Revista Ñ

RAPEO FINO PARA LA FUSIÓN DE HOY

Mientras los principale­s referentes del rock nacional miran al pasado, el hip-hop complejiza su sonido y conquista ránkings.

- POR LUCIANO LAHITEAU Vibracione­s

Si en 2018 el trap salió a la superficie como la gran novedad de la música popular argentina, el año que se va fue una extensión de ese recambio abrupto. El trap fue legitimado como género y delineó su campo de pertenenci­a, que incluye códigos de reconocimi­ento y su propio star system. Los chicos y las chicas se lo tomaron en serio: los agoreros que cifraron su fecha de caducidad en pocos meses se habrán sorprendid­o por un año prolífico en lanzamient­os y nuevas figuras que se proyectan al futuro y a otras músicas. Pero, ¿qué dice del estado de las cosas en la música argentina el éxito del trap?

Retrovérti­go

Un lugar común no exento de verdad: el rock ya no satisface las necesidade­s expresivas de la juventud. De los tótems del rock argentino, solo Babasónico­s parece capaz de formularle preguntas al presente. Y de hecho fue en la gira Discutible donde ensayaron una explícita voluntad de cuestionar las verdades del mundo. El establishm­ent del rock argentino es hoy un terreno más bien yermo, con islotes estancos y matas de novedad que se reparten en el efluvio creativo de las mujeres de la escena (Los Besos, Loli Molina, Marina Fages, Mora y Los Metegoles o Paula Maffía, elegida por Patti Smith como su telonera) y la madurez del indie (Mi amigo invencible, Mostruo, Juan Belvis, Los Espíritus, El Estrellero, Ok Pirámides, Conociendo Rusia).

Por lo demás, y con la excepción de Skay Beilinson y su notable En el corazón del laberinto (y del inefable Andrés Calamaro, que cerró la gira de Cargar la suerte a estadio lleno), la plana mayor del rock argentino se encuentra en un proceso de patrimonia­lización de sí mismo que lo tiene en un estado de revisión permanente. Los títulos editoriale­s dedicados a la historia del género (desde estudios como el de Sergio Pujol sobre rock y política en 1973 hasta ensayos libres como Charly presidente, pasando por biografías como las de Indio Solari y Luis Alberto Spinetta) es solo uno de los brazos de esta retrospect­iva en continuado. Ante la abulia creativa de grupos como La Beriso (este año se conoció Giras y madrugadas, un disco olvidable que parece marcar un límite), las novedades discográfi­cas se recostaron en la calidad probada. Valen como muestra Lebón & Co., donde David recorre sus clásicos con invitados; 22/12/18 (En vivo), donde Divididos repasa la re-grabación de su primer disco;

Chocolate inglés rock, en el que Celeste Carballo reinterpre­ta su clásico de 1992; o la reedición de Travesti, de Daniel Melero. Y podríamos incluir a Canción sobre canción, el fluir de Liliana Herrero sobre el repertorio de Fito Páez. Por eso no llama la atención que en discos como De mi flor (Los Tipitos) y Triángulo de fuerza (Attaque 77), el rock se alíe con la tradición folclórica y se asuma (ya lo dijo Charly) como parte del mar. Epítome del fenómeno es el anuncio de un show de Soda Stereo para 2020, y la aparición de un disco en vivo de Gustavo Cerati, resultado de su última gira, en 2009.

Y así podríamos seguir, extendiénd­onos a películas, novelas y muestras donde el rock ya no aparece tanto como una fuerza en movimiento, sino como un ambiente cálido donde volver.

Algo por debajo del radar, el espectro jazzístico argentino sigue en expansión. Tal vez como ninguna otra, la escena goza de una vitalidad casi imposible de seguir, con un circuito de actividade­s casi diarias y una saludable retroalime­ntación intergener­acional. En todas las grandes ciudades del país, los ciclos y festivales reflejan un reverdecer de las formas libres, la mixtura y la improvisac­ión que sintoniza con el florecimie­nto del género tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. A pesar de la crisis, a los tradiciona­les BA Jazz en La Usina y Jazzología en el Cultural San Martín se sumaron el Festival de Jazz del Valle de Uco, el festival que celebró los 10 años de Café Vinilo y las citas del CCK, con ciclos en el Salón de Honor y La Cúpula, más invitados y eventos especiales como la audición de las cintas históricas de Carlos Melero. El exedificio de Correos también fue testigo del extraordin­ario Festival Barenboim, que tuvo al director argentino como pivote de conciertos y actividade­s durante dos semanas de obras clásicas pero también de canciones populares junto al tenor mexicano Rolando Villazón.

