¡Demopraxis ya!
Del mismo modo que la fe en el futuro de la literatura impulsó a Italo Calvino a elaborar en 1985 su Seis propuestas para el próximo milenio, Michelangelo Pistoletto aspira, con su último manifiesto a regenerar la sociedad a través del arte. Ominiteismo e Demopraxia aún no ha sido traducido al español. Leemos allí: “El arte da origen a todos los sistemas que en el tiempo han organizado la sociedad humana. Estamos en un momento de transición epocal mundial -dice el artista-. El cambio inicia a partir de dos aspectos fundamentales, la religión y la política”.
“El intento es reconsiderar los fundamentos de la construcción sociocultural, en lo específico, la religión y la política, releyéndolos a través del nuevo binomio: ominiteísmo y demopráctica -señala en el manifiesto artístico que publicó en 2017-. (…) El ominiteísmo combina el principio ancestral del panteísmo con el ateísmo (…). No niega ni afirma la existencia de un dios, sea como entidad creadora distinta, única y suprema, sea como entidad integrada en cada elemento del universo, pero se funda sobre la responsabilidad que deriva de la capacidad humana de pensar. (…) El ominiteísmo se concentra en la capacidad de elaboración de la mente humana”.
“Democracia significa poder del pueblo. ¿Cómo se realiza el poder del pueblo si esto no es asumido individualmente por cada persona y extensivo a las demás? (…) “La participación de los ciudadanos ya no puede agotarse en delegar la representación, pero tampoco perderse en un debate infinito. Es preciso desarrollar métodos prácticos para alcanzar deliberaciones y acciones concretas, que incidan en la vida real de las personas singulares y de la comunidad”.
La demopráctica sustituye el término ‘poder’, del griego krátos (de donde deriva democracia), con el término ‘práctica’, del griego práxis (de ahí demopráctica), para llegar con la demo-práctica hasta allí donde no se ha podido llegar con la imposición del demo-poder”.