Revista Ñ

TORCUATO NUNCA DICE ADIÓS. ENTREVISTA CON TAMARA DI TELLA

Entrevista con Tamara Di Tella. La viuda retrata al notable sociólogo en un libro que lo devuelve al centro de la vida política. Antes de morir, en 2016, él escribió un texto póstumo donde habla del peronismo en modo optimista.

- POR HÉCTOR PAVÓN

Tres años después de la muerte del sociólogo Torcuato Di Tella, Tamara, su viuda, escribió un libro, un retrato personal del político y académico más excéntrico de las últimas décadas. Torcuato era ocurrente y creativo. Junto con su hermano Guido fue fundador, en 1958, del Instituto Torcuato Di Tella donde se desarrolla­ron investigac­iones en arte, economía, ciencias sociales y urbanismo: fue un hito cultural y contribuyó a la formación de varios artistas, científico­s y académicos ilustres.

Tamara Chichilnis­ky de Di Tella (madre de dos de los cuatro hijos de Torcuato), todavía dolida por la muerte de su esposo, trazó en este libro una biografía del tiempo que compartier­on. “‘Todo llega a la Argentina. Tarde y a las patadas, pero llega’. Así empezó Torcuato una charla en el Instituto de Desarrollo Económico y Social en 1977 donde lo conocí. Ni se presentó, directamen­te arrancó con esa idea”, dice la doctora en ciencias políticas y también introducto­ra en la Argentina de dos conceptos y negocios clave: spa y pilates.

–El primer contacto entre ustedes fue académico...

–Yo estudiaba ciencias políticas y me especializ­aba en sistemas de partidos políticos comparados al igual que Torcuato. Lo estudiaba a él y escribía ensayos sobre sus teorías. Principalm­ente la teoría del populismo. Entre Stanford y Buenos Aires le pedí que fuera mi director de tesis porque era el mejor sociólogo de su generación. Según Torcuato, eso fue un claro caso de acoso sexual, porque terminamos casándonos y teniendo dos hijos... Hoy no se podría porque no es politicall­y correct. Las feministas no lo permitiría­n jamás. Pero como Torcuato no era feminista y yo tampoco…

–¿Torcuato era 100% un hombre político?

–Era un animal político desde ya, porque le interesaba la sociedad y la política, por supuesto. Cuando nos casamos, me dijo que él era un actor político “porque yo no soy un observador de la política argentina, yo me siento responsabl­e de la política argentina, aunque yo no tengo ningún cargo ni quiero tenerlo, yo soy un actor, soy parte de la política de la Argentina. No voy a aceptar cargos pero soy un actor.”

–¿Cómo fue la relación de Torcuato con el peronismo?

–Él no era peronista, él se definía como transversa­l, nunca fue peronista. Jamás, pero en 2003 hubo una luz de esperanza para él, porque Néstor Kirchner empezó a hablar de la transversa­lidad, entonces Torcuato lo tomó como un indicador de que el peronismo se abría, se moderaba, iba a ser más tolerante y aceptar a otras corrientes, entonces dijo “ahora sí hay que apoyar a este oscuro gobernador de Santa Cruz, que habla de un peronismo más moderado, más racional, más tolerante y etcétera”. Y fue la única vez que yo lo vi a él aceptando ese tipo de peronismo. Raúl Alfonsín siempre le decía “Ay, Di Tella, Di Tella, me sacás canas verdes.” Torcuato jamás fue peronista. En el 2003 fue transversa­l, pero no peronista. Murió diciendo “yo peronista no soy”. Lo repitió tantas veces que ya…

–Néstor Kirchner lo llamó para trabajar como secretario de cultura. ¿Cómo se lo tomó?

–No le gustó nada. Él dijo que no varias veces. Y muy categórica­mente pero finalmente tuvo que aceptar. Después lo echaron porque dijo “esto es un circo” y otra cuando una periodista con intencione­s non sanctas lo hizo hablar de más y le preguntó: “qué pasa con el Fondo Nacional de las Artes?”. Y a Torcuato no le gustaba todo eso, él hablaba de los “culturrito­s”, y decía que para los argentinos la cultura se limita al área de Figueroa Alcorta, Libertador, Recoleta y Belgrano. La gente piensa que eso es la cultura y eso no es la cultura. Es la gente cheta, nomás, que no entiende mucho de cultura, entonces cuando le preguntaro­n por el Fondo Nacional de las Artes dijo “qué me importa la pelotuda que está en el Fondo…” (N.de la R. En ese momento iba a asumir Nacha Guevara como Directora Ejecutiva y finalmente desistió).

–Cuando vos lo conociste, él ya había elaborado su teoría del populismo...

–Es interesant­e, muy inteligent­e, muy bien pensada, y se estudia mucho en Europa y Estados Unidos. Acá realmente no entienden, se piensa que Perón ha sido muy importante. Perón era simplement­e un emergente. Nada más, si no era Perón hubiera sido cualquier otro. Las condicione­s sociales estaban dadas para que surja un Perón. Y eso es lo que decía Torcuato. La teoría del populismo requiere tres cosas. En primer lugar sectores de la elite que se ponen en contra de su clase, de sus propios intereses. En segundo lugar una masa, sectores populares que andan sueltos, sin demasiada organizaci­ón autónoma, vulnerable­s a ser tomados por algún líder que los convoque. Y la tercera caracterís­tica es una ideología común. El populismo se da en muchísimos países, por eso la teoría funciona. Una teoría funciona cuando puede explicar muchos casos y a través de la historia. O sea que resiste el análisis comparativ­o e histórico.

–Para él no era una mala palabra el populismo, ¿no?

–Ahora se transformó en una mala palabra. El populismo para él era un fenómeno político y social que ocurre en cierto estado de desarrollo de una sociedad. Se fue desvirtuan­do y hoy no significa nada, cualquier persona que no te guste es un populista. El portera de abajo, te miró mal y es un populista. Trump es un populista. Pero según la teoría de Di Tella, no es un populista, por ejemplo, Trump. ¿Por qué? Porque no se puso en contra de sus propios intereses ni en contra del sistema. Trump no tiene nada en contra del sistema capitalist­a. Perón era una persona que pertenecía a los sectores más altos de la sociedad, porque después de todo era un general, un militar, y con un buen rango, que se puso en contra de los intereses de su propia clase. Eso es lo que hace el populismo. Hoy, populista es cualquiera, se desvirtuó mucho esa palabra y a Torcuato realmente le dolió que al final de su vida todo el mundo usaba la palabra popu

lista tan libremente. Pero él estudiar en 1964.

–¿Hubo intercambi­o con Ernesto Laclau, otro teórico del populismo?

–Nunca entendí lo que quiso decir, escribía muy arrevesado. Yo creo que no tenía sus ideas muy claras, por eso escribía en difícil. Torcuato tiene un libro muy divertido: El diccionari­o del político exquisito. Está escrito con humor y menciona a la gente que escribe muy en difícil con largas frases y términos que no se conocen porque no saben escribir o no quieren decir sus ideas o porque quieren mandarse la parte, quieren parecer importante­s. Y en una entrada del diccionari­o dice: “si después de leerlo tres veces no lo entiendo, el idiota es él autor”. Y ese era un problema que tenía Laclau. –Ustedes viajaron mucho y a lugares de mucho significad­o. ¿Qué vieron en Cuba?

–En Cuba, Torcuato fue con un proyecto de Naciones Unidas, el proyecto se llamaba “Actores políticos. A favor y en contra de Fidel”. Estuvimos bastante tiempo en Cuba, nunca fuimos a la playa, Torcuato visitó cárceles, cooperativ­as agrarias, dio clases en la Universida­d, vivíamos en la casa de una familia. Después escribió: “esto no es socialismo ni nada que se le parezca”.

–Di Tella dejó un libro sin terminar...

–Si y es muy interesant­e. Es Di Tella en su máxima expresión, es el optimista del final de su vida. Dice que tiene fe de que el peronismo va a evoluciona­r, como muchos de los partidos políticos. Él decía “el peronismo tiene manchas, pero quién no las tiene”. Miremos al Partido Demócrata de Estados Unidos, que cobijaba a los progresist­as del norte junto con las fuerzas más reaccionar­ias del sur del país, incluyendo el Ku Klux Klan. Y sin embargo era el Partido Demócrata, y evolucionó. El Partido Comunista Italiano, ahora es un partido, no es de centro derecha, pero es un partido muy moderado. En Italia hubo terribles cosas con el PCI, y así muchos otros. Entonces los partidos evoluciona­n. Quién hubiera dicho que China iba a ser capitalist­a, que Vietnam iba a decir “uy, nos equivocamo­s”. La Argentina, el peronismo va a salir adelante y se va a convertir en una socialdemo­cracia, eventualme­nte se va a convertir en la socialdemo­cracia, al mejor estilo países prósperos del norte de Europa. “Va a evoluciona­r a riesgo de sucumbir si no lo hacen”, decía. -Al final del libro hay una serie de textos de colegas notables que lo homenajean. ¿Cómo se armó ese espacio?

–Los convocó Manuel Mora y Araujo (que murió poco después que Torcuato) en una página web junto con Juan Carlos Torre.Hay testimonio­s de Fernando Henrique Cardoso, Ezequiel Gallo, Klaus Gallo, José Nun, Raanan Rein, entre otros. Hay una frase de Juan Manuel Abal Medina, que fue alumno de Torcuato, que retoma algo que Torcuato una vez le dijo: “si la realidad no está de acuerdo con la teoría, el problema es de la realidad”. Cuando uno diría todo lo contrario. Y después hay otra de Philippe Schmitter, un sociólogo muy conocido en Estados Unidos, que dice que la frase que más le impactó de Torcuato fue cuando dijo “mirá, vamos a sintetizar, el problema de la Argentina es que es un país esencialme­nte conservado­r sin un partido conservado­r”.

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Tamara Di tella
 ?? LUCÍA MERLE ?? En su libro, Tamara Di Tella se enfoca en un Torcuato que fue un pionero en interpreta­r y explicar el populismo.
LUCÍA MERLE En su libro, Tamara Di Tella se enfoca en un Torcuato que fue un pionero en interpreta­r y explicar el populismo.
 ??  ?? Mis cuarenta años con Torcuato Di Tella Tamara Di Tella Editorial Biblos
320 págs.
$ 950
Mis cuarenta años con Torcuato Di Tella Tamara Di Tella Editorial Biblos 320 págs. $ 950

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