Uhart, esa mujer que sigue mirando
Una vez, Hebe Uhart dijo en una de sus clases que aprender a observar es la base de todas las artes, menos la música. Estaba citando a Simone Weil y lo sabemos por un libro, Las clases de Hebe Uhart, compiladas por Liliana Villanueva en 2015. Ahora se publicaron sus Cuentos completos, que no son sino una magistral muestra de su finísima capacidad de observación.
Si algo no hace Hebe Uhart en sus cuentos es pensar de manera convencional, ni saltar de un tema a otro sin reflexionar. Uhart es una observadora de lo mínimo, pero en cada una de sus historias se refleja un drama en el que la escritora parece haber indagado de manera exhaustiva, hasta agotar todas y cada una de sus aristas.
“Todo arte es el arte de escuchar”, dijo también Uhart en sus clases, y no se puede dejar de pensar que todos los consejos que les daba a los alumnos se los había aplicado antes a ella misma, con un rigor alemán.
Personas de pueblo, de campo, sin destinos heroicos ni destacables. Esos son los devenires que le interesan a Uhart, y en este sentido sus elecciones parecen inscribirse en toda una tradición rioplatense que abarca a autores tan diversos como Juan Carlos Onetti, Haroldo Conti y Humberto Constantini. Sin embargo, sus personajes resuenan más por su registro desprejuiciado, de voces fundamentalmente femeninas, con los personajes de Clarice Lispector.
Quizás con un poco más de suerte, podría haber tenido la fama universal de Lispector. Pero otro fue su destino. Sus Cuentos completos son un legado para todos los lectores del mundo.