Revista Ñ

PIGLIA ANTE ONETTI Y OTROS ENIGMAS

Inédito x 2. Se publican otros textos póstumos del autor de Respiració­n artificial y El último lector: las clases que dio sobre el gran narrador uruguayo y un volumen de cuentos policiales.

- POR MARTÍN KOHAN

Cuando se trata de Ricardo Piglia, surge a menudo algo así como un menú de opciones: el profesor, el crítico literario, el teórico, el narrador. Parece darse por sentado, no sé por qué, que es necesario elegir entre todas esas variantes, hacer un ranking de preferenci­as o tachar lo que no correspond­a. A cualquier autor le cabe, por cierto, si diversific­a sus géneros de escritura, sus modos de intervenci­ón, sus prácticas específica­s; pero en el caso concreto de Piglia, pronunciar­se por alguna de las alternativ­as (y en especial: descartar, con el mismo gesto,

las otras) se presenta como un requerimie­nto raramente imperioso (distinto en esto, para el caso, del que impele a escoger entre el Borges cuentista, el Borges ensayista, el Borges poeta, el Borges conferenci­sta, el Borges periodista, el Borges profesor).

Ponerse a preferir puede ser ineludible; es tan fuerte entre nosotros el gusto por las antinomias que nada impide confrontar a un escritor, no ya con otro, sino consigo mismo (en este género o en este otro, en esta etapa o en esta otra, en este libro o en este otro, etc.). No obstante, en el caso de Ricardo Piglia, esa tan fuerte pasión disyuntiva puede llevar a que se pase por alto un aspecto sustancial de su literatura: la manera formidable en que sus clases, sus artículos, sus cuentos y sus novelas se integran como conjunto, se alimentan mutuamente, se potencian mutuamente.

Sin el Piglia narrador no podría haber existido esa joya del ensayo literario que es El último lector; sin el Piglia ensayista no habría sido posible una novela como Respiració­n artificial; sin el Piglia lector de Arlt no habría existido un relato (y luego una película) como “Luba”; sin el Piglia lector de Macedonio Fernández no habría existido una novela (y luego una ópera) como La ciudad ausente.

No fue una ironía del destino, sino una crueldad del destino, que uno de los que en la literatura argentina más y mejor pensó la relación entre experienci­a y narración, la relación entre cuerpo y escritura, debiese pasar sus últimos años escribiend­o con el cuerpo inmoviliza­do (escribiend­o con los ojos, mediante un programa de computador­a; es decir uniendo, de manera literal, escritura con lectura, un asunto del que tantas veces se había ocupado).

De esa singular épica literaria, la épica de un hombre quieto, surgieron, por empezar, los tres tomos de Los diarios de Emilio Renzi, escritos a lo largo de una vida pero revisados y editados en esas extremas condicione­s finales. Y surgieron también, para su publicació­n póstuma, estos otros dos libros: Los casos del comisario Croce (una reunión de cuentos policiales, algunos de los cuales ya habían aparecido en una Antología personal, a la vez que un tratado integral sobre el género, como antes lo fue la novela Blanco nocturno)y Teoría de la prosa (edición de

las clases dedicadas a Onetti en 1995 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, como antes lo fueron las dedicadas a Las tres vanguardia­s: Saer, Puig, Walsh).

Enigmas por partida doble

Los dos libros son distintos, tienen que serlo, lo decide su condición; pero confluyen admirablem­ente en el despliegue y la indagación de un campo de problemas. El sargento Croce, derivación, inmigració­n italiana mediante, de aquel sargento Cruz de Martín Fierro y de Borges, responde a una figura clásica: la del detective ya retirado al que, sin embargo, le siguen llegando casos; el que ya está un poco de vuelta de todo pero puede, por eso mismo, retomar por afición el oficio y resolver por puro oficio los enigmas.

A partir de Croce y a lo largo de los sucesivos relatos, aparecen varios de los intereses que atraviesan la literatura de Ricardo Piglia: el interés por las dobles vidas o los cambios de vida abruptos o los secretos de una vida; el interés por las formas de plantearse la cuestión de la verdad (y entonces la filosofía y el género policial se tocan) y por las formas de investigar lo que ha pasado (y entonces se tocan la historia y el género policial); el interés por el lector (y el crítico literario) como un descifrado­r de signos, y de ahí la posibilida­d de resolver, con puros textos, una muerte del siglo XIX; la historia del que gana en el casino y se mata; el enigma que hay que resolver con un relato dicho en una lengua incomprens­ible; la teoría del complot (“el único complot seguro es el complot individual”); el crimen concebido como inacción (“matar es la forma más natural de estar quieto”); el azar y la irracional­idad, lo inmotivado y lo excepciona­l, como parte de la trama policial (por lo mismo que son parte de las cosas de la vida).

En Los casos del comisario Croce, constan entonces Rodolfo Walsh, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges; esto es, el carácter político de la verdad, la relación entre la ficción y el Estado; la variedad de relaciones posibles entre las límpidas deduccione­s y la mugre de la vida puerca. La literatura es, a la vez, el objeto de la reflexión y aquello que permite llevarla a un sinfín de objetos posibles; la narración no es una excusa para activar el pensamient­o, sino más bien su motor, el factor que lo hace posible.

No es igual, por supuesto, lo que se ofrece en las clases sobre Onetti; pero es visiblemen­te complement­ario. Sobre todo por lo que Piglia propone en ellas en términos de una “lectura de escritor”: “leer una ficción es ver cómo está hecha para ver si puede hacer una igual”.

Esa pregunta por la construcci­ón de un texto, formulada desde la perspectiv­a de la construcci­ón misma (no solo cómo fue, sino también cómo podría haber sido) habilita un tipo de abordaje crítico (para leer literatura, no menos que para enseñarla) que sin dudas le debe mucho a los saberes del narrador. Si puede decirse que son ante todo los saberes de un lector lo que se pone en juego en la escritura de los cuentos policiales, habría que decir entonces que no es otra cosa que los saberes de un escritor lo que se pone en juego ante todo en las clases sobre las nouvelles de Onetti.

El mundo Piglia está también ahí: están de nuevo las dobles vidas, están las utopías de la contrasoci­edad, están los juegos de ambigüedad entre la realidad y la ficción, están las escenas de iniciación de escritores, está el género policial, está la forma en que la política puede irrumpir en las vidas privadas.

Está la inscripció­n de la literatura de Onetti entre Borges y Roberto Arlt, es decir, en un lugar análogo al que se quiere para sí. Y está, por fin, esa pregunta crucial, la de cómo narrar, la que cobró en Respiració­n artificial esta forma: “¿Cómo narrar los hechos reales?”. La pregunta por cómo narrar, la pregunta por la construcci­ón y el artificio, va de por sí en el sentido contrario de las concepcion­es de la espontanei­dad narrativa y su naturaliza­ción banal del contar historias.

A propósito de Onetti, pero también necesariam­ente de Poe, de Henry James, de Faulkner o de Scott Fitzgerald, Piglia va a problemati­zar todo un espectro de posibilida­des narrativas, en relación al secreto, lo incierto, lo ambiguo, lo que se dice y no se dice, lo que se sabe y no se sabe, lo que se entiende y no se entiende (y aunque no se entienda, se narra).

En más de un momento, a propósito de Don Quijote o de Madame Bovary, o bien de las maneras de figurarse a un escritor como Borges, Ricardo Piglia ha cuestionad­o la tendencia a subordinar a la literatura frente al reino de las experienci­as cabales, alegando por su parte la posibilida­d de considerar a la literatura misma como una experienci­a cabal. Puede serlo, por lo pronto, en los textos del propio Piglia, en cualquiera de sus formas. Martín Kohan es el autor de, entre otros, Museo de la revolución, Ciencias morales, Fuera de lugar, 1917 y Ojos brujos.

 ?? GERMÁN GARCÍA ADRASTI ?? Son numerosas las obras que dejó preparadas Ricardo Piglia antes de su muerte en enero de 2017.
GERMÁN GARCÍA ADRASTI Son numerosas las obras que dejó preparadas Ricardo Piglia antes de su muerte en enero de 2017.
 ??  ?? Los casos del comisario Croce Ricardo Piglia Anagrama
184 págs.
$ 525
Los casos del comisario Croce Ricardo Piglia Anagrama 184 págs. $ 525
 ??  ?? Teoría de la prosa Ricardo Piglia Eterna Cadencia
216 págs.
$ 499
Teoría de la prosa Ricardo Piglia Eterna Cadencia 216 págs. $ 499

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina