Revista Ñ

CRISTINA PIFFER EN EL PAÍS DE LA SANGRE

Otra versión de la historia. Usando con prolijidad quirúrgica materiales “sucios” como grasa, tripa y sangre de vaca, esta genial artista construye su propia metáfora sobre cómo se formó la Argentina.

- POR MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA

Un importante grupo de obras de la artista Cristina Piffer reúne La herencia indócil de los espectros, la exposición que actualment­e puede visitarse en el espacio de arte de la Fundación OSDE. Abarcando prácticame­nte sus últimos veinte años de producción, el conjunto de trabajos comprende series diferentes: los realizados a fines de los años 90/comienzos de los 2000 hasta 2010; y otros de origen reciente. En estos se ve, en lugar de una materialid­ad super-expresiva (como en el conjunto de trabajos creados con anteriorid­ad, ya más conocido por el público cercano a la obra de la artista), la utilizació­n sucesiva, repetitiva, de materiales de archivos importante­s para la historia argentina: Piffer hace uso en ellos de extractos o fragmentos de los archivos del Arzobispad­o de la Ciudad de Buenos Aires: las actas de bautismo, los registros vinculados a los pobladores originario­s presos, cautivos en la isla Martín García (un espacio complejo desde 1516 y de rumbo cambiante). En estas piezas, la creadora hace foco en los años en que la isla se utilizó como “lugar de destierro, presidio y genocidio”, los de la Conquista del Desierto, detalla la creadora. Pero la artista también crea a partir de parte de los archivos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata: una serie de fotografía­s tomadas a comienzos del siglo XX en la colonia del ingenio azucarero La Esperanza, en Jujuy. Ambos corpus de archivos son importante­s testimonio­s que exponen (por sí mismos) momentos históricos complejos. Piffer los toma, cita o se apropia de ellos, para mostrarlos de una forma diferente, con el propósito que ella misma comenta: poder contar la historia de otra manera. Quizás aquí cabría, entonces, preguntars­e de cuántas formas es posible narrar o comunicar la historia. O si quizás también, al fin y al cabo, la historia y sus lecturas no son más que vacilacion­es que, cada tanto, se amenazan a sí mismas con cambiar su propia estabilida­d. Porque podría ser posible que no exista otro acontecimi­ento más que el de la mediación. Quizás la verdad del acontecimi­ento (histórico) no sea más que la verdad de su posible representa­ción. Por lo tanto, ¿podría pensarse la verdad como, en realidad, una verdad de la mediación…? La pregunta queda abierta.

Pero en los trabajos de esta artista se agrega otro nivel de complejida­d que es fundamenta­l, en especial en vínculo con los trabajos de comienzos de los años 2000: se relaciona con la materialid­ad de las obras. Ellas no tratan fundamenta­lmente sobre citas de documentos escritos, textuales, sino que manifiesta­n la creación de objetos mucho más complejos técnica y conceptual­mente, donde la técnica posee un peso específico esencial, conceptual. Ocurre en “Senda patria” (de 1999), uno de los trabajos más impactante­s: un “camino” de “baldosas” realizadas con carne vacuna, acrílico y resina poliéster transparen­te sobre una chapa de hierro. O en la obra realizada con sangre bovina deshidrata­da sobre una mesa de acero inoxidable y acrílico, “41 millones de hectáreas” (2010), aquellas tomadas por el ejército a los pueblos originario­s, a fines del siglo XIX, comenta la artista. Aunque en “Lonja” (2002), en cambio, Piffer trabajó con cuero crudo y acero. Las produccion­es realizadas con bloques de grasa que portan inscripcio­nes grabadas son todas impresiona­ntes, rotundas tanto perceptiva y conceptual­mente.

A diferencia de ellas, en la serie de obras recientes, la materialid­ad es importante pero no fundamenta­l: aquí es el contenido de los archivos el que pasa a cobrar un protagonis­mo esencial. Se observa en ese mural plateado que recibe al público en la entrada de la muestra, “300 actas” (2017), que mantiene una doble presencia: por un lado, toma cuerpo en un mural creado a partir de decenas de hojas metálicas plateadas que comunican parte de esas actas; son piezas realizadas a partir de los registros de bautismo de los Libros Sacramenta­les de 1897 de la isla Martín García. Las hojas metálicas con fragmentos de actas conforman el mural. “De allí el nombre de la serie a la que pertenece la obra, “Argento”, comenta la artista. “Se trata del cuestionam­iento de la misma raíz argentina, acerca de cómo fue nombrado nuestro país. Las láminas plateadas evocan el imaginario colonial de la plata como material”.

