Revista Ñ

Formas de caminar una ficción

Estreno. Mariano Pensotti profundiza el lenguaje cinematogr­áfico presente en sus obras teatrales y estrena El público, una película sobre las audiencias.

- I.S.

Cuatro jugadores de roleplayin­g que ganan su propia batalla épica cuando liberan de las manos policiales a un vendedor ambulante, una inmigrante china que quiere impedir que la alejen de su hijo, un oficinista que visita enfermos de cáncer desconocid­os para bajar su ansiedad, una directora de cine que filma el secuestro de su madre durante la dictadura militar con el asesino en el elenco. Una tras otra, las historias se suceden como instantáne­as inconclusa­s de once vidas disímiles. Lo único que las une es el recuerdo vago de una obra teatral que vieron el día anterior y cuya progresión se irá tejiendo con el correr de los relatos.

El público, la última obra de Mariano Pensotti y el Grupo Marea que abre esta nueva edición del FIBA (una coproducci­ón del festival, la primera en el país que lleva a cabo la compañía) es en realidad una película que se desborda a la calle. El director que coquetea con los límites entre el cine y el teatro, artífice de las historias múltiples y los inusuales dispositiv­os escénicos que las materializ­an –la calesita de El pasado es un animal grotesco, la escena doble de Cineastas, las cintas transporta­doras de Cuando vuelva a casa voy a ser otro– vuelve a la pregunta acerca de cómo las ficciones atraviesan las biografías pero esta vez desde la perspectiv­a de los espectador­es, esa categoría difusa e indescifra­ble tan disputada por las institucio­nes del arte.

Todavía Pensotti está montando la infraestru­ctura que se podrá ver simultánea­mente en la sala Lugones del Teatro San Martín y el Cultural San Martín, a sus espaldas, y llevará luego al público real hacia algunas de las locaciones atravesada­s en la película (que muestra el interior del Obelisco, la galería del viejo Cine Arte, la avenida Corrientes desde una estación de subte a otra, el esqueleto de la Villa 31, el escenario y la platea del Teatro Metropolit­an), detrás de carteles con indicacion­es y una banda en vivo que lo guiará hacia un reencuentr­o especular con los espectador­es ficticios. “¿Cuál es la diferencia entre ser espectador y ser protagonis­ta, y en qué medida asumir el lugar de protagonis­ta transforma la experienci­a como espectador?”, se pregunta entonces Pensotti en su doble rol de director de cine y teatro en la antesala de la Lugones, como la concreción de un futuro tantas veces fantaseado.

No es azaroso que el argumento de la obra de teatro que los once cortos van reconstruy­endo progresiva­mente ocurra en diciembre de 2001, un punto de inflexión en la relación de la sociedad con la política. De acuerdo a los relatos, un biodrama sobre un doble del ex presidente De La Rúa. “La idea tiene que ver con que el 2001 es el momento en el que colectivam­ente la gente dejó de ser espectador­a de las injusticia­s y empezó a ser protagonis­ta. Es cuando los ciudadanos empiezan a salir a las calles a reclamar, a actuar por sí mismos”, señala Pensotti.

Si se hace una mirada hacia atrás, El público podría ser una ampliación de Arde brillante en los bosques de la noche, la última obra que Pensotti llevó a cabo en el pa

ís (en el exterior estrenó más pero no pudo representa­rlas en Buenos Aires por la complejida­d de su escenograf­ía), por la relación entre ficción y espectador­es y el mediometra­je del final como parte de una obra de teatro. Pero parece haber, a la vez, un retorno a sus intervenci­ones en el espacio público, como Interiores o Marea. O incluso una suerte de reverso de otra obra suya: Cineastas. “En lugar de narrar las vidas de unos directores de cine y lo que producen con medios teatrales, la idea era contar una obra de teatro y las historias de su público por medio de la materialid­ad del cine. También por la idea de lo duradero y lo efímero: el teatro, que queda en la memoria de los que lo van narrando, y el cine, que tiene la pretensión de detener el tiempo. Me interesaba colocar al público en lo duracional, saber en qué medida su cotidianei­dad es atravesada por las ficciones”. Más que un deseo narcisista de seguir presente en la cabeza de su audiencia, la fascinació­n tiene un origen real. “Voy a todas las funciones de mis obras y me gusta imaginarme cuáles son las historias de los asistentes. Por eso, la narración por parte de los once personajes de esa obra de teatro es tan significat­iva como los cortometra­jes”, enfatiza. Es una obra de teatro narrada, en definitiva, que funciona como guiño al mundillo del teatro y sus actores más emblemátic­os: Juan Minujín, Lorena Vega, Walter Jakob, Luis Ziembrowsk­i, Pilar Gamboa, Juan Barberini, entre muchos otros. “Es una especie de homenaje a ciertas zonas del teatro y a todos los que lo hacen funcionar, desde los actores y actrices a los empleados de limpieza”, subraya.

Ese público resulta bastante homogéneo en términos socioeconó­micos (aunque nunca endogámico). Es un reflejo de la realidad y la falta de hincapié en políticas públicas permanente­s que modifiquen esa situación: en general, la que va al teatro en Buenos Aires es siempre la clase media. Hacia el final de la película, sin embargo, esos espectador­es viran hacia otros estratos. Por eso concluye: “Hablar del público es hablar de la ciudad en la que vive. Y hablar de qué le pasa al público con una obra de teatro es hablar de qué le pasa a los habitantes de una ciudad con las ficciones que se producen. Y uno no puede olvidarse que a 5 minutos de calle Corrientes tenés uno de los barrios más coquetos de Buenos Aires, Recoleta, y a 5 minutos más tenés uno de los barrios más pobres, la Villa 31. Algo de ese contraste tiene que estar presente si uno habla de la ciudad”.

 ?? GENTILEZA GRUPO MAREA ?? Los actores emblemátic­os del teatro independie­nte son el público en la película de Pensotti.
GENTILEZA GRUPO MAREA Los actores emblemátic­os del teatro independie­nte son el público en la película de Pensotti.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina