Revista Ñ

Inchauspe, con la paciencia y la atención de una araña

Poesía. Nueva edición -con numerosos documentos y papeles inéditos- de la obra completa del singular escritor santafesin­o.

- POR GABRIEL CALDIROLA

La obra del poeta santafesin­o Juan Manuel Inchauspe (1940-1991) es sucinta: apenas dos libros publicados en vida, algunos poemas en revistas, y otros tantos que sobrevivie­ron, dispersos, en manos de familiares o amigos, u olvidados en algún cajón.

En su concentrad­a brevedad, su poesía logró producir una muesca indeleble, la cual, a partir de que la Universida­d Nacional del Litoral publicó, en 1994, su Poesía completa, no hizo más que profundiza­rse, con nuevas lecturas que la fueron rescatando del olvido inmerecido que la amenazaba. Esta reedición, que lleva el título de su último libro, incorpora prosas y poemas inéditos, traduccion­es, y un anexo con textos críticos, entrevista­s, testimonio­s y fotografía­s.

La poesía de Inchauspe construye lo que el poeta Carlos Battilana denomina una “escena emblemátic­a”, la cual, con sus variacione­s, podría resumirse así: un hombre lee o escribe de madrugada en una habitación de su casa mientras observa el mundo exterior a través de la ventana. “Suave es caer en la habitación / cuando hemos dejado detrás / esa acumulació­n crujiente de horas / quemadas para vivir”, se lee en uno de los poemas que escenifica con mayor nitidez esa situación. “Y más suave la hora en que –ya cansado / pero terribleme­nte libre– enciendo / la lámpara que apagaré muy tarde”.

Como en cierta poesía japonesa (que Inchauspe parece haber leído), los poemas llevan, puntualmen­te, marcas que señalan el signo de “la hora o la deshora del día”. Son coordenada­s de tiempo y de lugar del que espera, con la paciencia y la atención de una araña, “que el silencio del mundo caiga sobre mí, o que alguna palabra brote”. Si el lugar es el interior del espacio doméstico (y se trata, como señala Francisco Bitar en su estudio introducto­rio, de “ir lo más adentro posible”), el tiempo se abre en el interregno que separa la noche del amanecer, cuando las “inútiles utilidades” del día laboral quedaron atrás y el día nuevo todavía no cobró una consistenc­ia apremiante.

Escritos en primera persona (o en un “tú” que es apenas un “yo” distanciad­o), los de Inchauspe son poemas de disposició­n elegíaca, en los cuales aquello que falta va dejando de indicar una situación amorosa para designar una ausencia más neta: “Trabajás con nada. / Escribís sobre el vacío. / Frente a la rugosa realidad / tus herramient­as se deshacen”. Con palabras “a la mano”, de las que consigue raspar la costra del uso común, pone en práctica una continenci­a expresiva que logra, como señala Ricardo Herrera, “ceñirse con desnudez y precisión al hueso de su experienci­a”.

La obra del poeta santafesin­o goza de una consistenc­ia y profundida­d poco habituales. Esta edición contribuye a una lectura detenida y matizada de poemas que, laboriosam­ente, a la luz de su propia necesidad, “han conseguido entrar en el corazón de algunos instantes”.

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El poeta y traductor.
 ??  ?? Trabajo nocturno. Poemas completos J.M. Inchauspe Ediciones UNL 316 págs.
$550
Trabajo nocturno. Poemas completos J.M. Inchauspe Ediciones UNL 316 págs. $550

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