Bolsonaro reescribe la dictadura
El relato. El caso de dos filmes, uno censurado y otro aclamado, demuestra hasta qué punto el Ejecutivo de Brasil se propuso cambiar la historia.
La película distópica Brazil, de Terry Gilliam , se basó en parte en la novela 1984, de George Orwell . Así que tal vez es lógico que el presidente ultraconservador brasileño Jair Bolsonaro parece estar tomando muy en serio el axioma orwelliano: “Quien controla el pasado controla el futuro”. La historia de dos filmes demuestra hasta qué punto el bolsonarismo se ha propuesto reescribir la historia oscura de la dictadura militar brasileña (1964-84).
Por un lado, un documental de un productor conservador de Porto Alegre que presenta el golpe militar de 1964 como la tabla de salvación frente al peligro del comunismo de la Guerra Fría, con la intervención del principal gurú ideológico de Bolsonaro, Olavo de Carvalho, ha sido visto en Internet por seis millones de personas. Por el otro, la película del célebre actor y ahora director Wagner Moura, Marighella, que narra la lucha contra la dictadura del guerrillero Carlos Marighella y no ha logrado estrenarse en Brasil después de ser elogiada en la Berlinale, el legendario festival de cine alemán.
El motivo, según ha declarado su distribuidor: “La coyuntura no es la mejor”.
Basada en el premiado libro el periodista Mario Magalhães, Marighella tiene todos los ingredientes para ser un filme muy taquillero en Brasil.
Moura ya es un actor estrella conocido internacionalmente por sus brillantes actuaciones en la película Tropa de élite y en la teleserie de Netflix Narcos. Asimismo, Seu Jorge , que interpreta a Marighella, es un artista de la música popular brasileña que ha ganado un Grammy. La película fue elogiada en Berlín, y Seu Jorge ganó un premio en el festival de Bari, en Italia.
Es más, precisamente por el ámbito político en Brasil, en el cual Bolsonaro y los militares que componen su Gobierno niegan gran parte de las atrocidades cometidas por la dictadura militar, el tema es de gran interés.
Pese a todo esto, Wagner Moura y la productora de la película, O2, de Fernando Meirelles , denunciaron el año pasado que la distribuidora Paris Filmes no quería estrenar la película por motivos políticos.
El gurú ideológico de Bolsonaro, Olavo de Carvalho, experiodista, astrólogo y filosofo hecho a sí mismo, residente en Virginia (EE.UU.), calificó la película de “comunista” y “contra el interés nacional” y acusó de corrupción a quienes en el Gobierno defendían el apoyo a los participantes en Cannes.
Mientras Marighella no consigue estrenarse en Brasil, el documental Brasil, entre armas y libros ha logrado una audiencia masiva en Internet. Obra de una nueva productora creada por un grupo de jóvenes vinculados a la derecha libertaria brasileña, el documental presenta el golpe de 1964 como un necesario cambio de gobierno ante el peligro del comunismo. Borra toda referencia a los miles de personas detenidas, torturadas y asesinadas por los generales.
“Evita nombrar cual fue el régimen instalado después del golpe”, denuncia Eduardo Escorel, en la revista Piauí . “Al mismo tiempo desconsidera cinco décadas de historiografía brasileña y extranjera”.
Tanto Bolsonaro como el vicepresidente, Hamilton Mourao, uno de una veintena de exmilitares en el Gobierno, son admiradores de Carlos Alberto Brilhante Ustra, el responsable de la tortura de cientos de militantes de la lucha contra la dictadura, entre ellos la expresidenta Dilma Rousseff, destituida en el 2016 tras presiones conservadoras. Rousseff, al igual que Marighella participó en la guerrilla durante la dictadura. Pero Ustra no solo torturaba a la guerrilla. “Hay muchos que fueron torturados igual”, dice Magalhães.