Del cascarón de la tormenta
James Byrne. El joven poeta escocés –a quien se traduce por primera vez al castellano– lanza sentencias extrañas, precisas, potentes, tan cerebrales como sensuales, que seducen e inquietan.
Recuperación
Déjame imaginarte regresar a casa desde la oscuridad, entre el cuerpo y la mente,
haciéndote innegable de la misma manera en que un árbol hace olas desde su sombra.
Hay refectorios que silencias con una sola chispa de ingenio,
hay hombres a quienes has gobernado con solo el aroma, solo la postura.
Ahora tu ardid más difícil: empezar de nuevo una vida que termina al convertirse en oro.
En septiembre (el mes que asiste a todos los demás) déjame conjurar el mejor lado tuyo,
entender de alguna forma lo intacto de la vida, como hacen los espejos.
Autoretrato
Los misterios de un rostro, los litigios. El perfil de huevo, atomizado para lograr la complejidad —auto-zarismo, auto-censurismo.
Pero marcado y vuelto a marcar, puntos de retablo, acuñar de luz y de sombra. El ojo inquisitivo se agita como un granero.
Vuelvo a llamar a un día de azules escasos, escucho a escondidas el campo encendido. Hay espacio para una brisa tajada.
Las nubes no revelan ningún indicio de vejez.
Variaciones sobre la oscuridad
1.
Si bebes del cascarón de la tormenta te mancharás siempre con su oscuridad.
3.
Una cosa más oscura que la sombra de las rosas —el fuego helado de las rosas después del trueno.
7.
Cuando el machete oxidado cortó la caña se afiló oscuramente en el silencio del emperador.
8.
Esperar con amnesia en la oscuridad del cine —no se puede separar de la soledad.
Un cuarto en la Casa de Aries
Dentro de la casa del fuego, un sabor matutino a grano de basalto, un resguardo de cuervo que hace carbón de una joya en el pico.
Despertarse aquí es saludar la memoria del fuego.
Sostenía una manzana de mi padre. Estaba quemada, negra hasta las semillas.
“Ven ya”, dijo ella,
“carga con el peso de tu vida”. El cirujano clavó el puñal y la luna se levantó como testigo.