Revista Ñ

La vulnerabil­idad de las niñas mimadas

Ficción. Mavis Gallant retrata con potencia la frágil relación entre una madre y una hija que sobreviven en Venecia y París.

- POR ANA PRIETO

La niñez es un laboratori­o de experiment­ación que no da segundas chances y cuyos resultados toman la forma de pequeñas granadas que solo explotan años después, hundiendo las esquirlas en los seres más cercanos. La autora canadiense Mavis Gallant, estupenda explorador­a de las relaciones familiares, no tuvo, sin embargo, la oportunida­d de disparar fragmentos de rencor y autocompas­ión contra sus padres, pues su padre murió cuando ella tenía diez años y su madre la abandonó poco después, poniéndola en manos de un tutor. “Mi madre fue una mujer que no debió tener hijos. Así de simple”, dijo alguna vez Gallant, quien vivió como una eterna expatriada (le fastidiaba que la crítica utilizara la palabra “exilio” para referirse a su nomadismo europeo), y volcó la enorme parte de su producción literaria en relatos breves.

The New Yorker publicó más de cien cuentos de su autoría, y ese era el formato en el que ella se sentía más cómoda: “Tienen un tamaño natural; una longitud que les es innata”, solía decir.

Gallant se aventuró por primera vez en la novela con 37 años, en 1959. Agua verde, cielo verde, publicada por la editorial española Impediment­a y ya disponible en la Argentina, cuenta una historia en cuatro actos y seis personajes, cuatro de los cuales giran alrededor de las vicisitude­s de dos: Bonnie y su hija Florence. Ambas viven en Europa después de que Bonnie le fuera infiel a su marido, se divorciara y ya no pudiera caminar entre la crème de Nueva York a causa de su reputación destruida. Mantenidas por la caridad de parientes indulgente­s (la sangre aristócrat­a se permite perdonar los malos pasos de su prole), madre e hija construyen una relación de contención enfermiza que todos alrededor simulan no ver y que anuncia su estallido final desde las primeras páginas.

Florence, una niña “mimada y mohína”, de hablar “errático y resentido”, revela toda su vulnerabil­idad pasados los 20 años. Gallant describe su caótico estado mental desde una distancia compasiva: “Eran las tres de la tarde y avanzaba a pasos cautelosos por el Boulevard des Capucines cuando la acera se levantó frente a ella. Era como un terremoto, pero sabía que ahí no había terremotos. Era como estar borracha, pero ya nunca bebía. Era un trastorno silencioso, pero le había pasado más

de una vez. Nadie se percató de su agitación, ni siquiera cuando se detuvo en seco. Quizá se hubiese vuelto invisible. No la habría sorprendid­o lo más mínimo”.

Antes de dedicarse a la ficción, Mavis Gallant fue periodista en un diario de Montreal. “Resultó ser muy valioso”, le dijo al New York Times en 1985, “porque pude ver el interior de casas ajenas a las que no habría podido entrar de otro modo”. La posibilida­d de espiar mundos de extraños afiló su sensibilid­ad creativa y su capacidad para extender hilos invisibles de rencor, amor, encono o miedo entre sus personajes. En Agua verde, cielo verde, las dificultad­es de Florence para convertirs­e en una adulta independie­nte, y las de su madre para abandonar su papel de víctima universal se muestran al desnudo solo ante los ojos del resto de los personajes: el sensato primo George, el impotente marido Bob, la cándida y frívola vecina Doris y el siniestro visitante Wishart.

El tercer bloque de la novela, que puede leerse como una unidad en sí misma, está protagoniz­ado por ese tal Wishart: un gran simulador de 42 años que ha trabado amistad con Bonnie y es odiado por Florence. Si algo desconcier­ta de la estructura del libro, es la inserción de este capítulo que no tiene peso dramático dentro de la trama pero cuya lectura resulta de todos modos irresistib­le. Sin duda los secretos de Wishart podrían haber tenido un papel más conclusivo, pero las decisiones de Mavis Gallant fueron hacia otra parte, como si hubiera querido probar la fiabilidad narrativa de un personaje prescindib­le. Resulta difícil justificar la presencia de Wishart dentro de la novela, pero la novela no sería de ningún modo mejor sin ella.

 ??  ?? Su padre murió cuando tenía 10 años y su madre la abandonó poco después.
Su padre murió cuando tenía 10 años y su madre la abandonó poco después.
 ??  ?? Agua verde, cielo verde Mavis Gallant Trad. Miguel Ros González Impediment­a 188 págs.
$1.100
Agua verde, cielo verde Mavis Gallant Trad. Miguel Ros González Impediment­a 188 págs. $1.100

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina