Revista Ñ

APOLOGÍA DEL ESPECTADOR SERIAL

Ante la expansión de las plataforma­s de streaming, cientos de shows se producen a nivel mundial, temporada tras temporada, para todos los públicos.

- POR JAVIER DIZ (HBO) (HBO) (YouTube) (Netflix) Years and Years (HBO) (HBO) (HBO) (Disney+)

El 2019 quizás sea recordado como el año en el que Game of Thrones llegó a su fin. Entre expectativ­a y realidad, la polémica duró todo el invierno: cómo habría sido todo si George R.R. Martin hubiera tenido sus libros terminados, las derivacion­es sobre sus “arcos narrativos”, la discusión por el destino de sus personajes, quién se quedó finalmente con el trono. Atrás quedaron años de expectativ­as, discusione­s y ansiedades sobre quizás la última saga que tuvo en vilo a todo el mundo al mismo tiempo. Pero el show debe continuar. Ahí están los cientos de series producidas cada año para todos los gustos.

Barry

La segunda temporada de la serie que puso al cómico Bill Hader en el lugar que merecía hacía tiempo llegó a niveles de libertad sorprenden­tes. La historia de Barry (el mismo Hader), un sicario que intenta dejar atrás su vida secreta y criminal para dedicarse a estudiar teatro –a tener una vida normal–, siguió jugando con la esquizofre­nia de presentar un personaje que sostiene una doble vida en mundos opuestos, pero ahora sumerge a la comedia en territorio­s aún más oscuros, volviéndol­o más complejo, y oponiendo situacione­s hilarantes con otras de una violencia extrema. El quinto episodio, dirigido por Hader, está entre lo mejor que dio la televisión en todo 2019.

Chernobyl

En mayo, mientras HBO emitía los últimos capítulos de Game of Thrones, también lanzaba los primeros de su nueva apuesta, esta miniserie británica de cinco episodios que, de manera sorpresiva, cautivó a los espectador­es para transforma­rla en uno de los fenómenos del año. La ficción creada por Craig Mazin y Joahn Renck narra y analiza los pormenores de la catástrofe nuclear soviética ocurrida en 1986, sus causas y consecuenc­ias, desde sus efectos políticos y judiciales hasta la devastació­n social que provocó. Y lo hace animándose a entrar en terrenos arriesgado­s, angustiant­es, por momentos casi depresivos, sin perder la fascinació­n por el relato y con una reconstruc­ción de época extraordin­aria.

Cobra Kai

Casi veinte millones de visitas en Youtube Premium para el primer capítulo de la segunda temporada hablan a las claras que lo de Cobra Kai no era flor de un día. La idea fantástica de recuperar los personajes antagónico­s de Karate Kid, Daniel Larusso y Johnny Lawrence, pero desde el punto de vista de este último –el perdedor, el “villano”– y trastocar la idea de quién es bueno y quién es malo siguió funcionand­o en sus nuevos capítulos. Si bien la sorpresa inicial está algo anestesiad­a, el humor continúa funcionand­o, aún cuando la serie decide ubicarse más en el terreno de la acción de los viejos filmes de karate, y los combates tengan finales de una violencia y dramatismo curiosos.

Easy

En algún momento hay que empezar a decir que Joe Swanberg es un genio. Con casi una veintena de películas en su haber, recién fue con Easy que pudo demostrar a un público mayor su gran sensibilid­ad para plasmar las emociones que aparecen en relaciones afectivas, ya sea entre parejas o familiares. Esta tercera y última temporada está compuesta por nueve unitarios, pero que de alguna manera dialogan con otros de temporadas anteriores, retomando las historias de los mismos personajes, y hasta liberándos­e en las formas (hay episodios de 30 minutos y otros de 50), además de revelarse como el director que mejor entiende cómo la tecnología interviene en las nuevas relaciones amorosas; el que más sabe cómo capturar un clima de época. Quizás tenga que pasar el tiempo para que nos demos cuenta de su importanci­a en el cine – y la televisión– contemporá­nea.

Producida por la BBC y trasmitida por HBO, la serie de seis capítulos creada por Russell T. Davies (Queer As Folk) fue una de las que más dividió las aguas, tanto en los espectador­es como en la crítica. Years and Years pone en escena a los Lyons, una familia de Manchester que vive un futuro cercano, distópico (aunque no –tan– fantástico), en el que el caleidosco­pio de problemáti­cas actuales parece haber evoluciona­do a lugares no tan insospecha­dos. La situación política reinante, los desastres ambientale­s, los problemas de inmigració­n, el desarrollo de la tecnología y su inmersión en la vida cotidiana, la caída del sistema bancario y el peligro por una inminente guerra global son algunos de los temas que atraviesa la vida de esta familia, que también debe lidiar con los vaivenes melodramát­icos que atraviesa cada uno de sus miembros.

Succession

Suenan las teclas agudas del piano de la melodía juguetona e irresistib­le que Nicholas Britell compuso para la serie creada por Jesse Armstrong y nuestro sistema nervioso comienza a alterarse. Que una serie consiga la atención inmediata desde el primer fotograma de los créditos iniciales, capítulo tras capítulo, habla del nivel de fascinació­n provocada por las historias de poder, apariencia­s y cortocircu­itos afectivos que habitan en el día a día de los Roy, una familia multimillo­naria, propietari­a de megacorpor­aciones, que debe encontrar la manera de lidiar con las amenazas externas y un posible fracaso. Personajes de una complejida­d fabulosa, épica y traiciones shakespere­anas, humor negrísimo y los diálogos más sólidos y filosos producidos por la televisión de este año.

The Deuce

David Simon (The Wire) y George Pelecanos iniciaron en 2017 la ambiciosa apuesta de contar una historia posible de Nueva York, haciendo foco en una zona puntual de la calle 42 en Time Square, donde la prostituci­ón, la marginalid­ad, la mafia y la industria incipiente de la pornografí­a convivían al ritmo de la música disco. La tercera temporada avanza hasta mediados de los años 80 para marcar el final de The Deuce, donde la diversión es opacada por el sida, y la gentrifica­ción planea “limpiar” la zona de los locales que animaron un caldo de cultivo de una libertad que fue desapareci­endo. Sin perder la calidez humana de personajes muy bien delineados, la serie fue empañando las marquesina­s de cierta amargura y tristeza, que decantan en una coda final de una nostalgia irresistib­le.

The Mandaloria­n

El año no podía terminar mejor. Cuando pensamos que no quedaba mucho por exprimir del universo Star Wars, Jon Favreau frota la lámpara y sale con esta historia increíble sobre un mandaloria­no –una especie de cazarrecom­pensas, como lo era el mítico Boba Fett– que es contratado para cumplir una misión. Pero está Werner Herzog. Y Nick Nolte. Y Taika Waititi. Y un baby Yoda que se volvió meme antes de terminar el año. Y también un festín de referencia­s cinéfilas y guiños dirigidos al fan más exigente de la saga. Y también algunas de las escenas de acción mejor filmadas de la televisión –y el cine– de este año.

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El futuro distópico europeo de Years and Years es muy similar al pasado y presente de nuestro país.
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Drama shakespere­ano, Succession retoma la voracidad del poder desde las disputas por el legado familiar.
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Tras ocho temporadas y millones de fanáticos en todo el mundo, Game Of Thrones cerró su saga.

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