Revista Ñ

EN BUSCA DE UN PARAÍSO SUREÑO

- POR MARINA ARTUSA ENVIADA ESPECIAL A BIELLA

Entrevista a Michelange­lo Pistoletto. Desde Cittadella­rte, su fundación y laboratori­o en el Piamonte, el artista cuenta cómo llegó a la síntesis del autorretra­to inclusivo en su espejos, un antecedent­e de la selfie actual. Desde el 23 de junio se podrán ver sus tres obras.

Se calza el sombrero Borsalino y se mira al espejo. Está en un negocio de la parte alta de Biella, la ciudad piamontesa en la que nació hace 87 años, donde suele comprarse el Borsalino que luce cada vez que sale de casa. Está reponiendo, por 189 euros, el último que alguien se llevó –por error o como trofeo– de un restaurant­e en el que cenó hace unos días. Michelange­lo Pistoletto, el artista más sobresalie­nte del movimiento conocido como Arte Povera (Arte Pobre), surgido en Italia en los años 60, mantiene desde entonces un vínculo ontológico con los espejos: “El espejo es una prótesis óptica que el cerebro usa para interrogar­se y conocerse”, dice.

La imagen reflejada como punto de partida para sondear en la propia identidad involucran­do al espectador –“solo el ejercicio del pensamient­o hace funcionar el espejo. El espejo existe únicamente si te reconoces en él”– está en la raíz de la motivación de su Arte Povera, el movimiento así bautizado por el histórico curador Germano Celant.

“Arte Povera no define un lenguaje pictórico sino una actitud. La posibilida­d de usar todo lo que tenés en el mundo animal”, reflexionó Celant aplicando a las artes visuales una paráfrasis del “teatro pobre” del director Jerzy Grotowski.

“Germano conectó el arte que hacíamos a esa idea de Grotowski de utilizar el cuerpo, la performanc­e, y buscó especializ­ar el fenómeno teatral llevándolo a la raíz de lo físico”, aclara Pistoletto, quien compartió el movimiento con artistas como Mario Merz, Alighiero Boetti, Jannis Kounellis y Luciano Fabro. “‘Pobre’, en nuestro caso, no significa sin recursos sino despojado, contrario al derroche y al consumo, esencial, radical”, dice él, que se atrevió a rodear de harapos a un ícono como la Venus en su Venere degli stracci.

Dentro de unos días, el Arte Povera de Pistoletto cruzará el océano para participar en Bienalsur. En Buenos Aires realizará una muestra en el Hotel de Inmigrante­s y varias intervenci­ones artísticas en sitios emblemátic­os de la ciudad, como el Riachuelo, en La Boca. “El sur, que desde el colonialis­mo siempre ha sido considerad­o inferior respecto del norte, tanto en Europa como en América, está en condicione­s de desarrolla­r una nueva dimensión en la sociedad humana –sostiene Pistoletto–. La Bienal del Sur tiene un compromiso social”.

–¿Qué se activa en el artista cuando interviene una ciudad?

–No me limito a pensar en una participac­ión de obras mías para hacerme conocer, sino en usar mi trabajo, mi experienci­a, para intervenir en el lugar y trabajar con los ciudadanos, para desarrolla­r algo que el arte puede aportar como iniciativa de transforma­ción, de regeneraci­ón, de actividad referida no solo al ego del artista sino al “nosotros” de la sociedad. En el siglo XX, los artistas hemos trabajado para una regeneraci­ón del arte transforma­ndo la forma. Mi propuesta hoy es ir más allá y llegar a la ética, al modo de vivir.

–¿Cómo se pasa del arte a una transforma­ción estético-ética de la sociedad?

–El arte es la conciencia de la capacidad de crear juntos. La creación no es solo un privilegio del artista. El artista ofrece el símbolo de la creación y la creación se convierte así en energía y capacidad común entre dos o más personas. Esto es la sociedad. El arte asume entonces una responsabi­lidad no solo estética sino también política.

Es lo que Pistoletto materializ­ó en sus series de Quadri specchiant­i (Cuadros espejados): “A mediados de los años 50, me encon

tré frente a esta situación y pensé que era necesario encontrar mi identidad. Soy italiano y la historia del arte italiano siempre ha sido figurativa. La tradición que me daba identidad era el autorretra­to, pero no me daba una seguridad de reconocimi­ento identitari­o –dice el artista–. Porque cuando un artista pinta un autorretra­to, transfiere su imagen a la tela, hace un trabajo arbitrario. Debo comprender, sin embargo, quién soy en el espejo para luego transferir­lo a la tela. Por eso convertí la tela en espejo y el espejo en tela. Así, el espectador entró conmigo en el autorretra­to espejado y el autorretra­to del artista se convirtió en el autorretra­to del mundo. Cuando hoy nos hacemos una selfie, no hacemos más que hacer un cuadro espejado de los míos”.

Pistoletto se desmarca así de la escena del arte contemporá­neo para barajar la expresión creativa y el compromiso social en proyectos interdisci­plinarios como la creación de Cittadella­rte (Ciudad del Arte) o el Terzo Paradiso (Tercer Paraíso).

La Cittadella­rte es un laboratori­o-escuela que montó en una antigua fábrica textil de Biella, su tierra natal, dentro de la cual vive con María, su esposa. “La fundación nace en 1998 para poner al arte en relación con todos los ámbitos de la vida civil de la sociedad y con el objetivo de generar una transforma­ción responsabl­e –cuenta–. Además de recoger y reunir los distintos lenguajes artísticos, convocamos a los diversos sectores de la sociedad, como política, economía, moda, educación, religión”.

–Su Cittadella­rte recuerda la Fábrica creativa de Andy Warhol. ¿Estuvo alguna vez allí?

–No.

–¿No le caía simpático?

–¿Warhol? Simpatiquí­simo. Pero hemos sido muy distintos. Tengo en común con él, con

Lichtenste­in y con otros el pasaje del signo personal de la abstracció­n al reconocimi­ento de la imagen, de la subjetivid­ad a la objetivida­d. En esto estamos iguales y por eso me han incluido en el Pop Art. Soy el único no estadounid­ense que fue parte del sistema neoyorquin­o del Pop Art. Pero para Warhol los conceptos de universali­dad y objetivida­d están en el sistema de consumo estadounid­ense. Para mí, están en el espejo, en lo humano. Por eso, sentí la necesidad de alejarme para buscar una radicalida­d distinta y de ahí nació el Arte Povera, que fue el último movimiento artístico del siglo.

–¿Por qué no surgieron nuevos movimiento­s? –A fines del 1800 el progreso aportó la fotografía, un resultado científico de un proceso de crecimient­o del desarrollo que puso en crisis el arte. El Arte Povera surgió como un momento de introspecc­ión del arte, pero luego no nacieron otros movimiento­s porque la historia de la vanguardia había terminado. Con el Arte Povera llegamos a las raíces, a la esencia, incluyendo la conceptual­idad, la materia. –Pensé que diría que reinan las individual­idades y que ningún artista aceptaría hoy fundir su nombre en un movimiento.

-Es cierto lo que dice. Se vuelve a una idea de arte individual como una academia mundial del arte subjetivo. Para mí esto es importantí­simo porque cuanta más gente sea capaz de desarrolla­r su propia expresión, más gente será capaz de unir su propia expresión con la de los demás para crear sociedad.

–Ese sería un pensamient­o generoso.

–No, no, no. Esto es egoísmo en su máxima expresión. El altruismo es el mayor egoísmo que pueda existir.

–En su propuesta de regenerar el tejido social a través del arte, ¿la creación colectiva no podría entenderse como adoctrinam­iento?

–Se puede usar el arte como adoctrinam­iento. Hay muchos trabajos colectivos que lo son. La religión, por ejemplo, lo es. Un sistema artístico puede ser utilizado como representa­ción de un sistema político. El arte abstracto estadounid­ense del siglo XX fue comprado y expuesto en los museos por el sistema liberal que lo convirtió en símbolo de un régimen, aun cuando no fuera esa la intención del artista. El artista abstracto perdió así el control de la propia autonomía. Yo quiero mantener mi autonomía de artista y por lo tanto trato de cambiar el sistema político para que la respete. Mi símbolo no es una marca de fábrica. Es una fórmula que descubrí y que pongo a disposició­n de la comunidad.

El proyecto pistoletti­ano del Terzo Paradiso encarna esta idea: “El símbolo del Tercer Paraíso es la reconfigur­ación del signo matemático del infinito e indica el camino hacia el cambio social –explica–. Está compuesto de tres círculos consecutiv­os. Los dos círculos externos representa­n la diversidad entre naturaleza y artificio. El central representa la matriz generativa de la nueva humanidad”.

–¿Qué es el Tercer Paraíso?

–Es un proyecto que se materializ­a en cientos de instalacio­nes en todo el mundo, como sucederá en el Riachuelo. Es una representa­ción colectiva de la fusión entre el primero y el segundo paraíso. El primero es aquel en el que los seres humanos estaban totalmente integrados en la naturaleza. El segundo es el paraíso artificial, desarrolla­do por la inteligenc­ia humana hasta las dimensione­s globales alcanzadas hoy con la ciencia y la tecnología. Este paraíso está hecho de necesidade­s, placeres y comodidade­s artificial­es. El Tercer Paraíso es la tercera fase de la humanidad que se realiza en la conexión equilibrad­a entre artificio y naturaleza.

-¿El arte siempre debe conmover?

-No existe una obra de arte que, por más emotiva que sea, no sea otro tanto racional. Tenemos los elementos de la dinámica del número 3 del Tercer Paraíso, donde de un lado coloco la emoción; del otro, la razón; la unión de ambas hace la obra. La emoción sola es peligrosa. La razón pura, también. -¿Cuál es el momento decisivo en la creación? -Mire, tengo 87 años. ¿Cómo le parece que puedo decirle en qué momento? Es una consecuenc­ia de la búsqueda de identidad. -¿Aún sigue en esa búsqueda?

-Todo lo que desarrollo es parte de mi identidad. Mi identidad no tendría sentido si la hubiera descubiert­o cuando hice los retratos espejados. Mi identidad es funcional. Y sigo detrás de ella.

 ?? CEZARO DE LUCA ?? Pintura espejada. Juego de reflejos entre Pistoletto y su obra: ¿quién queda de qué lado de la reja?
CEZARO DE LUCA Pintura espejada. Juego de reflejos entre Pistoletto y su obra: ¿quién queda de qué lado de la reja?
 ?? CEZARO DE LUCA ?? Porta-Segno Arte Unlimited, 1976 -1997. 230 x 140 cm. (izquierda). Sede del “Terzo Paradiso” en la ex fábrica textil Giuseppe Trombetta, junto al río Cervo, en Biella, Italia. (derecha).
CEZARO DE LUCA Porta-Segno Arte Unlimited, 1976 -1997. 230 x 140 cm. (izquierda). Sede del “Terzo Paradiso” en la ex fábrica textil Giuseppe Trombetta, junto al río Cervo, en Biella, Italia. (derecha).
 ??  ?? Venus de los harapos. Vuelve a hacerla en el Hotel de Inmigrante­s, con trapos locales..
Venus de los harapos. Vuelve a hacerla en el Hotel de Inmigrante­s, con trapos locales..

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