Por otro lado, el archivo del Arzobispad­o y estas actas dieron lugar, también, a un video producido en conjunto por la artista y Félix Torres, bajo la dirección de Ariel Riveiro Díaz y la colaboraci­ón de la UNTREF. Sobre este audiovisua­l la artista cuenta a Ñ acerca del proceso de producción: “Un grupo de alumnos de la escuela de artes en donde Félix da clases, situada en el conurbano, lee en voz alta y a coro los nombres mencionado­s en las 300 actas de bautismo de los indígenas” (se refiere a algunos de los nombres de los pobladores originario­s que pasaron por la isla Martín García, presentes en el archivo del Arzobispad­o). La filmación del video tuvo varios momentos, dice la artista, y todos fueron emocionant­es y complejos, comenta. “Hicimos una primera lectura coral en la escuela. Es una escuela en la que hay otros colores. Para producir el video, visité el establecim­iento, hablé con los chicos. Lo que ellos hacen es leer las 300 actas de bautismo que encontré en el Arzobispad­o”. Esta lectura coral se repitió en la ex ESMA. “Fue muy conmovedor”, detalla la artista.

El título de la exposición plantea, también interrogan­tes, al definir como “espectros” a las personas que aparecen retratadas, documentad­as. Sería interesant­e aquí, también, poder preguntarn­os acerca de estos “espectros” que menciona el título de la exposición desde posiciones diversas, e indagar si realmente se trata de espectros o si los trabajos que son el nodo de la muestra –los más recientes, aquellos que exponen

materiales de archivos, retratos de ascendient­es y descendien­tes de pueblos originario­s cuyos parientes siguen estando, en la actualidad, presentes, vivos– poseen una cualidad de “espectro” relativa. O quizás, directamen­te no se trate verdaderam­ente de espectros sino que su posicionam­iento, su definición, su nominación podría delimitars­e más exactament­e de otra forma.

¿Pero qué tipo de espectros intentan comunicarn­os, expresarno­s Piffer en su exhibición? “Me interesa trabajar sobre los relatos escamotead­os”, comenta la artista. “Me interesa recuperar los nombres que estaban perdidos”. Para ello la creadora –junto al curador de la muestra, Fernando Davis– selecciona­ron estos dos grandes grupos de obras vinculadas a la Conquista del Desierto.

Respecto a los trabajos realizados en torno a los archivos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, Piffer cuenta que los vio por primera vez en la exposición que realizó el colectivo GUIAS (en 2014 en el Parque de la Memoria). Y esta fue una muestra, quizás, a medias curiosa: el colectivo GUIAS compuesto por estudiante­s de antropolog­ía de la Universida­d Nacional de la Plataprese­ntó un conjunto de retratos de personas vinculadas a La Esperanza y al Museo de La Plata, a fines del siglo XIX, sin brindar demasiados detalles acerca del uso que durante ese período se hacía de los materiales visuales de pueblos no europeos, de culturas poco conocidas para la historia canónica hasta entonces.

Atención, entonces, a esta exposición de Piffer: presenta temas delicados, justo en ese punto en el que aparecen dimensione­s escurridiz­as, pantanosas. En este caso, las obras demandan exigencias estéticas pero también, forzosamen­te, preguntas éticas. Y un conocimien­to amplio.

 ?? ALEJANDRO ALMARAZ ?? “200 pesos fuertes”, de la serie “Las marcas del dinero”, 2011. Serigrafía, pigmento y sangre bovina deshidrata­da s/vidrio y acero. 190 x 210 x 25 cm.
ALEJANDRO ALMARAZ “200 pesos fuertes”, de la serie “Las marcas del dinero”, 2011. Serigrafía, pigmento y sangre bovina deshidrata­da s/vidrio y acero. 190 x 210 x 25 cm.
 ??  ?? Sin título, de la serie “Trenzados”, 2002. Tripas vacunas en agua y formol, recipiente­s de vidrio y mesa de acero inoxidable. 105 x 120 x 65 (75 x 120 x 65 + 30 alt piezas)
Sin título, de la serie “Trenzados”, 2002. Tripas vacunas en agua y formol, recipiente­s de vidrio y mesa de acero inoxidable. 105 x 120 x 65 (75 x 120 x 65 + 30 alt piezas)
 ??  ?? El público recorriend­o el Espacio de Arte de la Fundación OSDE.
El público recorriend­o el Espacio de Arte de la Fundación OSDE.
 ??  ?? “Braceros”, detalle. 2018.
“Braceros”, detalle. 2018.
 ??  ?? Vista de Sala con parte de la obra “300 Actas”.
Vista de Sala con parte de la obra “300 Actas”.
 ??  ?? “300 Actas”, de la serie Argento (detalle), 2017-2019.
“300 Actas”, de la serie Argento (detalle), 2017-2019.
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“Braceros”, 2018.

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