El desgarro como clima visual
La película Beethoven: últimas sonatas, de Mariano Nante, registra la interpretación de Alexandre Tharaud de las sonatas opus 109,110 y 111 que Beethoven escribió entre 1820 y 1822. Las obras son la culminación de un género central de la época clásica, fueron compuestas poco antes de la Novena Sinfonía y pertenecen al “estilo tardío” que produjo otros puntos de referencia no menos poderosos como la Sonata ‘Hammerklavier’, las Variaciones Diabelli y la Misa Solemnis.
El punto de partida del proyecto fue la convocatoria que el productor PierreMartin Juban (en 2015 produjo para Tharaud Las Variaciones Goldberg) le hizo al director de la La calle de los pianistas.
Nante seleccionó como escenario los interiores de castillos abandonados en las afueras de Francia. La cámara nos muestra a Tharaud tocando en habitaciones donde el paso del tiempo se ve en las paredes, los pisos y los objetos. Los restos de lo que alguna vez fue una esplendorosa y gran residencia, ahora en ruinas, transmite un sentimiento de catástrofe.
Como en las obras tardías que en la historia del arte, según el filósofo Theodor W. Adorno, son las catástrofes. A diferencia de las frutas maduras, escribió Adorno en su lúcido ensayo, las obras tardías ofrecen resistencias: “No son redondas, sino que parecen arrugadas, incluso agrietadas; carecen de dulzura y se niegan a la mera degustación”. El filósofo notaba una tendencia hacia el desmoronamiento de la voluntad expresiva en las últimas sonatas de Beethoven (la presencia de la fuga, entre otros procedimientos arcaicos, o el particular uso de los trinos), tendencia que equiparó con las fisuras objetivas de la realidad histórica.
El clima visual que Nante encontró como complemento para la música del último Beethoven parece inspirado en las interpretaciones de Adorno.
No menos efectivo resulta el tratamiento de sus encuadres. La cámara de Nante tiene la virtud de acompañar el cierre de cada movimiento con una puntuación discreta. Y, sobre todo, administra las digresiones visuales sin perturbar el desarrollo dramático de una música impregnada de una espiritualidad metafísica de principio a fin.