Latidos de un ritual pagano
En el documental Tamboreras. Mujeres al tambor (2019, dirigido por Marcos Rostagno), Vivi Pozzebón habla a cámara y dice: “Las mujeres que nos ven tocar, se prenden fuego. Quieren aprender enseguida con los tambores”. Hay escenas donde las talleristas hacen una ronda, respiran, estiran el cuerpo. “Ya pasaron más de 5000 mil mujeres por nuestros talleres, no queremos otra cosa que empoderarlas a través de la percusión”, acota una colaboradora, y la franja etaria va de los 20 a los 70 años.
El eje del documental es el de mostrar la fuerza colectiva de las mujeres tocando y bailando en un ritual a la vez pagano, espiritual y moderno, siendo protagonistas de un movimiento que no solo es cultural y social. Es, además, político: el grupo participó recientemente de hitos importantes de la lucha por los derechos de las mujeres, como las marchas “Ni una Menos Córdoba” y por la legalización del aborto. Y en el último tiempo realizó dos “Retiros de Tamboreras” en Traslasierra y en Bariloche.
Las tamboreras tienen su casa en Córdoba pero viajan por el país, por América Latina y el mundo. Para Pozzebón (que reconoce influencias como Sheila Escovedo, baterista de Prince, y Andrea Álvarez, que supo tocar con Soda Stéreo y Divididos), lo que más importa es abrir las puertas a las que nunca hicieron música. “Es un gran paso dejar los problemas, la familia y los niños afuera”, cuenta la líder, y una tallerista explica cómo la percusión le cambió la vida. La mujer como generadora de ritmo. La mujer como intérprete cultural.