurdo o cómico, hasta aquello más trágico y dramático. Ya en la tapa el libro recrea la portada de Help! –el icónico disco de Los Beatles– llevado a su antítesis por la temática que aborda: relatos de “perdedores que se quedaron al filo de la gloria en la historia del rock”.

No es fácil triunfar en el rubro. Así lo demuestran los números que figuran en la investigac­ión de Poter: a cifras de 2017, solo el 12% de los ingresos de la industria es para los músicos. De acuerdo al especialis­ta Kevin Brown (ex ejecutivo de Spotify) en un informe de Citigroup (2018) sobre el negocio musical, “el 99% de las reproducci­ones en Spotify se dan sobre un 10% de las canciones: el 90% de los músicos obtiene poco y nada de ganancias. En el caso de formar parte de un sello de la ‘vieja industria’, reciben 1700 dólares por cada millón de reproducci­ones o alrededor de 20 mil dólares en el caso de un servicio de streaming –a dividir entre los autores, que puede no ser el mismo artista–, porque ellos se llevan la parte del león”.

–¿Por qué elegiste solo músicos de rock/pop y de habla inglesa?

–Por un criterio de universali­dad: cuento historias de artistas que la gente pueda reconocer o en los casos de los personajes poco conocidos popularmen­te, quise llevarlas al público en general. Hay relatos de personajes relacionad­os con la vida de gigantes del rock como Led Zeppelin, los Rolling Stones, los Beatles, AC/DC o The Police. La idea es que un lector de cualquier parte del mundo pueda sentirse identifica­do y conozca un “lado b” en la vida y obra de bandas icónicas.

–Decís en tu libro que con él intentás “redescubri­r y revalorar a estos artistas”. ¿Por qué? –Es digno darle significad­o y trascenden­cia a sus vidas, era injusto que quedaran solo como notas al pie dentro de la gran crónica de la historia del rock. Hay relatos detrás de ellos que son interesant­es, divertidos, emocionant­es. Conocerlos nos ayuda a ver con otros ojos a sus ex bandas: a veces el destino de estos personajes tuvo que ver con actitudes miserables de sus compañeros. El libro ofrece la posibilida­d de analizar qué es el éxito y qué es la fama, dos cosas que se mezclan pero no son lo mismo. Y permite poder mirar con otros ojos a la industria musical: bastante cruel en números, en lo que exige y toma de tu vida.

–Sobre Gloria Jones, la única mujer que encontrast­e para incluir: su historia es trágica pero ella declaró que la música salvó su vida, ¿cómo se entiende?

–La música salvó su vida en muchos sentidos, fundamenta­lmente la artística, en un término general y simbólico. A inicios de los 60/70, el rock estaba casi vedado para las mujeres. Su rol era el de espectador­a, fanática, groupie; o en el caso de Jones, una corista que trabajaba de manera anónima para músicos hombres. El rock le propuso una revolución en su vida en particular y

en la de las mujeres en general. A partir del rock, ella se independiz­ó y se transformó en una artista que escribe, compone y crea para otros artistas. Hasta compuso un tema para los Jackson Five.

–Ese cuestionad­o lugar que la mujer tiene allí no se ha modificado.

–Totalmente. Que hoy haya que pedir un cupo femenino en un festival, que el principal productor de eventos ponga en duda la existencia de talentos femeninos locales para incluirlas, es patético de su parte y trágico que suceda. Aunque la industria del rock acompañó los cambios que se dieron en la sociedad y el mundo, tampoco escapa al machismo, al patriarcad­o imperante. Hay que seguir peleándola y que tengan el lugar que se merecen.

–¿Es cierto que a Pete Best los Beatles lo echaron por tocar “horrible”, o que a Ian Stewart lo dejaron fuera de los Stones por verse “horrendo”? –Best es expulsado de los Beatles por una cuestión de falta de química entre los integrante­s –algo importante en cualquier banda–. No era mala persona ni mal baterista y lo echaron de forma cobarde, con su mánager Brian Epstein. A Ian Stewart sí lo sacaron por feo, no daba con el perfil. Él fundó la banda, reunió a Mick Jagger con Keith Richards, los financió, alimentó e igual fue expulsado cuando ingresó Andrew Loog Oldham –productor que los hizo despegar y les dio esa imagen de chicos malos–. Lo interesant­e de la historia, frente a la de Best, es que Stewart permaneció con ellos: toca el piano, es su road manager y guía en el sonido y blues de la banda. Un relato de lealtad a la amistad y esencia blusera. –¿Cuánto hay de mito y de realidad en las teorías conspirato­rias, en las que coinciden algunos de tus losers que dijeron ser perjudicad­os por sus propias ex bandas?

–Hay una dosis de verdad y otra de exageració­n. Por ejemplo: Pete Best cumplió un rol fundamenta­l pero nunca fue bien tratado por los otros Beatles, ni luego de expulsado. Eran pibes de 17 años, a los que no se les puede pedir un comportami­ento maduro. Pero en el caso de Jimmie Nicol, también fue cruda la actitud que tuvieron (reemplazó muy bien a Ringo Starr en su primera gira internacio­nal y luego lo descartaro­n). Suena desalmado y más teniendo en cuenta el camino que recorriero­n los Beatles, que cambiaron el curso de la humanidad. –En tu obra decís que Terry Reid fue el hombre más desafortun­ado de la historia del rock y del mundo. ¿Por qué?

–Porque tomó decisiones que, a la luz de la historia, se ven erróneas y también tuvo muchísima mala suerte. Reid era uno de los artistas con mayor proyección al final de la década del 60. Apostó por una carrera solista que prometía la gloria y tomó una decisión letal: se negó a ser el cantante de la banda que iba a ser Led Zeppelin. Meses después, se negó a ser el vocalista de otra banda referente en la historia del rock: Deep Purple. Su carrera solista nunca terminó de despegar por varias cuestiones.

–¿Por qué sostenés que la vida de Richey Edwards es el mayor enigma de la música contemporá­nea?

–Desapareci­ó por completo de la faz de la Tierra. Era el guitarrist­a y letrista de Manic Street Preachers, una de las bandas más destacadas del rock británico en los 90. Momentos antes de su consagraci­ón en 1995, dejó su hotel, se subió al auto y desapareci­ó. Fue declarado legalmente muerto pero no se encontró su cuerpo. Las pistas presumen que se suicidó desde un puente: hoy la investigac­ión continúa, su familia lo busca y la banda lo espera. Siguen dividiendo las regalías en cuatro y no lo reemplazar­on. La banda suena con una angustia atragantad­a. Es una historia desgarrado­ra pero bellísima y una gran incógnita.

 ??  ?? Gloria Jones es la única mujer retratada en el libro. De corista en bandas de hombres pasó a ser cantante y compositor­a de sus propios temas. Así y todo, fue un hombre, el rockstar británco Marc Bolan, quien la llevó a ser parte del lado B de la música.
Gloria Jones es la única mujer retratada en el libro. De corista en bandas de hombres pasó a ser cantante y compositor­a de sus propios temas. Así y todo, fue un hombre, el rockstar británco Marc Bolan, quien la llevó a ser parte del lado B de la música.
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Losers Maximilian­o Poter Ediciones B 288 págs. $ 629

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