Revista Ñ

Mentiras blancas en el imperio ruso

Novela. Nueva traducción para un clásico de Nikolái Chernyshév­ski.

- POR EMILIO JURADO NAÓN

¿Qué hacer? es un gran título y no sorprende que Lenin lo haya tomado en préstamo para su tratado homónimo de 1902, sobre la necesidad de organizar el movimiento revolucion­ario, como homenaje a la novela que Nikolái Chernyshév­ski había escrito en la cárcel zarista entre 1862 y 1863. Porque, salvando las diferencia­s de género literario y contexto político, ambos libros comparten una preocupaci­ón por la praxis, llaman a tomar cartas en el asunto y proponen acciones claras y, en gran medida, didácticas para llevar adelante una transforma­ción de la realidad.

Fiódor Dostoievsk­i, al contrario, ensayó una crítica a Chernyshev­ski, por idealista, en Memorias del subsuelo (1864). Y, en efecto, algunos tópicos de los personajes voluntario­sos de ¿Qué hacer? (como el “sótano” que sueña la protagonis­ta Vera Pávlovna, símbolo de la esclavitud a la que la somete su madre; o la anécdota de Lopujóv sobre las jerarquías implícitas que se traducen en ceder o no el paso a personas de “mayor rango” en las veredas de San Petersburg­o) encuentran su versión escéptica en el relato de Dostoievsk­i.

Lo inesperado, si se quiere, de leer al fin la tan bibliográf­ica novela de Chernyshev­ski, con traducción de Valeria Zuzuk, consiste en la revelación de que la acción política mediante la cual este grupo de profesiona­les de clase trabajador­a busca redimir a la sociedad es, eminenteme­nte, la emancipaci­ón de las mujeres.

A la independen­cia que logra Vérochka de los designios de su familia (siempre con un ojo en la hija como mercancía casamenter­a) prosigue la problemáti­ca de redefinir amor y convivenci­a en la pareja; un triángulo amoroso entre Lopujóv, su benefactor y marido, y el fiel amigo Kirsanov se resuelve de manera enrevesada pero exitosa, trama digna de una comedia shakesperi­ana aunque sólo con “mentiras blancas”. Más adeconcret­as, lante, el conflicto de la protagonis­ta evoluciona hacia su necesidad de trabajar, y producir trabajo organizado y justo: episodios de la sistemátic­a instalació­n de talleres textiles cooperativ­os que brindan a ¿Qué hacer? su otra cara propositiv­a.

La trama se desenvuelv­e de manera dialéctica y con periódicas interrupci­ones de un narrador, aunque didáctico no por ello menos humorístic­o. Los personajes, que, según se insiste, son gente común, propia de una nueva generación de ciudadanos honestos, operan como “simuladore­s” en cuanto se encuentran con alguna víctima de conflictos morales digna de ayuda: sea una prostituta alcohólica enferma de tuberculos­is, sea una heredera burguesa al borde de morir de angustia por un amor prohibido.

En ¿Qué hacer? de Nikolái Chernyshev­ski todo termina bien, pero nunca termina todo; siempre hay más trabajo por hacer, a causa de lo cual la premisa ética de esta novela (“es estúpido pensar que el idilio sea inalcanzab­le. No solo es algo muy bueno para la mayoría, sino además bastante posible”) no clausura la posibilida­d del cambio en la realidad social, sino que la alienta, tal vez, como continuaci­ón de la interminab­le cadena de episodios que el autor deja abierta.

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 ??  ?? ¿Qué hacer? Nikolái Chernyshév­ski
Trad. Valeria Zuzuk Caballo Negro
610 págs.
$1.200
¿Qué hacer? Nikolái Chernyshév­ski Trad. Valeria Zuzuk Caballo Negro 610 págs. $1.200

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