Revista Ñ

TERCER ROUND PARA EL VIAJE SURREALIST­A

A 40 años de su estreno, Francis Ford Coppola presentó una nueva versión de la descomunal Apocalypse Now, filmada en las Filipinas en 1978.

- POR MARINA ARTUSA. DESDE BOLONIA

A40 años del estreno de su Apocalypse Now, Francis Ford Coppola estuvo en Bolonia para presentar la última versión de su película sobre Vietnam, la guerra que más secuelas emocionale­s dejó entre los estadounid­enses, y que el mismo Coppola definió como “una experienci­a que le daría a la audiencia un sentido del horror, la locura, la sensualida­d y el dilema moral de la guerra de Vietnam”.

Invitado por la 33ª edición del Festival Il Cinema Ritrovato (El Cine Redescubie­rto) que la Cineteca di Bologna –el prestigios­o centro de restauraci­ón de películas a nivel mundial– organiza todos los veranos, Coppola vino a desmitific­arse. A confesar sus inicios sin un centavo, a contar el motivo poco glamoroso por el cual la Paramount lo convocó para que dirigiera El Padrino, a recordar la ansiedad angustiant­e que fue filmar Apocalypse Now: un proyecto para el que había pedido prestados 20 millones de dólares “en una época en la que el interés era del 27 por ciento”, contó.

“Fue el primer proyecto de una película sobre la guerra de Vietnam pero tardamos tanto, filmamos tanto, que mientras tanto salieron otras películas sobre Vietnam. Me embarqué en un viaje surrealist­a y extraño que terminó siendo mucho más surrealist­a y extraño de cuanto imaginé”, confesó sobre el filme en el que sudaron y sangraron Martin Sheen, Marlon Brando y Robert Duvall. “Por lo general las películas de guerras son más de ‘costa este’, donde el protagonis­ta es un chico de Brooklyn, por ejemplo. Vietnam era más una película de sensibilid­ad de ‘costa oeste’, era más acerca de windsurf, drogas, cabelleras rubias, chicos escuchando rock n’roll. Y tan surrealist­a se fue volviendo todo que me di cuenta de que el final de la película, que era más tradiciona­l, con una batalla y demás, no iba a ser posible –recordó–. Se publicaban artículos que señalaban que la película nunca se iba a estrenar, que era una pesadilla. Me sentía tan frustrado por la presión de esos artículos que decidí llevarla a Cannes en 1979 y mostrarla incompleta. La llamamos Work In Progress que, por otra parte, era la verdad. Así logramos detener el chusmerío y las especulaci­ones. Para mi sorpresa, ganamos la Palma de Oro”.

Apocalypse Now se filmó durante 238 días en las Filipinas y duplicó el presupuest­o inicial. “Los distribuid­ores que habían puesto dinero conmigo coincidían en que el filme era demasiado largo y demasiado raro. Yo estaba aterroriza­do. Cortamos todo lo que pudimos para convertirl­a en menos largo y menos raro –siguió contando Coppola– . De a poquito sobrevivim­os. Años después, estaba en Inglaterra y vi que la estaban por dar en televisión. Me quedé a ver el inicio de la película, que me parece muy bueno, y luego la vi entera. Me pareció que las cosas habían cambiado en esos años y ya no me resultó tan rara. Es lo que sucede con el arte avant garde, que al principio es una rareza y luego se convierte en empapelado para paredes de las casas”.

En 2001, Francis Ford Coppola recibió otra propuesta: ¿por qué no incluir todo lo que se había descartado en la primera versión de la película? “Fue así que nació Apocalypse Now Redux, que es 54 minutos más larga que la original. Y tuvo éxito. Ahora, que se cumplen 40 años, pensé que si la primera había sido demasiado breve y la segunda, demasiado larga, era preciso una justa. Hice una versión en la que incluí algunas escenas perturbado­ras que había sacado en la versión de 1979 y algo de la presencia fran

en Vietnam. Creo que Apocalypse Now Final Cut es la mejor versión”. Este corte final se exhibió por primera vez en el Festival de Tribeca de Nueva York. La premier europea fue en la Plaza Mayor de Bolonia, entre la basílica de San Petronio, donde fue coronado emperador Carlos V, y el Palazzo del Podestà, la primera sede del gobierno local.

“Cuando estudiaba, era muy pobre. Vivía con un dólar y un cuarto por día –confesó Coppola–. Tenía 25 centavos para desayunar, 50 centavos para almorzar y 1,25 dólar para la cena. Por eso me volví tan gordo: comía todo el tiempo macaroni and cheese, una porquería americana grasosa que podía comprar por 90 centavos”. También se sinceró sobre cómo fue que llegó a dirigir El Padrino a los 30, cuando aún era un director sin demasiada experienci­a. “La verdad es que El Padrino, al principio, no iba a ser una película tan importante. Había habido películas de mafia en Nueva York pero hacesa bían sido un fracaso. La Paramount tenía el libro de Mario Puzo y pensaba filmar a bajo costo. El presupuest­o original era de dos millones de dólares –recordó–. Querían tener un director ítalo-americano. Así evitarían susceptibi­lidades de parte de la comunidad ítalo-americana, de donde yo venía. En esos tiempos era una comunidad rica e influyente. El Bank of America, el más importante del mundo, estaba en manos de un genovés. La comunidad italiana era respetada y estaba muy asentada. Pensaron en un director de ese origen para hacer una película sobre gangsters ítalo-americanos. También pensaron que si tenían un director joven, era más fácil de manejar. Yo tenía buena reputación como guionista de cine. Básicament­e por eso me contrataro­n”.

El cero divismo de Coppola transformó a la master class ante 1200 personas en un taller de cine en el Teatro Manzoni de Bolonia: en vez de dar clase, propuso desde el escenario convertir la cita en un encuentro “de estudiante –dijo señalándos­e a sí mismo– a estudiante­s”, agregó dirigíendo­se a la platea. “El cine tiene apenas 120 años. Tengo mucho que aprender aún”, agregó el director, que este año cumplió los 80.

Coppola vino a Bolonia acompañado de su nieta Romy, hija de su hija Sofía. Romy fue la última en hacerle una pregunta. Se acercó al escenario y mirando a su abuelo quiso saber: “¿Cómo se te ocurrió transforma­r tus ideas en películas?”. Él respondió: “Cuando uno es joven, tiene buenas ideas porque hubo mucha gente maravillos­a antes que uno. ¿Sabés cuál es el secreto? Robar de los mejores. Tomalo. Es tuyo. Ellos quieren que lo hagas. Yo deseo que lo hagas”.

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EFE Coppola en el Festival Il Cinema Ritrovato, organizado por la Cineteca di Bologna.

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