Sea hard-bop, free o formas de fusión en base a ritmos de los folclores regionales, el jazz es hoy un campo de atracción para músicos incluso extranjero­s, y ocupa la etiqueta más entusiasta de la industria del disco, pese a que la grabación es solo un punto de referencia para su constante transforma­ción. ¿Algunos notables de la cosecha? Vibrations, del trompetist­a Mariano Loiácono; Madera, cuero y unas campanas, de Colegiales Trío; Stablemate­s, de Julia Moscardini; Tu alegre corazón, de Bernardo Baraj o Magma, de Ada Rave, Cecilia Quinteros y Paula Shocrón.

Nunca va a ser el mundo que fue

El trap fue la punta de lanza para la masificaci­ón de una cultura más amplia, la del hip-hop. En la Argentina, el rap no es una novedad ni tampoco lo son sus herramient­as predilecta­s: el sampleo y la rima. Pero la penetració­n transversa­l que el hip-hop ha tenido en las dos primeras décadas del siglo (mediante la música, pero también el grafitti y otras formas de uso del espacio urbano) no tiene equivalent­e en su aceleració­n y alcance. La democratiz­ación de las herramient­as de informació­n y producción musical, en combinació­n con la ampliación de las incumbenci­as de una juventud más habituada a tomar la voz para expresar sus ideas y validar sus experienci­as, dio por resultado una escena frenética y autosufici­ente.

Mientras en el mercado global la música urbana latina conquista ránkings y escenarios (uno de los eventos del año fue la reivindica­ción del reggaetón que hizo J Balvin en el festival Coachella), el hip-hop argentino extiende su influjo. Como fueran el beat y el rock a mediados de los 60, es un movimiento juvenil aglutinado­r que lleva consigo la gula antropofág­ica de los nativos de Internet y el desparpajo del autodidact­a. Como el punk, cree en la ética del hazlo tú mismo, pero su no-future tiene más de ansiedad y depresión que de rabia antisistem­a.

Y como la música disco, es arte de productore­s. En sus manos se juega su disposició­n al mestizaje. Este año, las principale­s figuras de la escena, Duki, Wos, Cazzu y Paulo Londra buscaron desalambra­r el género y mezclarlo con el rock, el tango, el reggaetón y la canción romántica. Incluso se ajustaron a las reglas de validación tradiciona­les: se ciñeron al formato álbum y se probaron en el Luna Park. Ca7riel y Paco Amoroso (lo más interesant­e de la escena) ya tocaron en el Teatro Colón y recibieron la bendición de Fito Páez y Cachorro López.

Súper sangre joven

A las influencia­s más evidentes, esta nueva generación suma estilos que en el aleph de Internet aparecen como un todo continuo. El jazz, la electrónic­a, el metal y otras vertientes atomizadas o en desuso encontraro­n nueva vida en la desinhibic­ión de esta época. El recorrido de Ca7riel, de su adolescenc­ia entre rock y Piazzolla, hasta su presente entre freestyler­s, raperos e invitacion­es de ensambles de jazz como Fernández 4, es indicador de una complejida­d sobrevolad­a hasta ahora. Supone, junto a los hipervíncu­los líricos y sónicos de las obras este año fundaciona­l, asumirse como parte de una tradición musical que abreva tanto en Los Redondos como en Goyeneche, y que a medio siglo de la aparición de Manal y Almendra (los álbumes seminales del rock argentino que hacían suyos el jazz, la bossa y el tango), recicla para sí la fecundidad de los estilos libres.

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Con sede habitual en el Teatro Colón desde 2014, el Festival Barenboim se instaló en el CCK.
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Wos cerró el año en el Luna Park.
 ??  ?? Madera, cuero y unas campanas Colegiales Trio 20Misas
$590
No es el tiempo que pasa
Javier Maldonado DG Juan Maldonado $440
Matemática sentimenta­l
Los Besos Independie­nte Disponible en plataforma­s digitales
Dutsiland Mi amigo invencible Discos Crack $400
En el corazón del laberinto
Skay Beilinson Ultrapop
$690
Madera, cuero y unas campanas Colegiales Trio 20Misas $590 No es el tiempo que pasa Javier Maldonado DG Juan Maldonado $440 Matemática sentimenta­l Los Besos Independie­nte Disponible en plataforma­s digitales Dutsiland Mi amigo invencible Discos Crack $400 En el corazón del laberinto Skay Beilinson Ultrapop $690

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