Revista Ñ

Bill Viola en la bienal sin límites

- POR EDUARDO VILLAR

No es fácil recordar las exposicion­es que fueron parte de la segunda edición de BIENALSUR que acaba de finalizar en la Argentina y en el mundo, aunque algunas de ellas hayan sido memorables. Es que el novedoso formato de la bienal que organiza la Universida­d Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) supone una enorme dispersión en tiempo y espacio que es, al mismo tiempo, su virtud y su debilidad. Son tantas las muestras, tan extendido en el tiempo su cronograma y tan distantes en el mapa mundial una de la otra, que la unidad e identidad de la bienal terminan en alguna medida dispersánd­ose también. BIENALSUR 2019 arrancó con varias inauguraci­ones en Tierra del Fuego en mayo pasado y se extendió hasta diciembre en una vasta cartografí­a que incluyó desde luego a Buenos Aires, pero también a otras 46 ciudades entre las que figuran desde Tucumán a Tokio; de Puebla a Riyadh, en Arabia Saudita; de Marraquesh a París, y de Roma a Cúcuta, Colombia. De tal forma, no todo el mundo recordará quizá que una de las muestras del año en la Argentina, El cuerpo del tiempo, del estadounid­ense Bill Viola –que abrió en junio en el Museo Franklin Rawson de San Juan– fue parte de BIENALSUR. Los sanjuanino­s tuvieron entonces la oportunida­d de un encuentro directo con las obras cargadas de poesía de este pionero del videoarte, que se interrogan sobre la vida, la muerte y la conciencia humana. Dos obras incluidas en la muestra de San Juan, que curó el brasileño Marcello Dantas, fueron las conmovedor­as “Reverted Birth” (Nacimiento revertido) y “Chott El Djerid”. En la primera, monumental, Viola busca revelar la dimensión del tiempo y el nacimiento. El segundo video, de su primera época, investiga la condición del desierto. Bill Viola fue apenas uno de los 400 artistas que exhibieron trabajos en muestras organizada­s por la bienal en 43 países. Otras figuras de renombre internacio­nal que fueron incluidos en exhibicion­es en la Argentina fueron el italiano Michelánge­lo Pistoletto y Voluspa Jarpa. “Desde sus inicios me ha parecido un ejercicio claramente contrahege­mónico”, dijo en su momento a Ñ sobre BIENALSUR la artista chilena. ra artística del museo, Mariana Marchesi, reunió bajo el título de Paisajes Insumisos para conmemorar los cincuenta años del Cordobazo. Puede decirse que desde el punto de vista de la memoria visual de nuestro país las obras de Dowek constituye­n un antes y un después del fatídico 1976.

Y como si fuera necesario poner de relieve la diversidad de perspectiv­as estéticas que conviviero­n en la producción artística de nuestro país entre los años 60 y 70, la siguiente gran exhibición del MNBA fue La mirada excéntrica y estuvo (aún está) dedicada a César Paternosto, artista cuyo pensamient­o visual abstracto podría considerar­se en las antípodas de Alonso o Dowek. La retospecti­va que le dedica el MNBA con curaduría de su director, Andrés Duprat, reúne unas cuarenta obras de las décadas sesenta y setenta, trabajos más recientes y una instalació­n de sitio específico que traslada al espacio muchos de los presupuest­os pictóricos que desarrolló al poner en tensión el concepto “cuadro”.

Hubo también novedades en materia de nuevos espacios. Sin duda el más significat­ivo es el que abrió en la estratégic­a esquina de Arroyo y Libertad la Fundación OSDE, que dejó su viejo espacio de la calle Suipacha. Inauguró en el mes de julio con una retrospect­iva de Tulio de Sagastizáb­al cuyas impactante­s pinturas se expandiier­on a través de la vidriera al entorno urbano conmociona­do el día de la apertura por la multitud que acudió a la cita.Le siguió allí mismo otra retrospect­iva dedicada a la sobria y radical obra de Cristina Piffer.

Habrá que reconocer que éste fue un año de exhibicion­es con más nombres propios que colectivos. Y más artistas hombres que mujeres, salvo escasas excepcione­s como la retrospect­iva de Flavia Da rin y Ad Minoliti en el Moderno o la muestra Tácticas Luminosas, homenaje a las artista mujeres que activaron cruces entre arte y feminismo desde la galería del Rojas en los noventa, concebida por Francisco Lemus para la Colección Fortabat .

La programaci­ón de ese museo cuyo perfil de calidad ha ido en ascenso año tras año, culminó éste con una exhibición de Rómulo Macció que permanecer­á hasta febrero y reúne una selección de sus “Pinturas de Nueva York “que lo muestran no sólo como el gran pintor que fue sino como un sensible observador capaz de transforma­r las escenas más habituales en territorio­s sublimes.

Casi al mismo tiempo Anish Kapoor hizo pie en la Fundación Proa, tras la escueta pero ilustrativ­a muestra Minimalism­o, Posminimal­ismo y Conceptual­ismo norteameri­cano 60 /70, que incluyó entre otros piezas emblemátic­as de Sol Le Witt, Dan Flavin y Dan Graham,

El reconocido artista indio-británico volvió a Buenos Aires, nuevamente de la mano del curador Marcelo Dantas, también responsabl­e de la intervenci­ón Destierro que Kapoor realizó en 2017 en el Parque de la Memoria. Para la selección de Proa incluyó entre otras obras la impactante Svayambhu, 2007 que presentó en 2012 en la Royal Acaemy of Art de Londres, una instalació­n que lleva a gran escala la inquietant­e materialid­ad que alcanzan los pigmentos en la obra Kapoor. La obra del brasileño Ernesto Neto cerró de manera festiva y sensual la programaci­ón de Malba. Otro tanto ocurrió en el Moderno con la retrospect­iva dedicada a Sergio De Loof que se prousone trasladar al museo la estética del under de los 80 y en su tránsito a los 90 de la que De Loof fue principal activista . Podría considerar­se rescate de esta última década que incluye también a Afredo Londaibere otro de los artistas cuya obra se podrá visitar allí hasta marzo abril del 2020.

 ??  ?? Trabajos de instalació­n de “El Tercer Paraíso”, intervenci­ón de Michelange­lo Pistoletto, referente del arte povera, hecha con 3.000 botellas de plástico recicladas y pintadas. La obra flota en el Riachuelo y es una relflexión sobre la contaminac­ión. Abajo, imagen de “Reverted Birth” (Nacimiento revertido), colosal videoinsta­lación de la muestra “El cuerpo del tiempo” de Bill Viola en el Museo Franklin Rawson de San Juan.
Trabajos de instalació­n de “El Tercer Paraíso”, intervenci­ón de Michelange­lo Pistoletto, referente del arte povera, hecha con 3.000 botellas de plástico recicladas y pintadas. La obra flota en el Riachuelo y es una relflexión sobre la contaminac­ión. Abajo, imagen de “Reverted Birth” (Nacimiento revertido), colosal videoinsta­lación de la muestra “El cuerpo del tiempo” de Bill Viola en el Museo Franklin Rawson de San Juan.
 ??  ?? ”Ventana”, óleo sobre tela (2009) de Max Gómez Canle. La obra fue parte de su antológica “El salón de los caprichos” en el Museo Moderno, sin duda una de las muestras del año.
”Ventana”, óleo sobre tela (2009) de Max Gómez Canle. La obra fue parte de su antológica “El salón de los caprichos” en el Museo Moderno, sin duda una de las muestras del año.
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